El financiamiento bélico
La guerra privatizada

Una operación secreta de reclutamiento norteamericano de mercenarios brasileños --pilotos y combatientes-- está en pleno curso con el fin de luchar contra las FARC y soportar las bajas en Iraq

por Fernando Mundet
Agencia Periodística del Mercosur *

Argentina, 22 de noviembre de 2005

Ilustración de Matiz para Prensa Rural.

Más de 500 combatientes, pilotos y ex militares se alistaron como mercenarios en la última semana en los estados de Sao Paulo, Goiás y Río de Janeiro (Brasil); con el objetivo de actuar en ofensivas bélicas de Wáshington. Las convocatorias secretas se realizan por medio de una empresa con sede en Florida (Estados Unidos) y la ejecución del entrenamiento se encuentra a cargo de agentes de la CIA y militares norteamericanos.

Aviadores militares (oficiales de reserva) y civiles desempleados, que tengan gusto por la aventura y por el dinero, están siendo contratados hasta por 12 mil dólares por misión. El reclutamiento exige referencias, siendo necesario que el candidato sea un conocido del contacto y haya participado en misiones arriesgadas.

Un piloto integrante de las misiones afirmó que su grupo está siendo reclutado para misiones en Colombia y que es, prácticamente, el mismo que operó en Angola. También que las denuncias hecha en cuanto a que aviones mercenarios brasileños estarían combatiendo la guerrilla de Jonas Savimbi junto a las fuerzas armadas angoleñas son verdaderas. Ya que él mismo dijo que en el pasado participó de las operaciones en Angola entre 1992 y 1994, cuando el gobierno socialista del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) trababa una sangrienta guerra armada por África del Sur.

Otro de los alistados manifestó al diario O Globo de Brasil que: "El objetivo de los reclutadores son militares y ex militares brasileños dispuestos a ir a Iraq a cambio de un salario mensual que oscilaría entre 6.600 a 8.000 dólares con la misión de vigilar instalaciones militares en territorio iraquí". En tal medida se puede observar que los adiestramientos no tienen un solo objetivo sino que cubren varias de las ofensivas militares de los Estados Unidos.

La guerra que caracteriza a esta época es un tanto más difusa y sin banderas, ya que existe una relación cada vez más estrecha entre los ejércitos estatales y las empresas multinacionales, donde los ejércitos privados trabajan para ambos. Empresas petroleras como la Halliburton son dueñas de tropas que actúan en operaciones militares; por el contrario existen compañías militares que tienen acciones en empresas privadas como el caso de la minería en países de África.

El mencionado piloto contó también que "el grupo que va a operar en Colombia incluye veteranos de Vietnam, que actuaron también en América Central" (Nicaragua, principalmente, del lado de los "contras", y también El Salvador). El mismo revela que los aviones que serán utilizados en las misiones contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el narcotráfico (C-130 y DC-8) pertenecen a un americano que ejecuta misiones para la CIA y permanecen en hangares localizados en África del Sur. "Por lo que estoy informado son 10 aviones, pero no puedo decir si todos serán utilizados en la operación colombiana". Los despegues en Chile y el ingreso en el espacio aéreo colombiano serán "no-oficiales", es decir, con conocimiento de las autoridades colombianas, pero sin ningún registro.

Uno de los objetivos que llevó a la creación de corporaciones militares privadas consiste en eludir cualquier control democrático. "Si Estados Unidos envía 600 soldados a Colombia, esa decisión debe pasar por el Congreso. Pero si quien envía esos soldados es una empresa privada, a raíz de un contrato firmado por el Pentágono, el parlamento no tiene nada que decir y ni siquiera se entera de lo que está sucediendo", señaló Darío Azzellini, especialista en guerras privadas.

Según expertos, habría tres tipos diferentes de corporaciones militares privadas: las que intervienen directamente en el campo de batalla, las que brindan asesoría militar y capacitación pero no combaten, y finalmente las que sólo ofrecen logística, apoyo técnico y transporte. En Iraq existen los tres tipos y se calcula que hay alrededor de 20 mil hombres para engordar el "ejército invisible" que trabaja para el Pentágono.

En América Latina existen sólo de los dos últimos mencionados por ahora. Pero en este continente todos los programas antinarcóticos están manejados por empresas militares y las estaciones de radares que controla el Comando Sur son controladas también por empleados de empresas privadas. En Colombia han muerto en los últimos años ocho estadounidenses, pero como pertenecen a empresas privadas el Pentágono elude toda responsabilidad.

El aviador reveló que los pilotos que no tienen experiencia con aviones de transporte Hércules C-130 --que serán utilizados en las misiones, llevando hombres, armamentos y suplementos para las fuerzas de combate contra las FARC y el narcotráfico-- reciben un kit que incluye un programa de simulación de vuelo para ese equipamiento. Con el programa, el piloto entrena entre cuatro y seis horas por día. Una vez familiarizados con el avión, los mercenarios viajarán para Chile. Luego, desde una base militar, efectuarán las misiones en Colombia. Antes de embarcar deberán firmar un contrato en el que quedan obligados, en caso de muerte o accidente, a no reclamar indemnizaciones. "El contrato no incluye seguro de vida. Cada uno vuela y combate por su propia cuenta y riesgo. Las familias deberán suscribir un documento comprometiéndose a no efectuar ninguna reivindicación financiera en caso de muerte o accidente y asimismo, a no reclamar el cuerpo del fallecido", afirmó.

Es conveniente destacar que la Convención de Ginebra prohíbe el uso de "personas reclutadas para un conflicto armado por un país distinto del suyo y motivado por la ganancia personal". Pese a ello, Estados Unidos no ha dudado en recurrir a las corporaciones militares privadas constituyéndolo en un sector tan profesional como cualquier otro, protegido por el escudo de las grandes corporaciones y amparado por un vacío legal que nadie parece interesado en subsanar.

En Iraq se estima que puede haber un "contratista" por cada seis o diez soldados y una tercera parte de las funciones del ejército norteamericano está en manos privadas (incluido el mantenimiento y el manejo del Air Force One). El campo de batalla ha quedado reducido a las corporaciones militares privadas. Según analistas internacionales, la administración Bush confía en seguir compartiendo porciones de la tarta bélica con los "contratistas", que no son otros que sus socios de gobierno.

* Fernando Mundet es alumno del seminario curricular de grado "Mercosur, procesos de integración latinoamericana y medios de comunicación", de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Este artículo forma parte de un intercambio de contenidos entre la Agencia Prensa Rural y la Agencia Periodística del Mercosur (Argentina).

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