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Las contradicciones en el seno de la izquierda colombiana
Después del incidente de la filtración a Uribe Vélez, de las coordenadas militares donde se encontraba el comandante Pablo Catatumbo, no hay duda de que JM Santos tiene al provocador ministro de guerra Pinzón en ese puestico, porque es el único que le puede evitar un golpe militar instigado por AUV
Alberto Pinzón Sánchez / Jueves 25 de abril de 2013
 

Quien desde la llamada izquierda colombiana se oponga a una Constituyente que refrende los acuerdos alcanzados en la Habana y las Farc-EP y los demás acuerdos alcanzados con el ELN y el EPL para finalizar el histórico conflicto social armado de Colombia, pues sencillamente no ha comprendido el “ABC” de la Solución Política; pues una es parte integrante e inseparable de la otra.

¿Cómo se va a reconciliar el Estado colombiano con sus ciudadanos, si no es desmontando las dos patas que soportan el conflicto interno? Una, la estructura de la tenencia de la tierra y dos, la máquina del terror del Estado.

Pero además, si para oponerse a ella, argumenta que las elecciones para elegir a los constituyentes pueden ser ganadas por AUV y sus 7 enanitos, pues no ha hecho un análisis concreto de la situación concreta actual en perspectiva. No ha entendido el novedoso momento político que se está viviendo en Colombia a partir del auge de la movilización social unitaria y organizada desde la base popular cada vez más politizada y consiente, organizando múltiples procesos constituyentes locales y regionales y pidiendo paz con justicia social democracia y soberanía, es decir que por su tradicional ceguera electorera desconfía profundamente de la gente del común en su marcha irreversible hacia la segunda independencia.

Es precisamente el torrente unitario movilizado en calles y carreteras de Colombia, exigiendo paz con justicia social y soberanía, lo que ha hecho aflorar las contradicciones larvadas durante tantos años en el seno del bloque de Poder Dominante, y que a partir del “Bogotazo por la paz”, del nueve de abril pasado, le han abierto a la gente del común un panorama totalmente nuevo e inédito, que de saberse utilizar para continuar avanzando, puede conducir a una situación insospechada como por ejemplo, un masivo y contundente Paro Cívico Nacional, el que no es posible visualizar con la tradicional inercia de los cálculos electoreros. “La única arma efectiva contra la guerra es la huelga”, decía el escritor y periodista italiano Curzio Malaparte.

Este aspecto del abandono de la lucha de masas en beneficio de las próximas elecciones que hay que estar preparando constantemente, es más serio y tiene más implicaciones de lo que se cree y no es lo único que separa a la llamada “izquierda colombiana”. También nos separa su concepción maoísta de la contradicción (ya superada en el resto del mundo) que solo ve en blanco y negro la unidad y lucha de los dos contrarios, sin analizar sus complejas relaciones, interacciones e intermediaciones, es decir, el proceso complejo de cómo se unen y luchan estos contrarios:

Claro que Uribe Vélez, es el representante epónimo del latifundio ganadero pre-moderno y violento. Que Pastrana representa a los corruptos beneficiados con los millonarios negocios, (en dólares) de la guerra geoestratégica del Plan Colombia: (Araujo, Banpacífico, Dragacol, ect). Que el fanático religioso Ordoñez representa los intereses nacionales y trasnacionales de los jerarcas de negro del Opus Dei y de Tradición Familia y Propiedad. Que JM Santos representa los negocios financieros de la oligarquía santafereña en su más aquilatada expresión y que además, todos juntos están unidos en torno al credo superior del Neoliberalismo.

Pero también es cierto que, no solo por asuntos económicos sino por el proceso de paz de la Habana y la movilización popular, han entrado en lucha abierta e irreconciliable. Ya no es por debajo de la mesa, soterrada e hipócrita, como venía sucediendo desde el pacto de Sitges firmado entre Laureano Gómez y Alberto Lleras. Pacto en las alturas que (entre otras cosas) hoy es imposible volver a repetir.

Pero hay más: La concepción del conflicto interno colombiano ha trazado una cicatriz mental en sus cerebros. Mientras JM Santos reconoce con objetividad que” existe desde hace muchísimo un conflicto interno que se debe resolver políticamente” y así sea simbólicamente, desde el frente de la embajada de los EEUU en Bogotá apoya el “Bogotazo por la paz”; Uribe Vélez y los demás, cegados por su anticomunismo pro-gringo, insisten tozudamente en negarlo, argumentando que en Colombia hay una amenaza terrorista -comunista contra la democracia, que hay que derrotar militarmente.

Y después del incidente de la filtración a Uribe Vélez, de las coordenadas militares donde se encontraba el comandante Pablo Catatumbo, no hay duda de que JM Santos tiene al provocador ministro de guerra Pinzón en ese puestico, porque es el único que le puede evitar un golpe militar instigado por AUV y sus 7 enanitos.

Así pues que, no es el asunto teórico del rechazo al neoliberalismo (implementado desde hace más de 40 años por la oligarquía colombiana y en lo cual no hay dentro de la izquierda diferencias sustanciales) lo que nos separa. Es la incomprensión de la salida política, de la cual forma parte inseparable la Constituyente. El “electorerismo miope” en remplazo de la lucha de masas y la desconfianza en ellas, hacedoras de la historia junto con la distorsión maoísta del análisis concreto de la situación concreta actual en clave estratégica, tan recomendado por Lenin, lo que está por resolverse en la praxis. Es decir en veremos.

La lucha contra el neoliberalismo trasnacional no puede convertirse en un muro metafísico que nos impida por el momento avanzar hacia la paz con justicia social y democracia con quienes quieran marchar en ese sentido, como lo acaba de decir la máxima autoridad del Polo Democrático en el foro de la Universidad Nacional. Estaríamos cayendo en el otro extremo del idealismo trotskista: Si las FARC –EP no tiene un programa obrero y socialista, no son revolucionarias, ni nada.

Post Scriptum: La adivinanza de la valla de Facho Santos tiene una respuesta real: Quien ha matado más policías es el régimen oligárquico colombiano, que convirtió a la Policía Nacional en un destacamento contraguerrillero, quitándolo del ministerio del Interior (donde debe estar) para enviar esos colombianos rasos a matar a sus hermanos de clase y a morir sin pena ni gloria en las selvas colombianas. Pero no solo ha enviado esta guardia pretoriana comandada por Santoyo, el Papero y otros fantoches rateros con charreteras, sino a soldados rasos comandados por el general Rito Alejo y los tantos otros héroes condecorados, paracos y cobardes que siguen en la impunidad. Ojo Fachito, que las víctimas son consecuencia. La causa eficiente (para que me entienda) es el Terror del Estado