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La resistencia campesina cacaotera se une al paro nacional agrario de los caficultores previsto para el 25 de febrero
La crisis del cacao: Se acerca el paro nacional de cacaoteros y caficultores
Mesa Nacional Cacaotera / Miércoles 6 de febrero de 2013
 

En razón a la persistencia de la crisis cacaotera, que cada día, se agrava por la caída vertiginosa del precio interno, La Mesa Nacional Cacaotera, comunica a toda la opinión pública que como consecuencia de ésta álgida situación por la que atraviesan más de 40.000 familias cacaoteras de escasos recursos económicos hemos decidido integrarnos al PARO NACIONAL AGRARIO que lidera el gremio cafetero para el próximo 25 de febrero/2013, donde estarán participando todos los demás subsectores que componen el agro colombiano.

La situación que hoy vivimos los cacaocultores ha rebosado todos los límites, el Gobierno Nacional, se ha negado a la implementación de una política pública y no ha querido brindar una solución sostenible, hace 13 meses desde diciembre del año 2011 hemos realizado innumerables actuaciones para superar la crisis del sector, pero desafortunadamente no hemos sido oídos , destacamos que desde hace más 20 años no hemos logrado superar la producción nacional de cacao, ni alcanzar condiciones dignas de vida de las familias que vivimos del cultivo de cacao en Colombia. Hoy estamos frente a la caída en picada del precio del cacao, la imposibilidad de miles de familias cacaoteras de pagar cuantiosos créditos adquiridos con las instituciones financieras, y la pérdida del empleo de otras miles de familias que trabajaban en las fincas productoras de cacao y que hoy por ésta situación están abandonando el campo.

Todos los municipios cacaoteros de Colombia nos uniremos en un solo grito este próximo 25 de febrero/2013 para que nos oigan en las diferentes instancias del Gobierno, exigiéndole al Gobierno Nacional que es necesario su intervención frente a la difícil situación que padecemos. Hoy anunciamos que vamos a salir de nuestras fincas a defender lo nuestro, y pedimos que nos acompañen los ciudadanos del común, los comerciantes, los estudiantes, las amas de casa, los concejales, las administraciones públicas municipales, las organizaciones sociales y no Gubernamentales, las parroquias, las demás organizaciones religiosas, empresarios y trabajadores. Lo estamos haciendo con la mayor tenacidad que nos ha caracterizado como campesinos laboriosos, con los argumentos serios que le hemos planteado al Gobierno Nacional. Este será un paro pacífico, organizado, creativo, sensato y participativo, todos preocupados por la estabilidad del cultivo del cacao y por la forma como se está desmantelando la seguridad agroalimentaria de la región.

Hoy los cacaoteros hemos decidido integrarnos al cese de todas nuestras actividades agrarias y por tal razón manifestamos nuestra voluntad de movilizarnos el próximo 25 de febrero en protesta pacífica, denunciando que el Gobierno Nacional no ha implementado una política comercial coherente, seria y sostenible ni ha atendido nuestras reiteradas peticiones para promover el aseguramiento de un precio interno justo, la protección de más 40.000 familias productoras internas, asegurar el empleo rural de más 400.000 campesinos, la sostenibilidad del cultivo del cacao y lo más importante evitar el desmantelamiento de la soberanía agroalimentaria del país, que se viene afectando seriamente por el descomunal contrabando, las importaciones excesivas e incontroladas de cacao en grano y otros subproductos destacando la cocoa que entran al país con cero arancel, sin pagar aporte parafiscal y condenando que por éstas circunstancias, la situación económica y social de todos los productores de cacao es supremamente difícil por las pérdidas permanentes que estamos afrontando.

Los cacaoteros nos sorprendemos con la amenaza del monopolio industrial de estar bajando los precios, no resistimos la pérdida permanente que debemos soportar, se ha vuelto costumbre todos los meses las desastrosas disminuciones en el precio. Así mismo condenamos cómo las autoridades sanitarias del país (INVIMA) permiten productos sustitutos importados y en otros casos, entran al país de contrabando como es la cocoa, que dejan de utilizar el producto nacional.

Así mismo, hay razones fundamentales que justifican la participación de los cacaocultores en este PARO NACIONAL AGRARIO, por encontramos con un panorama difícil para los cacaoteros colombianos con son los siguientes:

* Altas barreras para la exportación del cacao

* Fuertes trabas burocráticas para proteger los productores internos, se requiere la institución de un PRECIO MINIMO DE GARANTIA.

* Ventaja de los productos foráneos sobre el cacao nacional

* Imposibilidad de pagar la deuda del sector cacaotero con los bancos, por las pérdidas que afronta el sector.

* Entorno económico y social cacaotero con debilidades en vías terciarias, vivienda y Asistencia técnica y problemas sanitarios sin respuesta positiva.

* Altos costos de producción, principalmente por el alto precio de los insumos, Falta de ayuda para la renovación y sostenibilidad de los cultivos.

* Debilidades en la comercialización por el monopolio que ejercen principalmente dos grandes industriales. (Casa Luker y Compañía Nacional de Chocolates – Nutresa).

* Un gremio mal representado por una federación con bajos niveles de credibilidad y salpicada por acciones de corrupción, tal como lo denunció la Contraloría General de la República al encontrar más de 80 hallazgos

* Las políticas neoliberales han destruido la capacidad de que Colombia pueda de alimentarse por sí mismo.

* Amenazas de la minería en zonas cacaoteras.

RESISTENCIA CAMPESINA CACAOTERA

Nunca antes habíamos estado tan conscientes de la riesgosa situación en que nos coloca la globalización, como en el tiempo que vivimos los cacaoteros. El capital, su modelo neoliberal y los gobiernos que lo impulsan, han avanzado peligrosamente en el agro para exterminar a los campesinos, sus formas de vida, su cultura, para apropiarse de sus recursos naturales teniendo como único fin la ganancia.

Sin embargo, millones de campesinos en Colombia y especialmente en San Vicente y en todo Santander seguimos dispuestos a sobrevivir. Sabemos que nuestra única alternativa es la resistencia, y sólo en la medida en que estemos organizados y juntemos nuestras protestas en esta región, en el interior del país y con otros campesinos y otros sectores agrícolas y ganaderos que enfrentan los mismos problemas, podremos avanzar hacia la defensa de un ingreso remunerativo por la venta de nuestros productos, de la tierra, el agua, los recursos naturales, los bosques, las semillas.

Una lucha de especial relevancia y que tiene que ver con el tema que hoy nos ocupa es la defensa del cacao, de los riesgos que representa la creciente importación masiva de cacao y todos sus subproductos, el permisivo contrabando, la utilización de la cocoa, así como la utilización de clones foráneos, que puede llevar a la desaparición de variedades criollas de cacao que hemos producido durante cientos de años. Pero sobre todo, esta lucha se relaciona directamente con el derecho que tenemos los campesinos a producir los alimentos que se consumen en el país y a obtener un precio justo y remunerativo por la venta de los mismos.

Como ningún otro cultivo, el cacao tiene un significado particular para los Chucureños y Santandereanos. Alimento básico, es esencia y parte fundamental en la vida de muchísimas comunidades campesinas colombianas. Por eso decimos que la defensa del cacao es prioritaria toda VEZ QUE ES UN CULTIVO DE PAZ.

Desde hace varios años, miles de toneladas de CACAO y todos sus subproductos, son traídos de Estados Unidos, Ecuador, China y de otras partes del mundo, inundan nuestro país, desplazando el cacao nuestro que producen los campesinos colombianos, lo cual no sólo rompe con una forma de vida, sino que los empobrece de manera extrema ante una competencia desleal por la baja des mesurable de los precios internos.

Nuestros gobiernos, arrimados solamente a las supuestas bondades del libre comercio, nunca han reparado en los miles de campesinos dedicados al cultivo del cacao, ni en las relaciones sociales y culturales que hay alrededor de esta planta, en el conocimiento acumulado, en los miles de empleos que genera, en su historia; ni en los miles que han abandonado el campo para irse, paradójicamente, a las ciudades y a otros países a trabajar el agro con bajísimos salarios; tampoco han tenido la mínima intención de apoyar la producción local de alimentos y la protección de los productores que permita avanzar hacia la soberanía alimentaria del país, ni mucho menos atender esta crisis que a provocado una vergonzosa pobreza en el campo.

Con las masivas importaciones de cacao, la industria nacional ha llenado sus bodegas y por consiguiente los precios pagados a los campesinos chucureños se han desplomado y el mercado nacional se ha visto inundado de cacao barato fuertemente subsidiado. Esta crisis del cacao se remonta, sin embargo, a antes de que se firmara el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos de América, ya que el problema comenzó con la pobre gestión y el menguado paquete tecnológico ofrecido por Fedecacao, complementado por parte del gobierno colombiano con las exiguas políticas que ofrece al campo para garantizar algún apoyo al sector agropecuario.

La firma de los Tratados de Libre Comercio y todas las demás acciones denominadas globalización del comercio y las economías simplemente aceleró la eliminación de aranceles, cuotas y apoyos directos. En menos de 3 años, de 2010, 2011 y 2012, las importaciones de cacao en Colombia provenientes de Estados Unidos, ecuador, China casi se triplicaron, pasando de 38 millones de dólares anuales a cerca de 90 millones de dólares.

La trampa del libre comercio son los precios bajos supuestamente resultado de la competencia económica, las excesivas importaciones baratas, el contrabando permisivo por el estado, pero nada más lejos de la realidad. Lo que mantiene el precio del CACAO en niveles tan bajos es la política agrícola de Estados Unidos, cuya expresión más reciente es la Ley Agrícola 2002, la cual otorga un apoyo en subsidios significativo a los productores agrícolas de ese país del norte.

Los gobiernos colombianos, no sólo el de la actual administración del presidente Santos, sino todos los anteriores desde la década de los 80, han aplicado puntualmente el modelo neoliberal que les han dictado los bancos multilaterales y el gobierno de Estado Unidos. Para ellos, no existen las voces de descontento y de clamor de los campesinos ni de otros sectores que han resultado empobrecidos con la firma de los tratados de libre comercio, sólo existe el propósito de mantener “finanzas sanas”. Y recitar airadamente que el país está creciendo porque el componente minero energético está avanzando a costa de la desindustrialización del páis y a la disminución del sector agrícola.

El seguir el modelo de libre mercado a “rajatabla”, ha significado incluso violar nuestras propias leyes, como la Ley de Desarrollo Rural, las disposiciones sobre protección a la producción nacional, en donde se considera producto básico y estratégico al cacao, pero que en los hechos reales no se apoya la producción nacional dando preferencia a las importaciones de otros países.

De lo que sí tenemos conocimiento, es que la contaminación y los problemas de salud generados por la utilización de la Cocoa, ya están en nuestras regiones, ya es una realidad, y eso nos coloca en una situación muy vulnerable. Estamos en la antesala de la desaparición de más de 200 años de historia de este cultivo y de la destrucción de culturas que se han construido alrededor del cacao, y sólo para el beneficio de las grandes empresas transnacionales, que no sólo obtendrán ganancias económicas, sino impondrán una nueva cultura sustentada en el consumo, el individualismo y el monetarismo.

Para comprender mejor, es importante entender el panorama mundial del cacao, aproximadamente, el 90% de la producción mundial es cultivado por pequeños propietarios poco organizados y con infraestructuras precarias, que recurren a intermediarios para vender sus cosechas. Además, el mercado es muy concentrado con pocos compradores (traders), que venden el cacao en grano a una industria de transformación igualmente concentrada. Solamente 4 traders acaparan más del 50% del mercado mundial, los cuales son Archer Daniels Midland, Cargill, Barry Callebaut y Nestlé. Mientras la manufactura se concentra en seis corporaciones de Europa y de Estados Unidos que acumulan aproximadamente 80% del mercado de la manufactura. Asimismo las ventas para consumo final se concentra en: Mars, Nestlé, Cadbury Schweppes, Hershey, Ferrero y Kraft (Altria). Y algo muy similar ocurre en Colombia donde 2 compañías controlan la comercialización y la transformación de cerca del 90% de la producción nacional cacaotera.

La resistencia Frente a toda esta ofensiva neoliberal y de riesgo por la desaparición del cultivo del cacao, las reacciones campesinas se expresan de diferentes maneras. Ante la imposición de políticas gubernamentales para avanzar con la locomotora minera y por otra parte, desmantelar el esquema de apoyos y subsidios al cultivo del cacao en Colombia, y de importar grandes cantidades de cacao de Ecuador, Perú, Estados Unidos y la china, la respuesta de los campesinos chucureños es seguir produciendo cacao, como una forma de resistencia silenciosa que los tecnócratas no acaban de comprender. Si los precios del cacao se redujeron drásticamente en el mercado interno, se preguntan los seguidores del neoliberalismo, cómo es que los campesinos no dejan de sembrarlo?. Tal vez para ellos sea demasiado complejo comprender lo que este cultivo significa para los chucureños, Pero en un plano de acciones organizadas, también los pueblos, las comunidades y las organizaciones campesinas, al igual que las organizaciones de la sociedad civil, el ciudadano del común, comenzaron a emprender acciones: en principio de información y análisis, concentraciones de productores, marchas y cartas de protesta, foros diversos y muchos talleres regionales y nacionales. Han sido numerosos los foros que se han organizado y ahí hemos convergido no sólo campesinos, sino también investigadores, políticos y académicos, organizaciones no gubernamentales, y muchas otras personas preocupadas por esta problemática, tanto de San Vicente como de otras regiones del país, terminando en importantes debates, como fue el que se llevó a cabo en la Asamblea de Santander, en la Cámara de representantes y en el Senado de la República.

En esos espacios hemos discutido y analizado las diferentes perspectivas del problema, hemos construido propuestas de acción y especialmente han servido estos foros como plataforma para difundir entre los chucureños un problema que tarde o temprano, si no hacemos algo, afectará a todos.

Construir espacios campesinos para el debate, la propuesta y la confrontación de ideas y opinión de nuestra visión de desarrollo y sostenibilidad del cacao es una tarea que nos hemos dado como necesidad para lograr la representación que amerita nuestro proceso de organización y lucha campesina en el transcurso de los años.

La mesa Nacional Cacaotera, de la mano con el movimiento campesino ha reaccionado a esta tendencia neoliberal de diferentes maneras, con movilizaciones, con propuestas, exigiendo que el campo sea una prioridad nacional en la política económica. A partir de que conocimos en diciembre de 2011 que existía evidencia de la disminución drástica del precio interno del cacao en los departamentos de Santander, Tolima, Huila, Arauca, Los Llanos, la defensa del cacao ha estado presente como una demanda prioritaria en las movilizaciones campesinas más importantes de los últimos años. El Campo No Aguanta Más, entre sus propuestas para salvar al campo colombiano, exigió el freno a la competencia desleal de las importaciones agropecuarias derivada de la entrada en vigor de estos tratados.

Este año 2013 será un año crucial para el campo colombiano. No se vislumbra para este año un buen escenario, Creemos que sólo la movilización campesina podrá revertir un buen precio para el cacao así mismo generando una resistencia de no vender la cosecha por unos días mostramos nuestro inconformismo por el precio injusto que nos están reconociendo por el cacao, Pero debe ser una resistencia campesina seria y responsable que evada las triquiñuelas del gobierno, la industria y que no vuelva a caer en el juego de Acuerdos propuestos por el Ministerio en los que se comprometió en torno al establecimiento de un precio mínimo de garantía, y que a la fecha no se han cumplido. Los cacaocultores con esperanza de paz, toman esta determinación como una forma de lucha, reconociendo que esta resistencia de no vender el grano de cacao al irrisorio precio que ofrece la industria, demanda mucho sacrificio, por que tiene que ver con la resistencia al hambre, a la enfermedad, al sufrimiento y a la desesperanza, pero todo este trabajo lo hacen con proyección hacia el futuro.

Será difícil reactivar el sector cacaotero mientras no existan políticas públicas que aseguren un fomento real a la producción nacional, en un marco de soberanía alimentaria y en un impulso real de la economía de los pequeños productores. Además es importante que la demanda campesina siga insistiendo en la sostenibilidad del cultivo del cacao, condenando las excesivas importaciones, el campeante contrabando y la utilización de la cocoa para la elaboración de chocolates de mesa. No debemos ceder.

Este panorama que observamos no está lejos de los últimos estudios económicos que sobre la situación colombiana ha presentado el PNUD, donde las naciones unidas manifiestan que el campesinado colombiano presenta déficit de ciudadanía como consecuencia de la falta políticas públicas para el desarrollo rural que históricamente, le han negado el acceso a derechos básicos y reconocimiento social. Así mismo llama la atención la desindustrialización del país y por otro lado el crecimiento de la locomotora minera.

Hoy toda la comunidad cacaocultora de este país, viene sufriendo en carne propia el problema de la crisis cacaotera, resaltamos como las innumerables solicitudes y propuestas presentadas al Gobierno nacional no han sido tenidas en cuenta y en la mayoría de los casos los acuerdos han sido saboteados, boicoteados, aplazadas y solo vemos el éxodo de campesinos que abandonan sus parcelas por que las perdidas permanentes son imposibles aguantarlas. Sumado a esta degradación pública, los problemas de infraestructura que tiene la región, generan necesidades insatisfechas por encima del 70%, donde además imposibilitan desarrollar con éxito una estrategia de producción y una justa comercialización-

EL COMERCIO INJUSTO DE CACAO

Es importante profundizar sobre el comercio de cacao, cuestión fundamental para entender que pasa entre el cacao y el chocolate. Como pasa con muchos otros productos alimenticios dedicados a la exportación, el Sur produce y el Norte consume.

Este es el consumo registrado de cacao:

Unión Europea 867.000 toneladas

Europa (excepto la U.E) 240.000 toneladas

Norteamerica 643.000 toneladas

Asia y Oceanía 244.000 toneladas

Africa 23.000 toneladas

Fuente: Intermón

Consumo de chocolate por países:

PAIS POR HABITANTE/AÑO

SUIZA 14.4

REINO UNIDO 14.0

DINAMARCA 13.4

NORUEGA 12.7

ALEMANIA 12.6

IRLANDA 12.5

Fuente: Intermón

Exceptuando Brasil, que consume la quinta parte del cacao que produce, el consumo interno es muy bajo en los demás países productores. La mayor parte del cacao se exporta en grano, su transformación en el Sur sólo juega un papel en Brasil y Costa de Marfil.

¿Por qué los países productores de cacao exportan los granos de cacao o productos con un bajo nivel de transformación?

Los países productores son pobres, a menudo faltan medios técnicos y conocimientos suficientes para poder elaborar productos derivados del cacao con un alto grado de transformación. Además los países industrializados para proteger su industria, imponen impuestos muy altos para las importaciones de productos manufacturados.

Un mal reparto de la tableta de chocolate

El cacao se produce en los trópicos y el chocolate en la zona temperada del Planeta. Uno podría esperar que los beneficios se repartieran más o menos equitativamente entre los productores de las materias primas (cacao y azúcar) y la industria chocolatera. La realidad es bien distinta. Cuando compramos una tableta de chocolate, sólo el 5% de lo que hemos gastado va a los productores de cacao y aún menos a los de la caña de azúcar. Casi todos los beneficios son para los intermediarios, empresas chocolateras y de distribución.

Chocolatinas mal repartidas

Los beneficios de la venta de chocolate se distribuyen de la siguiente manera:

70% industria chocolatera y distribuidores

25% intermediarios y

5% productores.

Es importante hablar de los procesos de transformación del chocolate. En cada uno de ellos se puede ver la mano de las grandes empresas del sector chocolatero. De hecho tres de las cuatro fases están bajo el control de grandes multinacionales del sector alimentario, con capital del Norte.

1. Productores de cacao. Los campesinos que trabajan el cultivo del cacao suelen vender las semillas de cacao a intermediarios locales, los cuales las venden a su vez, a las dos grandes industrias nacionales (Compañía Nacional de chocolates y Casa Luker), quienes son los únicos que la ponen en el comercio internacional. (comercializan EL 90% DEL CACAO QUE PRODUCE EL PAIS).

3. Comercio de semillas. Como pasa con el café, una parte son adquiridas directamente por las grandes sociedades alimentarias del país que lo elaboran hasta al obtención de masa de cacao, chocolate de taza y dulces. La Nestlé por ejemplo compra el 10% de todas las semillas producidas. A pesar de esto, la mayor parte de las semillas son comercializadas por seis multinacionales que actúan como intermediarias. Su capacidad para comprar y almacenar semillas de cacao las hace peligrosas ya que pueden especular en el mercado y desestabilizar más la producción de cacao.

4. Transformación de las semillas. Las mismas multinacionales comerciales que controlaban la segunda fase vuelven a aparecer aquí. Aún así, la empresa líder en la producción de pasta de cacao y cacao en polvo es otra: WR Grace.

5. Producción de chocolate: Las grandes sociedades alimentarias son las que dominan este mercado. En Europa 5 multinacionales se llevan el 70% del mercado (entre ellas destacamos Nestlé y Suchard) mientras en Estados Unidos son dos corporaciones industriales las que se llevan el 75% del mercado (Mars y Hershey).

Las personas de los países tropicales que se dedican a los productos de exportación suelen tener dificultades económicas importantes más después de la caída continuada de los precios en el mercado internacional a partir de la década de los 80. No pasa lo mismo con los directivos de las grandes multinacionales...

Si queremos saber como es posible que los bombones sean tan caros cuando los productores de su principal materia prima apenas pueden sobrevivir, tendremos que ir a hablar con las grandes empresas chocolateras, como la Nestlé, Suchard, Mars, etc. ¿No creen?

La trampa del comercio internacional

En teoría cuando un país empobrecido acude al comercio internacional para ofertar sus recursos, se podría pensar que su situación económica mejora. El comercio supone ventas, y éstas a su vez conllevan trabajo y beneficios. De este modo, el consumidor del norte cuando compra un producto del sur (ropa, café, plátanos, piña, cacao, aparatos electrónicos, etc.) estaría colaborando a la mejora de las condiciones de vida de sus habitantes. La realidad es completamente distinta.

En la actualidad, el comercio internacional favorece sólo a los grandes poderosos de tal manera que los beneficios de nuestro consumo van directamente a las multinacionales. Por poner sólo un ejemplo, cada vez que compramos una tableta de chocolate, debemos saber que somos participes involuntarios de un injusto intercambio comercial que:

• explota a las personas que trabajan el cultivo del cacao

• sustrae tierra a la producción de alimentos para la población en favor de los cultivos para la exportación

• degrada el medio ambiente (caso de las grandes plantaciones)
Para luchar contra este sistema injusto os remitimos al próximo capítulo pero antes prestarle atención al siguiente apartado.

La amenaza de los sucedáneos de cacao

Los países tropicales cuya economía depende de la exportación de cacao han visto peligrar aún más sus ingresos desde que se ha abierto la posibilidad de sustituir la manteca de cacao por grasas vegetales.

Durante el año 1996, la Unión Europea, la mayor consumidora de chocolate del mundo, ha autorizado la inclusión de hasta un 5% de grasas vegetales en la fabricación del chocolate. Hasta entonces, sólo estaba autorizado el uso de manteca de cacao excepto en algunos países europeos (Reino Unido, Irlanda, Dinamarca, Suecia, Austria y Finlandia).

Los sucedáneos del cacao suelen ser más baratos que la manteca de cacao ya que son grasas vegetales provenientes de excedentes agrícolas. De hecho es un fenómeno muy similar al de los edulcorantes a base de cereales y el azúcar de caña (ver capítulo 5).

Si al final se suprime “la norma de pureza”, ¿quiénes saldrán beneficiados y quien saldrán perjudicados?