Agencia Prensa Rural
Mapa del sitio
Suscríbete a servicioprensarural

Desmanes en Soacha: el problema es social
Agencia Prensa Rural / Viernes 30 de agosto de 2013
 

Soacha (Cundinamarca) fue uno de los tantos puntos de confrontación entre la Fuerza Pública y los manifestantes el jueves 29 agosto. En las primeras horas de la mañana se podía ver una gran masa de personas tratando de tomar transporte público para dirigirse a sus lugares de trabajo o de estudio, pero al no poder hacerlo se desplazaban, algunos a pie hasta las afueras del municipio y otros tantos en camiones, motocicletas, camionetas y hasta vehículos de tracción animal improvisados para llevar pasajeros.

Los transportadores habían salido, por segunda vez, a protestar porque la Administración municipal sigue sin cumplir los acuerdos firmados en varias oportunidades, afectando a miles de familias que viven de esta labor.

Horas más tarde el municipio vivía una verdadera batalla campal. Los manifestantes eran pocos y muchos los jóvenes y niños que allí participaban. La presencia del Esmad y de la Policía Nacional aumentó, sirviendo los escombros de las obras que se realizan en el sector frente al centro comercial Unisur para “defenderse”. Mientras tanto cientos de personas corrían para refugiarse de la lluvia de piedras y gases lacrimógenos.

Los habitantes del municipio estaban alarmados por la magnitud de los hechos. No se dieron a esperar helicópteros que lanzaban gases lacrimógenos desde el aire. La Fuerza Pública desplegaba toda su capacidad para reprimir los disturbios sin distinción alguna. Muchas personas fueron heridas y atropelladas por el abuso desmedido del Esmad. Los sindicatos, los estudiantes de la Universidad de Cundinamarca y de la Uniminuto, los transportadores y todos aquellos ciudadanos que estaban manifestando su apoyo al paro nacional agrario y popular se vieron obligados a retirarse por la falta de garantías a la protesta social.

De allí en adelante el municipio quedó a manos del vandalismo contra bienes públicos y privados, y el saqueo de locales comerciales e incluso de hogares. Los medios de comunicación y las autoridades, en gran parte, hicieron creer a la opinión pública que estos desmanes estaban relacionados con el paro nacional. Por su parte, la Administración municipal decretó para el 30 y 31 de agosto toque de queda y ley seca.

Estos hechos son el resultado de la crisis social y económica por la que atraviesa este municipio, uno de los que más acoge población desplazada, personas que entran a engrosar el cinturón de exclusión y miseria, donde cunden el desempleo y la marginalidad.

En el sector de los altos de Cazuca, por ejemplo, no cuentan con servicios públicos, ni una infraestructura adecuada en sus viviendas, hay escasez en los servicios de salud, presencia de grupos paramilitares y tráfico de estupefacientes. No solo en este lugar se viven estas condiciones: hay muchos barrios en la misma situación.

Esta delincuencia desde hace años ha estado actuando contra las organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos de Soacha y el sur de Bogotá, dejando como resultado lideres asesinados, amenazas constantes, desapariciones forzadas y hasta ejecuciones extrajudiciales.

Hasta que no haya una verdadera inversión social y se tengan en cuenta todos los sectores sociales marginados y olvidados por el Gobierno no pararán las manifestaciones de descontento ni tampoco la crisis que produce este drama.