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Diversos sectores sociales opinan
Balance de dos años de diálogos
El 18 de octubre de 2012, desde Noruega, el Gobierno y las Farc instalaron formalmente la mesa de conversaciones para darle fin al conflicto armado
El Espectador / Martes 14 de octubre de 2014
 

El próximo 18 de octubre se cumplirán dos años del comienzo formal del proceso de paz entre el Gobierno y las Farc. El segundo aniversario de aquel jueves en el que, desde Oslo (Noruega), llegaron las imágenes de las delegaciones de paz de ambas partes y los discursos de Humberto de la Calle e Iván Márquez, dando por comenzado un camino que podría terminar con una guerra de medio siglo.

Nunca antes los avances habían sido tan concretos. A diferencia de experiencias de diálogo anteriores, en la actual mesa de conversaciones no solo se ha definido una agenda concreta de seis puntos de negociación: también, de esos puntos, tres ya fueron evacuados parcialmente (desarrollo agrario, participación política y drogas ilícitas), uno se está negociando (víctimas) y otros dos ya tienen subcomisiones trabajándolos (fin del conflicto e implementación, verificación y refrendación).

Nadie puede asegurar que el proceso llegó a un punto de no retorno. Está claro que el camino que queda no será fácil ni corto. Los hechos de la semana lo corroboran: el debate por las revelaciones del ministro de Defensa sobre la presencia de Timochenko, el comandante de las Farc, en La Habana y la presentación del proyecto de prórroga, por cuatro años, de la Ley de Orden Público, la 418 de 1997, el marco legal que está utilizando el Ejecutivo para poder adelantar negociaciones.

Hasta ahora, el proceso no goza de un respaldo unificado. La paz, como se está negociando, no es todavía un proyecto nacional. Así queda claro en los balances que hacen estas voces autorizadas para hablar del conflicto y su solución. Tendrán mucho por hacer el Gobierno, las Farc y, sobre todo, la sociedad civil, para acabar con la polarización y encontrar en el proceso de negociaciones una salida decorosa a medio siglo de plomo.

* ACABAR LAS CAUSAS DE LA GUERRA

El proceso de paz lo veo con mucha esperanza, pero también de una forma crítica. Si bien las Farc son un componente del conflicto y la desmovilización de los insurgentes sería muy importante, la paz no se puede reducir a eso, requiere una convocatoria amplia de la sociedad.

Por ahora esa convocatoria parece reducirse a una campaña publicitaria, con lo efímera y poco profunda que resulta. El Gobierno debe estar convocando a la sociedad, no veo una política de inclusión, es necesario promover la convivencia, aclimatar la paz en las ciudades y en los campos.

Otro aspecto que me resulta importante es que la negociación debe mantenerse al margen de la política, esto sólo ha servido para reflejar la intolerancia.

Nada de lo que planteo implica que no me resulte importante la negociación, pero pretender acabar el conflicto sin terminar con las causas, no tiene sentido. La violencia en Colombia es el resultado de la violencia intrafamiliar, de la falta de oportunidades, la ausencia de espacios educativos; esa es la injusticia que causa el conflicto.

William Ospina, poeta, ensayista y novelista.

* LA PAZ NO SE DELEGA

Se espera que de La Habana venga un barco cargado de paz. Una paz histórica, una oportunidad para salir de la trampa de la guerra y generar transformaciones en problemas antiguos. Está en juego la transición hacia la inclusión y la reconciliación.

La mesa de negociaciones despierta esperanzas, miedos, preguntas y emociones encontradas. Por eso, además de la pedagogía para una mejor comprensión de los tiempos, alcances, posibilidades y dificultades de las negociaciones, es importante el esfuerzo para que amplios sectores no sólo estén a la espera de los logros y fracasos, sino logren conectar la paz a su vida. La reconciliación no es sólo entre guerreros, sino con la sociedad.

La agenda es una oportunidad para mover iniciativas y reforzar procesos. Confiamos y queremos que la mesa de conversaciones sea una transición a la paz que ya no pasa sólo por preguntarnos cómo podemos estar en La Habana y si allá nos escuchan. Tenemos esperanza, pero no podemos sólo esperar a que llegue.

Desde hace años hemos dado a la paz dimensiones en la vida cotidiana, como cultura y decisión de vida, para que adquiera sentido. Porque la paz no se delega: tenemos la responsabilidad de construirla, desde nosotros mismos.

Vera Grabe, exmiembro del M-19.

* LA PAZ REQUIERE FIRMEZA

El proceso de paz no lleva dos años. El presidente Juan Manuel Santos empezó a negociar desde que llegó a la Presidencia, pero sólo lo hizo público hace dos años, durante los cuales ha habido más anuncios que realizaciones. Debemos continuar apostándole a la paz, pero no de la misma forma como se ha venido haciendo. A estas alturas del diálogo las Farc debería aceptar condiciones como no continuar con el reclutamiento de niños, no sembrar minas y no cometer crímenes de guerra.

Es bueno que se hayan publicado los tres capítulos negociados, pero quedan varias preguntas. Por ejemplo, creo que es necesario conocer las salvedades. ¿Cuáles son las peticiones de las Farc?

Lamentablemente, creo que el acuerdo está lejos, quedan pendientes temas complejos. Es necesario dejar claro que la terminación del conflicto con las Farc no es la paz. Es un gran logro, pero la paz requiere inversión, presencia estatal en todo el país y toda la firmeza para combatir a las bacrim, el Eln y los grupos ilegales.

Marta Lucía Ramírez, excandidata a la Presidencia.

* PETICIONES DEL SECTOR AGRARIO

Podemos decir en primer lugar que las negociaciones han tardado más de lo que esperábamos. Sin embargo, la publicación de lo acordado en los tres primeros puntos de desarrollo agrario integral, participación política y solución al problema de drogas ha dejado un panorama más claro, pero amplía los interrogantes sobre cómo se va a cumplir.

Todo esto hay que aterrizarlo. ¿Con qué institucionalidad se cuenta? ¿Cuáles son los recursos para el posconflicto? ¿Qué ministerios se encargarán de cumplir los compromisos? La respuesta a estas preguntas permitirá tener más claro cómo va a funcionar la implementación.

Frente al acuerdo en el tema agrario, creo que es una síntesis de lo que durante años se ha pedido para el sector en materia de asignación presupuestaria, tasa de cambio, regulación de tierras, seguridad jurídica, investigación y transferencia de tecnología y fortalecimiento institucional. Estas son solicitudes que ya le hemos hecho al Gobierno.

Rafael Mejía, presidente Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC).

* UN PROCESO QUE NO TIENE RETORNO

Puedo decir que es un proceso con las Farc que ha avanzado más lejos que cualquier otro en Colombia. Tanto que creo que ha llegado al punto de no retorno, sin que eso implique que no hay enormes obstáculos y dificultades que superar.

El principal de ellos es llegar a un acuerdo sobre justicia transicional que debe cubrir a todos los actores. A los alzados en armas contra las instituciones y a quienes desde la Fuerza Pública se excedieron en su defensa del Estado. Esto tiene un tema de fondo que resolver, se debe respetar el honor militar y también tener claro que los alzados en armas están en un proceso de negociación y no de sometimiento. Estos diálogos se deben abordar con un sentido patriótico, porque la mejor reparación colectiva es la paz.

Lo que más sorprende de los textos completos de la negociación que fueron revelados es que el grueso de las iniciativas no está en leyes. En Colombia hay un fetichismo por la ley y a cada problema le lanzan una norma. Tenemos que pasar de la teoría a la práctica y hablar, por ejemplo, de hechos serios para resolver el conflicto social de los campos colombianos.

Nosotros esperamos que las partes no se levanten de la mesa hasta que firmen los acuerdos. Hay que pedir paciencia y a los negociadores rapidez, porque los colombianos esperamos refrendar los acuerdos para la paz y la tardanza afecta la confianza en el proceso.

Clara López Obregón, presidenta del Polo Democrático.

*EL PROBLEMA SON LAS SALVEDADES

El de los acuerdos conseguidos hasta ahora es un balance con dos caras. Una positiva y otra negativa. Está claro que nunca antes en un proceso de negociación se avanzó tanto en acuerdos y que todos son de absoluta transcendencia para una paz estable.

Sin embargo, lo negativo está en que llevamos cuatro puntos abordados sin acuerdos o con salvedades sobre puntos claves. Son 28 asuntos en los que las Farc tiene reparos y que afectan directamente la cuestión agraria, que es la materia central del conflicto.

En el caso de las zonas de reserva campesinas, el acuerdo logrado, prácticamente, es una promesa del Gobierno para cumplir la ley que ya existe sobre el tema.
Celebramos que el Gobierno, paralelamente a La Habana, profundice en el diálogo con los sectores sociales que son los que van a sacar adelante la paz. Pero no entendemos gestos como el proyecto de ley de acceso a la tierra que, en últimas, les otorga los derechos sobre el territorio a los empresarios y multinacionales en vez de darlo al campesino.

César Jerez, vocero de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina - ANZORC.

*UNA PAZ CON CONDICIONES

Desde el inicio advertimos el error de iniciar un proceso de paz sin ningún tipo de condición. Lo ocurrido nos da la razón. Por cuenta de los diálogos en la Habana se ha debilitado la seguridad y la moral de nuestra fuerza pública. Las Farc siguen actuando como un grupo terrorista y siguen siendo el principal cartel del narcotráfico del mundo.

Actividades como la exploración de petróleo se ha disminuido por cuenta de los mayores ataques a la infraestructura. La publicación de los acuerdos parciales confirma la debilidad del gobierno en la negociación y como se está comprometiendo la institucionalidad en sectores esenciales como el agropecuario. Una democracia no puede entregar su legitimidad negociando de igual a igual con el narco terrorismo.

El gobierno no puede ignorar el sentir de casi siete millones de colombianos que votaron por una paz con condiciones. La Paz negociada sólo será posible siempre y cuando interprete a toda la sociedad.

Oscar Iván Zuluaga, director del Partido Centro Democrático.

* LA PAZ ES UN COMPROMISO

Creo que debemos ver el proceso como una buena posibilidad de lograr la paz y la reconciliación. El gobierno del presidente Juan Manuel Santos ha mostrado interés, pero también sé que es muy difícil negociar con las Farc y después de estos dos años no encuentro una situación diferente a la que se vivió durante la negociación del Caguán.

La decisión es negociar buscando la finalización del conflicto y considero que, antes de que se llegue a un acuerdo, es necesario que las Farc reevalúen sus hechos violentos y hagan del conflicto una situación más humanitaria.

Si se logra un acuerdo, el compromiso debe continuar hasta que haya garantías de no repetición, respeto a la población civil, que construyamos la paz y que la Fuerza Pública se mantenga como garantes de la tranquilidad.

Luis Mendieta, general (r), exsecuestrado.

* LO MÁS DIFÍCIL ESTÁ POR ACORDARSE

Este proceso ha tenido una característica muy particular y es que se ha adelantado por casi cuatro años casi que de manera secreta. Digo que son cuatro años, pues la semana pasada el propio Frank Pearl reconoció que en 2010 se iniciaron los contactos. Y, tras un período presidencial, creo que los primeros documentos conocidos no son más que borradores de acuerdo.

El principal obstáculo que tiene el proceso es que hay una sociedad dividida por mitades. Una mitad amiga del proceso y otra que no está convencida de que el proceso vaya por buen camino.

También está claro que son acuerdos cuya cuantificación no existe. El costo de los acuerdos está por determinarse. Preocupa también que las salvedades son los puntos más complejos. Sobre lo que hay acuerdo son cosas que un gobierno debería desarrollar independientemente de los acuerdos con la guerrilla.

Camilo Gómez, comisionado de Paz del gobierno de Andrés Pastrana.

* TEMEMOS LA EXTINCIÓN ADMINISTRATIVA

Para los ganaderos es un balance negativo, porque el mercado de la tierra dejó de funcionar. Desde que el Gobierno arrancó el proceso y se comenzó a hablar de reforma agraria, el gremio ha estado inestable e inseguro.

}Se ha incrementado la inseguridad en todos los frentes. Hay regiones del país donde las Farc han vuelto a tomar posiciones. Las mismas bacrim están ofreciendo seguridad para proteger a los finqueros de las Farc. Estamos igual que hace 30 años: columnas guerrilleras pidiendo vacunas.

Los acuerdos en lo relativo en la tierra, que es lo que atañe a Fedegán, son acuerdos inentendibles. Mientras a los narcotraficantes les aplican la extinción judicial, a los propietarios en buena ley les quieren aplicar extinción administrativa. A través de la participación se va a determinar cómo se debe usar el suelo, y eso no puede ser.

José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán.

* VÍCTIMAS, JUSTICIA Y POLARIZACIÓN

Sin ser exagerado en la valoración, es un balance positivo. Se ha creado un camino con posibilidades de llegar al fin del conflicto, pero todavía no se ha pasado la línea de no retorno. La discrecionalidad ha caracterizado el proceso y eso tiene la ventaja de que las cosas se pueden manejar sin presiones políticas y sin generar muchas expectativas. La desventaja de esa característica es la especulación.

Es un proceso encapsulado que corre el riesgo de no tener el suficiente respaldo si continúa la polarización entre un sector escéptico y otro que respalda el proceso. Si empieza la discusión del punto del fin del conflicto a principios de 2015 se estarán dando pasos firmes, y estoy seguro de que la opinión se volcará a favor si eso se acompaña de un avance en cese al fuego y de establecer una fecha para la firma.

Está claro que si no se hubiera dado el giro en la forma de establecer las relaciones internacionales entre este gobierno y el anterior, los avances alcanzados habrían sido imposibles. En la lógica de Uribe, la prioridad era el alineamiento militar en contra del terrorismo, y en la de Santos es el alineamiento alrededor de los negocios. Las tres grandes dificultades del proceso son la satisfacción de los derechos de las víctimas, el cumplimiento de un modelo aceptable de justicia transicional y acabar la polarización, que es la más complicada.

Camilo González Posso, presidente de Indepaz.

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* Tomado de El Espectador