Gran vergüenza militar

El discurso del general Carreño es un verdadero balance de la vergüenza militar por haber traicionado la patria y poner las tropas bajo el mando de los "contratistas y asesores militares estadounidenses" a fin de asaltar nuestra soberanía.

por Gustavo Muñoz Matiz
6 de julio de 2004

Lo que queda de nación colombiana ya se dio cuenta del avance de los Estados Unidos en su posicionamiento hemisférico sobre nuestra patria, lo que queda del país Colombia ya lo comprende y aún no es tarde para reaccionar ante la ofensiva real geopolítica y geoeconómica del Comando Sur de los EU respecto a la importancia de Amerindia...

Lo que queda de pueblo reacciona y resiste, pues los comandantes de las Fuerzas Militares de Colombia se entregaron arrodillados a quienes se autoproclamaron los amos del planeta y serviles les pusieron el tapete con dispositivos estratégicos regionales y sofisticadas operaciones de cirugía económica, política y militar...

Cedieron sus "soles y sus estrellas", sus escudos y cucardas y se pusieron bajo el mando de facto de los generales norteamericanos, a quienes ...se vendieron como Judas, no dieron la batalla ante la guerra biopirata que se cierne sobre nuestros recursos naturales no renovables, para ser explotados con total irresponsabilidad frente al futuro de los pueblos, por las transnacionales, violando nuestro derecho de pueblo, respondiendo a la lógica de dominación tecnológica, a una dinámica de destrucción del medio ambiente, a una estrategia de saqueo y agotamiento intensivo a corto plazo con normas de rentabilidad escandalosamente desiguales pues dan todas, ventajas exorbitantes para un gobierno extranjero...

Pero el general Martín Orlando Carreño se equivocó de la manera más flagrante. Seguramente pensó que le estaba hablando a los ricos oligarcas y a los gordos terratenientes con los que se habitúa a prostituirse en los clubes de oficiales...

Esto sucedió en la cumbre de comandantes de batallones que se celebró en la escuela militar de cadetes José Maria Cordova, donde el traidor se atrevió a decirles a los 272 coroneles y mayores del Ejército: "Lo importante es no desmoralizarse por las circunstancias de la guerra... Ustedes saben que los bandidos nos van a seguir acosando y hay que responderles pero no perder el control".

Tal vez olvida el traidor Carreño que la desmoralización de las tropas está en su punto más bajo, no sólo por saber que en los últimos cinco meses de enero a junio del 2004 sus fusiles han asesinado a mas de 10 mil empobrecidos compatriotas y lo peor es que todos con la "debida obediencia" han tenido que ceñirse al cumplimiento de órdenes impartidas por los asesores militares del emperador Bush.

Olvida el traidor Carroña que un día el Libertador Bolívar gritó "Coronel, salve usted la Patria"...

Las circunstancias de la guerra en esta operación contra los patriotas colombianos, son ya muy claras. Usted le ha entregado mil hombres colombianos a cada uno de los 17 comandantes norteamericanos para que avancen sobre pueblos miserables pero gallardos, pueblos auténticos reafirmados de valores, conscientes de su historia, sus capacidades y su suelo y orgullosos de sus logros y riquezas... a fin de avanzar sobre ellos con el terror invasivo y el pillaje de los Estados Unidos en su política globalizadora neoliberal y neocolonizadora.

Olvida el general Carroña que la desmoralizacion sobreviene cuando el soldado de la Patria se carga tan copiosamente de disculpas hacia los engendros paramilitares como hacia sí mismo saturándose de convertir en méritos y en motivos de orgullo lo que no son más que razones para el remordimiento y la vergüenza.

Cuando usted se atreve a decir: "Ustedes saben que los bandidos nos van a seguir acosando y hay que responderles", queda al desnudo su condicion de "ladrón bufón", pues usted y el pequeño dictador no han respondido a los biopiratas estadounidenses que se vinieron lanza en ristre por el mapa genético de nuestra biodiversidad, de plantas y animales, jugoso y potencial recurso natural de nuestras selvas aún soberanas.

Nunca ni usted ni el sátrapa establecido en la silla de gobierno se han atrevido a levantarse y sacudirse las rodillas frente a la delegada del imperio Regina Vargo para responderle y repudiar ese Tratado de Libre Comercio para América del Norte pero de aplastante esclavitud para Latinoamérica...

(Y ahora no me salga con el calificativo de que quien escribe es un antiamericano visceral. No, señor, tengo la más alta consideración por el pueblo de los Estados Unidos. Pero una cosa es ese pueblo que igual sufre la opresión fascista y policiva de su gobierno y otra cosa bien distinta es nuestro antimperialismo lógico ante la inhumanidad y el aplastamiento a la dignidad de los pueblos del planeta).

Sepa usted, general Carroña, que sus 272 coroneles y mayores del Ejército, por estar al frente de ese teatro del terror agenciado desde el Estado, también están escuchando el clamor profundo de pueblo que se ha manifestado en la rebelión social, en la resistencia, expresada en miles de manifestaciones en todo el territorio, que con firmeza reclaman: "Basta. Que se vayan todos los yanquis". Es un reclamo legítimo, una necesidad urgente, une exigencia, antes de que sea tarde.

"¡Basta ya!", es la voz del pueblo que hoy vive en la marginalidad y lucha por la vida, amenazada por las políticas y el saqueo sin piedad, que con total impunidad realizan las multinacionales. "¡Basta ya!", es el reclamo que hacen a la dignidad de la persona y del pueblo por tierra, trabajo, salud y educación.

Por políticas verdaderamente sociales, frente a un Estado que ha renunciado a sus obligaciones fundamentales de servir al pueblo, para pasarse a traicionar a la Patria entregando como botín de guerra nuestras fuentes de agua, plantas medicinales, variedades exóticas de animales únicos, suelos y las riquezas del subsuelo, dejando a las poblaciones arrasadas y llenando de vergüenza a los soldados que volvieron las armas contra el pueblo: aquellas que otrora le dieron la libertad contra el imperio español, ahora nos humillan ante el imperialismo capitalista.

Sepa usted que las tropas desmoralizadas no tienen necesidad de escucharse para ganarse la confianza, pues esas mismas tropas que usted con extraordinaria bajeza y desvergüenza califica como "máquinas de guerra"... ya saben que está usted triplemente equivocado:

Primero, porque la desmoralización no es un problema psicológico de ausencia de una oreja a quién contarles las angustias. La desmoralizacion se da cuando el soldado de la Patria se da cuenta de que esta guerra es producto de la injusticia social, aquella que concentró la tierra, los medios de producción y la propiedad de la abundancia en muy pocas manos, dejando millones de seres marginados y sin posibilidad.

Segundo, la desmoralizacion de las tropas se da cuando el soldado de la Patria es testigo de la actitud y postura encubridora de sus generales, que se amangualan y perdonan los desmanes del gobierno y quienes, atraidos por las lógicas del poder, proponen desembarcos armados, movimientos aéreos de las brigadas y ametrallamientos rurales a través de supuestas persecuciones en lugares en que los grupos armados opositores evidentemente no se encuentran, creando zozobra, bloqueo económico, amenazas y retenciones por falsos y supuestos contactos armados, justificando sus masacres por informaciones "imprecisas" que siempre vienen dadas por los "contratistas gringos".

Nunca antes hubo tanto descontento. Nunca antes en las tropas de Colombia hubo tanta corrupción, tanta desmoralización y tanto suicidio.

Y tercero, porque usted ya perdió el control. Ya usted no puede más encubrir, tergiversar, mentir, engañar... pues los verdaderos soldados de la Patria no quieren entregarse, estan hartos de decir que sí pudiendo decir que no, están desmoralizados por tener que guardar silencio ante la barbarie de asaltar a poblaciones campesinas e indígenas disminuidas e indefensas, están desmoralizados porque creen haber perdido el valor de rebelarse...

Sepa usted, traidor Carroña, que entre los soldados de la Patria hay a quienes les renace la dignidad con inusitada fortaleza, aquella que procede del verdadero concepto de ser humano y auténtica libertad, aquella fuerza colombiana que sin ambages no dará paso a la vergüenza de tener que izar la bandera del imperio y entregarle a las futuras generaciones los despojos de la Patria.

 
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