Agencia Prensa Rural
Mapa del sitio
Suscríbete a servicioprensarural

La Guajira: del paro a la mesa
Colectivo de Prensa Alternativa del Caribe / Martes 9 de septiembre de 2014
 

Concluidas las jornadas de paro cívico realizadas en el departamento de La Guajira el pasado 11 de agosto, los organizadores de la protesta encaran un nuevo desafío: las negociaciones con los representantes del gobierno nacional y autoridades departamentales y municipales. Es el reto más difícil si se tiene en cuenta que en otras regiones como el Catatumbo en circunstancias parecidas lo que ha prevalecido de parte de los delegados gubernamentales ha sido la dilación y el incumplimiento.

El mismo día de la protesta, Aurelio Iragorry en su condición de ministro del interior y a nombre del gobierno nacional emitió una comunicación escrita comprometiéndose a que: “se establecerá una mesa especial de trabajo a más tardar el 25 de agosto de 2014, en donde se evaluará la problemática de esa región para adoptar las medidas que se requiera implementar. En dichas mesas participarán el gobierno nacional, las autoridades locales y los representantes de la protesta”. Es de resaltar que esta declaración fue promulgada al calor de las protestas, único lenguaje que entiende la clase gobernante.

Son múltiples las razones que llevaron al pueblo guajiro a lanzarse a la protesta y hacerse escuchar mediante bloqueos de calles y carreteras. No es cierto que sus padecimientos sean causados únicamente por la prolongada sequía que azota a la región: muchas de las necesidades que exponen las comunidades en sus pliegos de exigencias son de carácter estructural y tienen origen en el abandono estatal y la forma como administraciones municipales y departamentales han dilapidado los recursos provenientes de las regalías y los impuestos que paga la población. Da vergüenza escuchar que las últimas obras importantes en la Guajira fueron realizadas durante la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla.

Asimismo es inaceptable que el gobernador de La Guajira José María Ballesteros, pretenda jugar un papel de mediador entre las comunidades y el gobierno nacional, cuando él hace parte de los sectores políticos y económicos que han llevado al departamento de La Guajira a la crisis estructural en la que se encuentra. El gobernador actual es continuador de los planes de gobierno de Kiko Gómez, cuya administración dilapidó los recursos del plan de alimentación y nutrición de La Guajira. Entendemos entonces que su presencia en la mesa de negociaciones debe ser para responder y asumir compromisos ante las comunidades.

Varios puntos deben centrar la discusión con el gobierno: 1º. Que el gobierno replantee el propósito de la represa El Cercado construida sobre el río Ranchería, destinando sus aguas para los acueductos de los nueve municipios que conforman su cuenca hidrográfica y renuncie al proyecto de desviar su cauce para extraer el carbón que hay bajo su lecho; 2º. Frenar la marcha de la locomotora minera que está destrozando el territorio guajiro con las operaciones de la empresa Cerrejón, dejando un rastro de pueblos desplazados, enfermedades y destrucción de fuentes hídricas; 3º. Solución a los problemas de servicios domiciliarios, desempleo y desatención en vivienda digna, salud, educación y alimentación; 4º. Respeto al territorio de los pueblos indígenas asentados tradicionalmente en la Sierra Nevada de Santa Marta y atención especial a la nación Wayuu, en particular a la niñez que vive en abandono total.

La solución pasa por permitirle a las comunidades incidir en la definición de los planes de desarrollo, asignación y ejecución de partidas con destinación específica y veeduría ciudadana, permitiendo que el debate deje de girar entorno al tema de las regalías que parece es lo que más desvela al gobernador, alcaldes y demás sectores que sin haber hecho presencia efectiva en el paro, aparecen ahora disputándose la vocería de los sectores populares. Del contunde acompañamiento por parte de los sectores cominutarios y populares depende que en la mesa los resultados satisfagan el clamor de los sectores mas humildes: fuerza, movilizacion y organización en la mesa.