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¿Cuál es el futuro de la izquierda en Colombia?
Aída Avella / Sábado 11 de enero de 2014
 

La izquierda en Colombia tiene una tarea colosal. Reconstruir el país para garantizar la paz y la justicia social verdadera a las nuevas generaciones. Volver legítimo un Estado al que la corrupción, la violencia, la asfixia de la participación ciudadana y la apropiación del poder lo han deslegitimado. Un Estado en poder de unas élites negligentes que solo se ha interesado en aumentar su riqueza personal.

La izquierda tiene la obligación de hacer el cambio democrático que necesita Colombia. Debe avanzar hacia evitar la desigualdad que es una epidemia en nuestro país. Se trata de distribuir la riqueza nacional entre los 46 millones de colombianos. Para ello, debe frenar los focos de corrupción, como por ejemplo, la existente en las notarías. Estas deben nacionalizarse y los dineros que en la actualidad van a los bolsillos de los particulares ingresar al presupuesto nacional. Igualmente, el producido de las Cámaras de Comercio que es un negocio pulpo para un grupo de colombianos.

La izquierda tiene que trabajar por una democracia participativa, donde los ciudadanos sean escuchados y cuenten en las decisiones de cada una de las regiones. Esto exige restaurar el derecho inalienable que tiene el pueblo como constituyente primario. Los planes de desarrollo deben ser elaborados teniendo en cuenta las inquietudes de la población.

Las universidades deben tener un papel activo en el estudio, seguimiento y cumplimiento de los planes de desarrollo en cada región de Colombia. Ante la arbitrariedad se debe ampliar el control y el poder ciudadano mediante la elección popular del Procurador General de la Nación, Defensor del Pueblo, Contralor Nacional, Auditor General, personeros departamentales, personeros municipales, veedurías, consejos de planeación territorial, entre otros.

La izquierda debe rescatar la tercera parte del país entregada en concesión a empresarios extranjeros. El oro, el carbón, el coltán, el petróleo, deben dejar al país un producido en trabajo y en ganancias para garantizar el bienestar de todos y en armonía con la protección del medio ambiente. La izquierda rescatará el campo de las manos del latifundio improductivo para democratizar la tierra y garantizar la soberanía alimentaria, brindando soluciones dignas al campesinado.

Como en otras naciones de América Latina, la izquierda colombiana debe prepararse para ser gobierno y contribuir a los procesos de integración regional a favor del multilateralismo y la autodeterminación de los pueblos.

La crisis y la violencia que experimenta Colombia hace décadas puede tener una salida si las fuerzas políticas avanzadas enfrentan las raíces de las desigualdades, las injusticias, las exclusiones, la negación de la democracia y el sacrificio de la soberanía. Desde la izquierda tenemos que consolidar un frente amplio por la soberanía, la democracia y la paz, que realice estas tareas y se convierta en una alternativa de poder real. Las transformaciones hacia un nuevo Estado y un nuevo poder político son posibles elevando la conciencia política del pueblo y construyendo la unidad.

Estas transformaciones estructurales sólo pueden ser orientadas por un gobierno democrático de amplia participación, con la unidad de los movimientos sociales, los partidos políticos, las mujeres y los jóvenes, la academia y los intelectuales, los sin partido, los independientes, los artistas y gestores culturales, las iglesias, los militares patriotas, entre muchos otros y otras, dolientes de un patria herida. Podemos ser gobierno y poder si construimos la unidad con decisión y generosidad. “Podrán cortar la flor, pero nunca la primavera”.