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Ahora contra Canal Capital
A servicios y derechos como la educación, la cultura y la televisión pública no se les puede medir con criterios de rentabilidad económica
Hollman Morris / Lunes 14 de abril de 2014
 

¡Hablemos claro! La columna de María Isabel Rueda contra Canal Capital, publicada el 6 de abril en este diario, hay que leerla en el marco de la ofensiva política e ideológica desatada contra la administración de Gustavo Petro. Su animadversión no le deja ver que entre todos los defectos que pueda tener la Bogotá Humana también tiene sus aciertos, y uno de ellos es Canal Capital.

No obstante que la rentabilidad no es el indicador apropiado para evaluar la televisión pública, en estos dos años Canal Capital ha obtenido utilidades por primera vez. Ni el gerente miente, ni hay “maquillaje” ni desgreño en la contabilidad, como insinúa la señora Rueda. Así lo demuestran los informes de las firmas auditoras JAHV McGregor y Kreston RM S.A. y la misma Contraloría Distrital para la vigencia 2012.

La columnista hace una lectura tendenciosa de un informe de la Contraloría Distrital, desconocido hasta ese momento por el Canal, para derivar conclusiones que le permitieran desprestigiar a la entidad. La Contraloría, por su parte, deberá aclarar los cambios de criterios en la valoración de las cifras, ya que hoy cuestiona las cuentas que hasta el año 2012 le parecían razonables.

Las interpretaciones sobre las “pérdidas acumuladas”, que son un argumento tendencioso para descalificar a Canal Capital, bien podrían ser utilizadas en un futuro para decretar la liquidación de la televisión pública del país, como lo advirtieron los gerentes de los canales regionales en un reciente comunicado.

No nos llamemos a engaños: a servicios y derechos como la educación, la cultura y la televisión pública no se les puede medir con criterios de rentabilidad económica. Absurdo sería, por ejemplo, dada su naturaleza, esperar que los estados financieros de los colegios públicos al final del año presenten utilidades. La función de la televisión pública es promover el pluralismo, la diversidad, la construcción de ciudadanía y el fortalecimiento de la democracia, y en Canal Capital les apostamos a la promoción y a la defensa de los derechos humanos y una cultura de paz.

Frente al cumplimiento de nuestro objetivo misional, le recuerdo que la encuesta ‘Bogotá, cómo vamos’, coauspiciada por EL TIEMPO, incluyó por primera vez a Canal Capital en el 2013 y lo incluyó como la cuarta entidad del Distrito en reconocimiento ciudadano. Lo anterior, debido a una parrilla de programación que es –según la Autoridad Nacional de Televisión (ANTV)– 50 por ciento informativa, 35 por ciento educativa y 15 por ciento infantil, y una propuesta que asume temáticas como medioambiente, política internacional, actualidad nacional, derechos humanos y paz, género, diversidad sexual y, sobre todo, una franja para hacer memoria en un país que la desprecia, una propuesta dirigida a convertir a las víctimas en sujetos de derechos.

Por todo eso, Naciones Unidas ha exaltado a Canal Capital como una iniciativa de televisión digna de imitar en el mundo. ¿Esto es lo que la señora Rueda llama “una desviación de la naturaleza de la empresa”? ¿Visibilizar al débil es para ella despilfarrar? ¿Exaltar realidades y sueños de afrocolombianos, indígenas, grupos religiosos, juventudes, mujeres, población LGBTI, personas con disminución auditiva, colectivos audiovisuales, jóvenes hoppers es “despilfarrar en propaganda política”?

El deber de Canal Capital, y la ley se lo señala, es informar y difundir el Plan de Desarrollo de la Bogotá Humana y visibilizar a las nuevas ciudadanías, así no sean del gusto de algunos. Esas son las reales utilidades de la televisión pública.

En lo personal, he trabajado toda mi vida periodística en la defensa de los derechos humanos y por enaltecer la voz de los más débiles y de las víctimas de la barbarie en este país.

La señora Rueda y yo tenemos tradiciones periodísticas muy diferentes.

Hollman Morris

Gerente de Canal Capital

* Tomado de El Tiempo