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Denuncia Comunidad de Paz de San José de Apartadó
Cuando no hay legitimidad, buena es la propaganda comprada
Ojalá algún día aprendan a mirar de frente los millares de crímenes horrendos que con su propaganda espuria están tapando y legitimando
Comunidad de Paz de San José de Apartadó / Jueves 13 de noviembre de 2014
 
Coronel Germán Rojas Díaz, comandante de la Brigada XVII del Ejército.

La visión miope y sesgada de los oficiales de la Brigada XVII del Ejército continúa proyectándose a los medios masivos de desinformación, ahora con un respaldo fanatizado del empresariado urabaense que sólo mira al lucro que pueda sacar, esquilmando a las clases desprotegidas y estigmatizándolas criminalmente a favor de sus intereses egoístas.

El coronel Germán Rojas, comandante de esa brigada, quien se destaca por su odio a las comunidades que denuncian sus delitos, no cesa de ufanarse contabilizando desmovilizados de grupos ilegales, pero se olvida de informarle al país cómo utiliza él a los supuestos “desmovilizados”, vinculándolos a los bandos paramilitares como brazos clandestinos de su brigada para que ejerzan las tareas más sucias de mentira, calumnia, montajes judiciales, amenazas, intimidaciones y diversas formas de represión contra las poblaciones civiles campesinas indefensas.

Así lo ha hecho con alias “Samir” y alias “Karina” y alias “Manicortico”, quienes gozan de total impunidad y se han domiciliado en las mismas instalaciones de la brigada contra toda norma legal. Sus ataques a nuestra Comunidad de Paz no cesan, cada vez con mentiras y calumnias más descomunales y sucias. Dejamos constancia nuevamente ante el país y el mundo de sus agresiones y de las de sus subalternos:

El jueves 30 de octubre de 2014 resultó asesinado por impactos de bala el reconocido paramilitar Apolinar Guerra George en circunstancias aún desconocidas. Nuestra Comunidad había denunciado las torturas de que él fue víctima en la noche del 12 de marzo de 2004, en la Brigada XVII de Carepa, perpetradas directamente por el coronel Néstor Iván Duque, comandante en ese entonces del Batallón Bejarano Muñoz.

Cuando el crimen fue conocido, el coronel se valió del procurador provincial Orlando Alberto Tirado González para que le limpiara su hoja de vida y logró sobornar a los torturados para que declararan ante dicho procurador que las torturas no habían tenido lugar, prometiéndoles que compartiría con ellos los muchos millones de pesos que le arrancaría al padre Javier Giraldo a quien demandaría por calumnia, por haber denunciado las torturas. Tanto Apolinar como su compañero de torturas, Elkin Darío Tuberquia, se dejaron sobornar y entraron a servirle a la brigada como paramilitares.

Se les vio patrullando, uniformados, con tropas militares y paramilitares, perpetrando torturas incluso a niños y denunciando mediante declaraciones absolutamente falsas a cantidad de pobladores. En un momento dado, Apolinar se retractó ante la Fiscalía y confesó la manera como se había dejado sobornar de su torturador y algunos de los crímenes que le había obligado a cometer, acusando a gente absolutamente inocente como chivos expiatorios. Sin embargo, más tarde Apolinar regresó a sus andanzas paramilitares y no sabemos cómo fue su muerte.

Nos entristece pensar que quizás haya seguido el libreto rutinario, según el cual, la gente utilizada por la brigada para cometer crímenes, cuando ya su vida y su conciencia se asemejan a un trapo sucio y nauseabundo y han acumulado numerosas órdenes de captura, se deshacen de ellos asesinándolos. Así ocurrió con Wilmar Durango, asesinado el 14 de diciembre de 2005 por la misma brigada, después de prestarle numerosos servicios de increíble suciedad durante varios años.

El viernes 31 y el sábado 1 de noviembre de 2014, Julio Guisao, miembro del Consejo Interno de nuestra Comunidad de Paz, recibió una llamada de un sujeto quien se identificó como un Subteniente de la Brigada Móvil No. 11 del Ejército Nacional, para invitarlo a él y a todos los miembros del Consejo Interno de la Comunidad de Paz a “desmovilizarse” y a “acogerse al plan de reinserción del gobierno nacional”.

No se trata de una acusación aislada, concuerda perfectamente con las calumnias infames que en los últimos días el coronel Germán Rojas Díaz, comandante de la Brigada XVII, ha lanzado por los medios masivos de la región contra nuestra Comunidad de Paz, presentándola como un asentamiento de las FARC y a todas nuestras familias como casas de guerrilleros y a nuestra comunidad como una partida de “bandidos”, valiéndose de periodistas sin ética que se prestan para divulgar sus infames calumnias.

El mismo viernes 31 de octubre de 2014, en el centro poblado de Apartadó, dos hombres en trajes civiles y portando armas cortas siguieron a Julio Guisao, miembro del Consejo Interno de nuestra Comunidad de Paz, por lo cual él se vio obligado a refugiarse entre los transeúntes y a huir de la zona.

El sábado 1 de noviembre de 2014, agentes de la Fuerza Pública, quienes hacen presencia en el caserío de San José de Apartadó, impidieron que se registrara la presencia de la Fuerza Pública en las viviendas de los pobladores del caserío, alegando que no se permitían fotografías. La Corte Constitucional ha afirmado reiteradamente que, desde las mismas normas que definen los uniformes de la Fuerza Pública, su identidad debe estar siempre al escrutinio de los ciudadanos y de ninguna manera pueden clandestinizarse, menos cuando están violando las leyes al ingresar a propiedades privadas sin autorización de autoridad judicial alguna, e impidiendo que las víctimas obtengan las pruebas contundentes de sus delitos.

El martes 4 de noviembre de 2014 se confirmó la pérdida de un toro en la finca del señor Hernán Guisao, de la vereda Arenas Altas, el cual estaba perdido desde el día 1 de noviembre. Se deduce que los paramilitares, quienes hicieron presencia en el sitio, lo sacrificaron para comérselo.

El miércoles 5 de noviembre de 2014, nuestra Comunidad de Paz recibió un panfleto supuestamente firmado por líderes y empresarios de Urabá, distribuido en helicópteros en varios municipios de Urabá y por soldados en varios barrios de Medellín. Su texto reza:

“¡No más bandidos terroristas en Urabá! Gracias al programa Testigo Directo del Canal Cable Noticias, emitido en los días 18 y 19 de octubre, quienes habitamos la Región de Urabá pudimos evidenciar las calumnias e injurias que están orquestando hacia Nuestra Brigada 17, desde “La Comunidad de paz de San José de Apartadó” y las ONG que hacen presencia en la región y por mandato de los señores de La Habana. – Los líderes, empresarios y la comunidad urabaense expresan su total e irrestricto apoyo a la institucionalidad, especialmente a la gestión que viene adelantando nuestra Brigada 17, al mando del coronel Germán Rojas Díaz- Testigo Directo”.

El lenguaje mismo utilizado y la referencia a la sucia emisión televisada de “Testigo Directo” de Caracol Internacional, dirigida por un periodista sin ética y extremadamente manipulador, Rafael Poveda, pero que quiso posar cínicamente de “neutral”, deja al desnudo esta estrategia de propaganda oficial para tapar crímenes. Cualquier similitud con las declaraciones radiales y televisadas del coronel Germán Rojas en los últimos días, delata la autoría de quien ha querido vender nuestra imagen como de “bandidos y terroristas”.

Una institución no necesita acreditarse en propagandas tan sucias sino en la limpieza de sus actuaciones; cuando no la hay, se recurre al oprobioso mercado de la mentira apoyado en quienes tienen abundancia de dinero. Para el empresariado urabaense, cuya historia está tan manchada de desplazamientos, despojos, masacres, paramilitarismo y tráficos inmundos, como lo han relatado Mancuso, Veloza, Don Berna, El Alemán, Hazbún, los empresarios de Chiquita Brands y tantos otros en sus tardíos arrepentimientos, denunciar los horrores que destruyen a los pobres es calumniar e injuriar a los victimarios y a los ricos.

Siempre ha sido así y así lo siguen testimoniando. Ojalá algún día aprendan a mirar de frente los millares de crímenes horrendos que con su propaganda espuria están tapando y legitimando.

El jueves 6 de noviembre de 2014 se comprobó la presencia de un grupo de hombres fuertemente armados, con prendas militares de camuflado, en un predio de nuestra Comunidad de Paz ubicado entre las veredas La Unión y Arenas Altas, donde se ubican asentamientos de nuestra Comunidad de Paz. Los uniformados retuvieron a dos jóvenes de la Comunidad quienes iban a trabajar a sus parcelas, lo cual les impidieron; les quitaron sus machetes y sus celulares y revisaron minuciosamente los archivos de sus celulares, procedimientos todos absolutamente ilegales, amparados en la violencia de las armas.

El mismo jueves 6 de noviembre de 2014, varios civiles en el poblado de Nuevo Antioquia (corregimiento de Turbo lindante con San José de Apartadó y epicentro comercial de varias de nuestras veredas) fueron abordados por reconocidos paramilitares del lugar quienes les mostraron fotografías de varios miembros del Consejo Interno de nuestra Comunidad de Paz y de la delegación de nuestra Comunidad que participó, el pasado 14 de octubre de 2014, en la peregrinación para exigir la liberación del joven Yhon Eider Florez, ilegalmente retenido por tropas del ejército de la Brigada Móvil 11, acusándolo falsamente de ser guerrillero.

Esto evidencia una vez más la estrecha unidad de acción entre militares y paramilitares en la zona: se intercambian fotografías ilegalmente registradas, como materia prima de sus montajes, amenazas, desplazamientos y demás agresiones.

El viernes 7 de noviembre de 2014, un grupo de militares ingresó abusivamente al asentamiento de nuestra Comunidad de Paz en la Unión. Allí realizaron varios disparos con arma de fuego.

Este mismo viernes 7 de noviembre de 2014, tropas militares que se estacionaron en el paraje de Pelahuevo en la vereda Arenas Altas impidieron que miembros de nuestra Comunidad de Paz realizaran labores agrícolas en cultivos comunitarios de cacao.

La agresión sigue siendo asfixiante. Ya le hemos transmitido al presidente los antecedentes criminales y los desempeños ilegales del coronel Rojas, pero el presidente se contenta con enviarle a los mismos victimarios las quejas para que las resuelvan. Negar todo lo que sucede sigue siendo su única respuesta.

Gracias nuevamente a toda la gente solidaria de Colombia y el mundo que nos brinda apoyo moral en este difícil caminar, donde nuestra decisión inquebrantable es la de no ceder a la barbarie y a la ignominia de este Estado criminal.

Comunidad de Paz de San José de Apartadó
Noviembre 10 de 2014