Aunque sea por una vez, el presidente de la república de Colombia, Juan Manuel Santos Calderón, debería decir con franqueza si se compromete a garantizarle a la izquierda la posibilidad de hacer política en todo el territorio nacional, teniendo en cuenta que no es suficiente con la vana e insulsa palabrería, sino que son necesarios hechos reales y concretos, es decir: voluntad política.

Se continúa asesinando en todo el territorio nacional de una forma absolutamente silenciosa ante los medios masivos de comunicación. Son sordos, ciegos y mudos, solo dirigen todo su poder mediático a alienar a la denominada opinión pública en beneficio de los candidatos del establecimiento, de la oligarquía.

Asesinan a un sindicalista en Barranquilla y no dicen nada; asesinan en Bogotá a un artista, (Gerson Martínez) y tampoco pasa nada. Detienen a Francisco Tolosa, toda una personalidad de izquierda y el mutismo es total. Continúa en cautiverio Huber Ballesteros y no pasa nada en los medios de comunicación. Se pudre en la cárcel gringa, el comandante Simón Trinidad y nadie dice nada.

Sin embargo, esa no es la queja solamente que hoy estamos haciendo. Sería interesante que el presidente Santos dijera si el ministro de defensa Juan Carlos Pinzón está por encima de su dominio. Tiene entera libertad para hacer y deshacer, pontificar, señalar y estigmatizar. ¿Qué clase de gobierno es el que tenemos?

La otra cara de la misma moneda sí que es oscura y nauseabunda. Uribe y su patota arman francachelas a lo largo y ancho del país semejantes, a criterio de expertos, de las que armaban Pablo Escobar, El Mejicano, Carlos Leder, etc. Las autoridades también asumen la canción de Shakira: Son “sordas, ciegas y mudas”. Es decir, no perciben la circulación de billetes en cantidades.

Ya lo habíamos dicho: Comunidades indígenas del sur del Tolima señalaron que en navidad recibieron severos mercados y la promesa de que el voto será comprado a un buen precio. A eso súmele, la presencia de paramilitares que se mueven como pez en el agua en las propias narices de los militares y de la policía. Con razón un alto dirigente liberal decía por estos días: “Para ganar hay que meterle plata y harta”.

Este es un Estado mañoso, corrupto e ilegítimo. Se vale de todo para no perder su poder imperial. Sube el precio de la gasolina el 31 de diciembre en medio del fandango de la vieja tradición de navidad y año nuevo y luego sale a justificar lo injustificable. Un periodista de Rcn se empeñó en hacerle creer a su alienada audiencia de que era mejor el alza del salario de Santos, (4%) que el de Nicolás Maduro en la república bolivariana de Venezuela, (10%).

Un coronel de la policía dijo en una reunión de seguimiento electoral en Ibagué, Tolima, que se brindaría todas las garantías a todos los movimientos. Cuando le dijimos que ojalá en esta oportunidad fuera realidad, por cuanto hasta ahora la izquierda colombiana no podía compartir ese entusiasmo y colocamos como ejemplo el terrible genocidio de que fue víctima la Unión Patriótica, UP, su respuesta fue convocar a una reunión urgente a todos los candidatos con el cuento de que era necesario acabar con los auto atentados y las auto amenazas. La pregunta es elemental: ¿Será que 5 mil militantes del Partido Comunista y la UP murieron porque fueron auto amenazado?

El presidente Juan Manuel Santos debe hablar con franqueza y más que decir, hacer todo lo posible para parar el baño de sangre contra la izquierda colombiana que hoy se viene sucediendo en medio del silencio sepulcral de los medios masivos de comunicación. El país nacional necesita hechos y no palabras.