Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño
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Guerra contra quienes nunca hemos empuñado un arma
Las exigencias de los campesinos que salieron al paro tienen su respuesta por parte del gobierno con más militarización y profundización de las políticas nefastas para el campo colombiano
Cahucopana / Lunes 13 de enero de 2014
 
Foto: El Turbión via photopin cc

¿En verdad existen garantías políticas para la oposición en Colombia? ¿Dónde queda la exigencia de nuestros derechos?

Hoy más que nunca vale la pena de nuevo hacernos estas preguntas. El actual panorama no da para más; después de un año donde los logros fueron importantes para el movimiento social y popular, para los campesinos de Colombia que se movilizaron en lo que fue el heroico paro nacional agrario y popular que dejó grandes lecciones para el pueblo y en el que el movimiento político Marcha Patriótica se consolidó a lo largo y ancho de la patria como una alternativa política y de poder popular, espacios en los cuales junto a la Unión Patriótica se vio el renacer de la esperanza y de la vida.

Las multitudinarias movilizaciones por la paz con justicia social que se dieron a comienzos de año 2013 alrededor de los diálogos que se adelantan en La Habana (Cuba), entre la insurgencia de las FARC-EP y el gobierno nacional en cabeza de Humberto de la Calle y su séquito de ex policías, militares y empresarios, a pesar de los diversos contratiempos es un hecho de gran relevancia e importancia para Colombia, demostrando que una de las salidas que se le puede dar al conflicto es mediante el diálogo, en el cual se plasmará la ruta para superar las desigualdades que generaron el conflicto.

En resumidas cuentas, un año bastante convulsionado pero de grandes logros y conquistas para el movimiento social.

Frente a estos hechos la respuesta no ha de faltar, dando paso a la guerra sucia. Nada raro en este Estado “democrático”, dejando claro que mientras dialogan en La Habana en medio del fuego cruzado en Colombia, también le hacen la guerra a los de a pie, los que nunca hemos empuñado un arma sino, con el aporte más valioso y contundente, las ideas más nobles y justas, las cuales crean conciencia y ansias de libertad.

Es precisamente por ello que rechazamos las represalias que se han generado en los últimos dos años y las que recientemente han ido en aumento. No se puede hablar de garantías para la oposición política en Colombia mientras se asesina a todos aquellos que piensen diferente al gobierno de turno. Es el caso de los 26 miembros de la Marcha Patriótica que han sido ultimados bajo diferentes estigmatizaciones que ponen en riesgo la integridad física de compañeros que se esfuerzan a diario por transformar la realidad de este país.

Un aporte para ello son las calumnias que vienen de personajes enemigos de la paz como el ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, los mandos militares y la Procuraduría en cabeza del arbitrario señor Alejandro Ordóñez, arrojando como resultado las detenciones injustas de compañeros como Húbert Ballesteros, quien fue capturado el año pasado en el marco del paro nacional agrario y popular, y la del compañero Francisco “Pacho” Tolosa; ambos sindicados por el supuesto delito de rebelión, a los cuales se les acusa no por haber empuñado un arma sino por sus aportes a los distintos procesos sociales y populares que han emergido, como la Marcha Patriótica.

Ellos son nuestros compañeros, hoy en día prisioneros políticos. Exigimos al gobierno colombiano su libertad inmediata así como la de todos los presos políticos víctimas de montajes judiciales.

Por otro lado, damos inicio al año con amenazas contra organizaciones sociales, defensoras de derechos humanos y de víctimas como las conocidas contra la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos (Credhos), la Asociación Regional de Víctimas de Crímenes de Estado del Magdalena Medio (Asorvimm) y la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC), organizaciones integradas por hombres y mujeres que les toca enfrentar las injusticias de este país luchando por un cambio verdadero.

Pareciera que el panorama se tornara más tenso, al ver que las exigencias de los campesinos que salieron al paro tienen su respuesta por parte del gobierno con más militarización y profundización de las políticas nefastas para el campo colombiano, la venta y subasta de nuestras riquezas al mejor postor o comprador, en pocas palabras: las multinacionales.

En este sentido, el año que comienza será también de grandes movilizaciones, donde la unidad será nuestra consigna para avanzar por las transformaciones que necesita Colombia, prueba de ello será la Cumbre Agraria y Popular próxima a celebrarse. De ella saldrán los lineamientos y arrojarán conclusiones fructíferas de acciones a llevar a cabo para enfrentar la cruda realidad que nos ofrece la oligarquía de Colombia, la cual impone a sangre y fuego.

Exigimos una vez más al Estado colombiano garantías para la oposición política en Colombia, exigimos la libertad inmediata de Húbert Ballesteros y Francisco “Pacho” Toloza y no más falsos positivos judiciales.