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Periodistas tarifados
Hernán Camacho / Jueves 26 de septiembre de 2013
 

La radio vespertina lo insinuó, los ilustrados analistas lo sazonaron y el boletín informativo del medio día lo ratificó: la insurgencia armada es parte de Marcha Patriótica. Así se hace una noticia en la “gran prensa” nacional. No hay que ser el gurú de las comunicaciones o pretender ser el rígido observador mediático para sustraer el desequilibro informativo preponderante en la prensa nacional frente a la movilización social y la inconformidad nacional. No. Solamente es ser aplicado en las informaciones e ir más allá del simple titular y su respectivo análisis. Cuestionar.

Los contrapunteos o el equilibrio informativo en extensa franja de información colombiana, saturada mezcla insana y ausente de contexto, demuestran que está tomando fuerza la tesis del periodismo utilitario y el periodista útil o pagado. Lo más preocupante, y se deja ver con mayor nitidez; es la mano castrense que se está acostumbrando a dictar la información.

A eso se suscribe el periodismo informativo que hoy tiene secuestrado los principios, los conocimientos y la experticia con los que muchos, esos sí, señores periodistas de verdad se formaron por décadas. El cuestionamiento, el equilibrio de la información, la rigurosa consulta a las fuentes y la necesaria descripción del contexto, están soslayados en los ejercicios informativos apresurados que inundan el día de los colombianos. Prender el radio no es garantía para quedar bien informado.

Hace año y medio, previo al lanzamiento del movimiento social y político Marcha Patriótica, con multitudinarias movilizaciones de las gentes del común con alpargata, poncho y sombrero, muchos colegas fuimos invitados a una rueda de prensa entregada por los voceros de ese naciente movimiento; Justamente para enterarnos en detalle sobre la movilización que bautizó Marcha Patriótica como un sujeto político.

A la cita asistieron tal vez una docena de medios de orden nacional, regional, alternativo y especializado. Compartí asiento con una periodista cuyo nombre y medio no puedo revelar. Ella con notorio interés y luego de escuchar las declaraciones de Andrés Gil y David Flórez, oferentes de la rueda de prensa y voceros de Marcha, me comentó en voz baja: “colega estoy indignada”.

La sorpresiva expresión llamó mi atención y por supuesto le di pista para que aterrizara su razón en mis oídos. “Qué le pasó”, le dije. Y sin prevención alguna la periodista que cubre la fuente Ministerio de Defensa me contó: “Nos llamaron hace dos días de urgencia para el Ministerio, y reunidos todos nos dieron línea”. Ese nos “dieron línea” me lo desmenuzó así: “Mostraron unos tales correos de computadores de las FARC, y nos aseguraron que Marcha Patriótica era el brazo político de la guerrilla”. ¿Sorprende?, no. Ese es un viejo truco de la guerra que encuentra en los medios de comunicación una ventana de batalla.

Lo realmente molesto es la conclusión del relato de mí contertulia: “nos pasaron las noticias redactadas y lista solamente para ponerle la firma”. Desde los escritorios de los batallones se dictan el tipo de noticias, la redacción, de lo que se tiene que hablar y cómo se debe analizar cada uno de los acontecimientos que se enmarquen en el conflicto.

Eso tiene su consecuencia: Una cosa es estar estrechamente ligados a la fuente, porque no hay que ser puritanos, se puede, pero de eso a no controvertirle, negarse a cuestionarle o permitir que sea ella, la fuente, quien haga el trabajo periodístico de elaborar el sagrado oficio, hay mucho trecho. Pero no solo sucede en los periodistas practicantes o sin experiencia fácilmente cooptada “por el poder económico corrupto y mafioso”, decían recientemente la periodista de origen chileno Mónica González; pasa también con los editores, analistas y hasta directores.

No es solo transmitir una información del Ministerio como decía Néstor Morales, director de Blu Radio, cuando Carlos Lozano, vocero de Marcha Patriótica, pero en su condición de director de VOZ, lo confrontó por su ejercicio periodístico utilizando los micrófonos para acusarlo a él y a Marcha de los males del país, causando un efecto grave y delicado. Y ese efecto fue la judicialización de uno de sus dirigentes en el reciente paro agrario, Huber ballesteros. La advertencia pública del ministerio de Defensa, Juan Carlos Pinzón de una arremetida judicial se cumplió.

Un tiempo después de la pública controversia entre los directores, de nuevo se escuchó la afirmación mediante informes noticiosos y las denominadas fuentes militares que “Las FARC infiltraron las movilizaciones campesinas en el sur del país donde los de Marcha Patriótica tienen influencia”. Y se escuchó de nuevo en los micrófonos: “hablan como patos, caminan como patos… ¿son?” Yo me adelanto a contestar: laboratorios de guerra sucia con periodistas tarifados.