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La paz es el bien supremo de los pueblos
Pronunciamiento de Juventud Rebelde, Norte de Santander
Juventud Rebelde Norte de Santander / Viernes 9 de enero de 2015
 

Con fervor asistimos a este año 2015 que nos convoca a la incansable tarea de forjar definitivamente el anhelo del pueblo colombiano, el anhelo de un país en paz. En este sentido, resaltamos los ingentes esfuerzos por parte de las FARC-EP en reiterar su compromiso con la paz, mediante la decisión del Cese Unilateral e Indefinido al fuego, demostrando que los intereses del pueblo colombiano son el mandato inquebrantable en toda lucha que se ejerza en nombre de él.

Igualmente, recibimos con agrado las definiciones tomadas por el Ejército de Liberación Nacional – ELN, que en su V Congreso Nacional ratifica su voluntad de paz para Colombia, a través de la unidad de las diferentes expresiones sociales, políticas y populares que tienen como norte la transformación del país hacia la justicia social y la defensa de la soberanía nacional. El hecho de que después de 50 años de resistencia en los campos y ciudades del país se mantenga enarbolada la bandera de la paz, como el estandarte supremo que rige el quehacer de una organización que aboga por el derecho universal a la rebeldía, exige sin vacilaciones, a que hoy se materialice dicha bandera de lucha, guiado por el carácter maduro que han forjado todo esos años de vida, y en esa lógica, todo el pueblo colombiano está llamado a rodear las acciones de paz que ascienden en los escaños para la anhelada victoria del bien más preciado de los pueblos: la Paz.

A su vez, exhortamos al Gobierno Nacional encabezado por el presidente Juan Manuel Santos a que defina claramente sus posturas, respecto al cese de la confrontación armada, siendo éste un mandato popular exclamado por diversas comunidades extendidas por todo el territorio nacional, quienes padecen diariamente el rigor de la guerra. Como también, a abandonar el lenguaje bélico, las acciones judiciales y legislativas que amenazan la construcción de un nuevo país con justicia social, que son expresiones vivas y antagónicas de la voluntad de paz que requiere Colombia. Por lo anterior, dejamos claro que rechazamos con vehemencia a los francotiradores de la paz, que desde las cómodas sillas parlamentarias y los pomposos halls burgueses, vociferan el odio y la exclusión social para mantener el negocio de la guerra, contrariando la necesidad de la reconciliación nacional y la salida política y dialogada al conflicto que padece el país desde hace décadas.