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Solidaridad internacional con la minga indígena
Desde el exilio unimos nuestra voz a su valiente y arriesgada protesta!
Luis Alberto Matta / Lunes 27 de octubre de 2008
 

Los exiliados políticos tenemos una deuda de honor con nuestros hermanos que siguen luchando en Colombia. En este octubre nos alienta la fortaleza y la dignidad de los pueblos indígenas y campesinos, la lucha de los trabajadores, y la rebelde creatividad de los jóvenes estudiantes colombianos. El pueblo clama por la paz y la solución política del conflicto interno, empezando por el acuerdo humanitario; clama por reforma agraria; Colombia clama por justicia, por cambios sociales, económicos y políticos... Clama por un nuevo rumbo democrático. Se aproxuima la hora de una Colombia socialista y bolivariana.

¡Compañeros y camaradas corteros de la caña de azúcar… Hermanos compañeros y camaradas indígenas… Desde el exilio unimos nuestra voz a su valiente y arriesgada protesta!

Convencidos de que protestar pacíficamente en Colombia, un país donde han asesinado más de 1500 líderes y sindicalistas indefensos durante el gobierno de la mal llamada “seguridad democrática”, un país donde abundan los escuadrones de la muerte asechando a los estudiantes inconformes, a los defensores de derechos humanos y a los críticos del gobierno, un país donde el ministro de agricultura desprecia a los pueblos afro-colombianos e indígenas, un país donde hay cuatro millones de humildes campesinos desplazados y despojados de sus tierras, un país donde amenazan a los congresistas que disienten como Piedad Córdoba o Alexander López, un país donde exterminaron a punta de crímenes a movimientos pacifistas y políticos como fueron la Unión Patriótica y A Luchar, es en verdad un país, donde protestar es un acto de valentía.

Pues bien, los exiliados políticos tenemos una deuda de honor con nuestros hermanos que siguen luchando en Colombia. En este octubre nos alienta la fortaleza y la dignidad de los pueblos indígenas y campesinos del Cauca, sublevados en su lucha por la tierra y en oposición al tratado de libre comercio; igualmente la lucha de la ORIVAC, y la extraordinaria resistencia de los humildes corteros de caña en el Valle del Cauca; la fuerza nacional de los sindicatos estatales agrupados en la CUT; el proceso unitario del suroccidente que resiste en Villarrica, y las valientes denuncias de la red de derechos humanos Francisco Isaías Cifuentes; y el semillero de esperanzas que constituye la osada actitud crítica, organizativa y rebelde de los jóvenes estudiantes.

Por eso, este jueves 23 de Octubre al medio día, en un acto sencillo un grupo de colombianos acompañados de canadienses y latinoamericanos amigos que pertenecen a diversas organizaciones sindicales y sociales de la provincia de Ontario, nos hemos reunido en el cruce de las calles Dundas y Yonge, sitio concurrido y parte del área financiera de Toronto, y justo al frente del consulado del despreciable y corrompido gobierno de Colombia, para gritar a pulmón entero que desde aquí, no importa la distancia, estamos con nuestro pueblo.

Intervinieron en el acto central el compañero Mehdi Kouhestani, del departamento internacional del CLC – Consejo Laboral Canadiense, equivalente a la CUT en Colombia. Luis Alberto Matta a nombre de CASA – Colombian Action Solidarity Alliance. William Castilla, integrante de la lista internacional #106 del Polo Democrático Alternativo. La compañera Judy Rebick del Toronto Bolivarian Solidarity Committe. Rachel Warden a nombre de KAIROS, organismo de derechos humanos de las iglesias canadienses. Roger Lancen, del Comité de Derechos Humanos del sindicato de maestros de Ontario – OSSTF. Y finalmente el compañero Rick Arnold de Common Frontiers Canada.

Aunque el mensaje central fue la solidaridad con el movimiento indígena, sindical y campesino en movilización, los oradores reclamaron garantías y respeto por la integridad y la vida de estos lideres de oposición en Colombia. Igualmente se rechazó la eventual aprobación del tratado de libre comercio, y menos sin haberse aclarado el descarado genocidio a que son sometidos los sindicalistas y líderes populares en ese país. Hubo consignas por la solución política del conflicto colombiano, por el cese de la impunidad y la narco-parapolítica, y un llamado a la realización inmediata del acuerdo humanitario entre insurgencia y gobierno, mediante el cual alcancen la libertad los cautivos.