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Guatemala
El gobierno de Otto Pérez Molina asesina periodistas
Ilka Oliva-Corado / Miércoles 11 de marzo de 2015
 

Una apreciación demasiado severa, ligera e infundada se atreverán a decir algunos. Categóricamente se culpará a la violencia común. Pero, si a esas vamos, ¿quién es el culpable de no poder controlar el nivel de violencia que existe en Guatemala? Exacto, Otto Pérez y su banda. Por lo tanto, el gobierno de Guatemala asesina periodistas, por no poder eliminar los índices de delincuencia común. ¿Cambia el tono del título verdad?

¿Es infundado el pánico que Otto Pérez Molina y su banda han creado en la población? ¿Es infundada la violencia sistemática, paramilitar e institucional que esta dictadura militar tiene en Guatemala? ¿Son infundadas las amenazadas de muerte que el gobierno de este genocida ha hecho a periodistas? ¿Es falso que ha mandado cerrar radios comunitarias? ¿Que ha encarcelado periodistas comunitarios? ¿Que tiene como presos políticos a líderes comunitarios que lo único que hacen es defender la tierra de las garras de los rastreros vende patrias?

¿Qué no es infundado en este gobierno que tiene de rodillas a Guatemala? Cualquier verdad verdadera es abatida por “infundada”.

En Guatemala no se puede ejercer el periodismo de investigación porque al menor intento, en la boca ya entraron moscas. Se encarpeta el caso y se pudre entre el polvo de los años y el tráfico de influencias. Que nadie se atreva siquiera a intentar poner en tela de juicio el proceder de los corruptos que acapararon las poltronas del gobierno porque amanece tieso cualquier día. Culpa de la violencia común. Y si tiene pruebas que se las trague y se las baje con saliva porque está en juego la vida propia y la de la familia.

¿La libertad de expresión? ¿En dónde, cuándo? Porque en Guatemala es inexistente. Ley mordaza con impunidad de corbata. Todo por culpa de la violencia común.

A esta pobre violencia común la cargan del tingo al tango, es buena cuña para las bajezas gubernamentales de una dictadura militar.

No sólo asesina periodistas, todos los días hace limpieza social en las periferias de la capital guatemalteca, todos los días asesinan mujeres en casos de feminicidio. Todos los días violan niñas. ¿Qué tiene que ver el gobierno en esto? Todo. Todo por abonarse las bolsas y sus cuentas bancarias, y dejar a su suerte las riendas de un país que se desmorona en la miseria. Miseria que ellos mismos mantienen porque es plataforma fija para las elecciones presidenciales.

Por incrementar estratégicamente el nivel de violencia. Por táctica de partido político crear el caos y el horror. Un ejemplo claro es el ataque con granada de ayer por la mañana a un vehículo del sistema penitenciario que dejó un fallecido y 25 heridos, casualmente justo en el Hospital General San Juan de Dios, que pulula de gente de bajos recursos. Eso es estratégico. Vayamos más allá, ¿pudo ser una cortina de humo para opacar el ataque que sufrirían los periodistas de Prensa Libre (Danilo López) y Radio Nuevo Mundo (Federico Salazar) en Mazatenango, el día de ayer? El expediente es claro: Danilo López había sido amenazado de muerte por el alcalde de San Lorenzo Suchitepéquez, José Linares Rojas. Cualquier asesino se siente omnipresente con el respaldo de una dictadura militar. De una muy bien organizada banda delincuencial.

El gobierno de Otto Pérez Molina asesina periodistas y jampón se lava las manos porque Guatemala es un pueblo incapaz de defender su dignidad. Asesina a niños que perecen en la hambruna, viola niñas y las obliga a ser madres, mata mujeres, vende la tierra y el pueblo guarda silencio.

¿Qué es un país sin la libertad de expresión, sin el periodismo comprometido y profesional? ¿Qué es un país que se desmorona en la miseria? ¿Que obliga a sus hijos a migrar? ¿Qué es de un país cuando su gobierno está en manos de genocidas y hierve en bandas del crimen organizado? ¿Qué es de un país incapaz de despertar? ¿De reivindicar su dignidad? ¿Qué es de un país con una sociedad apática? El resultado son gobiernos dictatoriales que solo llegan al poder para saquearlo e imponer sus lastres de un pasado sangriento, que reviven una y otra vez disfrazado de delincuencia común.

Guatemala se hunde, la hundimos todos los guatemaltecos. ¿Cuántas vidas más para que despertemos? ¿Cuántos niños muertos por hambruna? ¿Cuántas niñas violadas y obligadas a ser madres? ¿Cuántas escuelas más cerradas por falta de recursos? ¿Cuánto más es capaz de soportar nuestra honra? ¿Cuándo despertaremos de ese silencio mohíno que se manifiesta en temor?