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Proteger a nuestros periodistas para vencer el horror
Julio Pulido / Domingo 28 de julio de 2013
 

Ser periodista en Colombia se cataloga como un acto de heroísmo, aún más cuando estos periodistas hacen parte de los llamados medios de comunicación alternativa. Diversos y hasta ridículos son los casos de agresión a comunicadores por parte de la fuerza pública, ¡sí! aunque para algunos personajes sea sorprendente, la mayor agresión a periodistas alternativos provienen de fuerzas estatales y paraestatales.

En solo un mes y en un solo lugar –Tibú- se han presentado tres casos graves de agresión a periodistas alternativos:

- El 20 de junio la sentencia para periodistas de Marcha Patriótica y Prensa Rural que grababan la presencia de personas vestidas de civil, sin identificación visible, pero con escudo de la policía y cámaras en mano, fue: “¡si sigue grabando le rompemos las patas!” Ver.

- El 18 de julio el turno fue para Verónica Luna de Agencia Prensa Rural a quien luego de ser golpeada le destruyeron la cámara y celular que portaba Ver.

- Ayer 27 de junio Fred Núñez del Colectivo Brecha fue herido de gravedad por contusión en la cabeza Ver.

Varios periodistas que se encontraban en el lugar conocido como “La Uno”, donde se presentaban choques entre el ESMAD y campesinos que hoy completan 48 días de paro, denunciaron que desde el inicio de los enfrentamientos varios agentes del ESMAD gritaban y señalaban condenando la presencia de periodistas en el sector. Tal como lo denuncia el mismo Fred Núñez, antes de caer inconsciente, una granada de aturdimiento le había sido lanzada en señal de intimidación.

Son casos graves que deben ser denunciados ante organismos internacionales, no puede tolerarse este tipo de agresiones a personas que cumplen con el objetivo de informar y comunicar. Tener un carnet de prensa distinto a RCN, CARACOL o cualquier medio masivo no puede ser una patente de agresión.

Los llamados medios alternativos encarnan un tejido comunicativo inmenso en el país, su trabajo visibiliza hacia la opinión publica sucesos que son censurados en las cadenas noticiosas nacionales pero que son fundamentales para una sociedad que se llena a gritos con la ajena idea de ser democrática.

En diciembre del año pasado más de 20 colectivos de comunicación reunidos en la Alianza de Medios y Periodistas por la Paz (ver) suscribieron una carta dirigida a Juan Manuel Santos (Presidente de Colombia), Timoleón Jiménez (Comandante en Jefe de las FARC-EP) y Nicolás Rodríguez Bautista (Comandante en jefe del Comando central del ELN) donde piden abrir la discusión sobre la necesaria apertura de la agenda informativa para incentivar una comunicación que no se limite a servir de altavoz de las declaraciones emitidas por quienes son status quo. Ser alternativo es precisamente eso: no ser los pregoneros de lo establecido, de lo pactado en salas de editoriales cooptados por poderes gubernamentales. Ser alternativo es la mejor forma de sinceridad periodística.

Debemos preguntarnos: si no hubiera sido por la presencia activa de diversos colectivos de comunicación alternativa ¿Qué tanto conoceríamos de situaciones como la del Catatumbo?

El debate esta abierto y debe ser asumido. El periodismo en palabras del maestro Tomás Eloy Martínez es la profesión más arriesgada y más apasionante del mundo. Pero el riesgo y la pasión no pueden quitarnos la vida. Colombia debe proteger a sus periodistas, alternativos o no, si quiere vencer el horror.