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El fantasma de las multinacionales y transnacionales en el Tolima (I)
A través de una serie de entregas intentaremos plantear inquietudes sobre lo que se ciñe contra la empinada cordillera y profunda llanura tolimense en desarrollo de la nefasta política neoliberal llamada por el presidente Juan Manuel Santos Calderón “Locomotora minero-energética”.
Nelson Lombana Silva / Domingo 19 de abril de 2015
 
Atardecer en Piedras (Tolima). Foto: Recuerdos via photopin (license)

Uno de los objetivos centrales que los Estados Unidos se propusieron al implementar y desarrollar el mal llamado Plan Colombia fue precisamente apoderarse de los recursos naturales de todo el continente, sobre todo Sudamérica, como bien lo cuenta Germán Castro Caycedo en su libro “Nuestra guerra ajena”.

En otros países del continente americano ha tacado burro porque han chocado sus ambiciones con gobernantes y gobernados dignos y respetuosos de la soberanía nacional, pero en el caso de Colombia ha sucedido todo lo contrario, por cuanto ha encontrado una clase dirigente apátrida, cobarde y entreguista.

Así las cosas, el fantasma de las multinacionales y transnacionales en nuestro país y en nuestro departamento no es algo fortuito, espontáneo ni casual. Hace parte del tenebroso plan estratégico de los Estados Unidos que se viene implementando aceleradamente en nuestro territorio.

Por eso los comunistas del Tolima hemos venido planteando la globalización de la lucha, la necesidad de unirnos todos, porque lo que se trata de enfrentar es algo monstruoso, que quizás estamos lejos de dimensionar en sus justas proporciones. Escasamente imaginamos. Nos apartamos del criterio de parcelar la lucha: ambientalistas por un lado, el problema de la salud por otro lado, el problema de educación por otro lado, la lucha juvenil por otro lado, la lucha sobre género y LGTB por otro lado, la lucha de transportadores por otro lado, la problemática de las comunicaciones por otro lado y así sucesivamente.

Así no llegamos a ningún Pereira, como dice el dicho popular. Solo la unidad consciente puede salvar la humanidad tolimense de una catástrofe de vastas proporciones. El motor aglutinador es sin lugar a dudas la política. Mediante ella podemos entender la problemática, hacer el diagnóstico, plantear propuestas y actuar consecuentemente.

A través de una serie de entregas intentaremos plantear inquietudes sobre lo que se ciñe contra la empinada cordillera y profunda llanura tolimense en desarrollo de la nefasta política neoliberal llamada por el presidente Juan Manuel Santos Calderón “Locomotora minero-energética”.

Tolima, corazón de Colombia

Este departamento, considerado corazón de Colombia, limita con los departamentos de Caldas, Cundinamarca, Huila, Cauca, Valle del Cauca, Quindío y Risaralda. Tierra indígena perteneciente a la gran familia de los pijaos, comunidad valiente que luchó contra el encarnizado y criminal español.

El área: 23.562 kilómetros cuadrados y una población calculada en un 1’500.000 habitantes sacudidos por la pobreza en medio de la singular riqueza natural. La región montañosa hace parte de la imponente cordillera andina Central, acompasada por altiplanicies y la llanura bañada de sur a norte por el inmenso río de la Magdalena, una de las víctimas del neoliberalismo si no actuamos consecuentemente. Hay otras corrientes hídricas importantes, tales como los ríos Saldaña, Cabrera, Coello, Totare, Gualí, Tetuán, que nacen en la cordillera y se convierten en afluentes del río patrio, el Magdalena.

Es de anotar que el parque natural Los Nevados abarca una gran parte de Tolima; exuberante región adornada con varios nevados como el Tolima, Santa Isabel, lo mismo que lagunas ricas en trucha y montes de niebla. La principal actividad es la agropecuaria, sin mucho desarrollo, e incluso muchos renglones de la economía en vía de extinción por obra y gracia de los Tratados de Libre Comercio, como el arroz, el maíz, el ajonjolí, etc.

Esta región fue duramente golpeada por la violencia de Estado, produciéndose miles y miles de crueles asesinatos de campesinos, crímenes que reposan en las manos huesudas de la impunidad. El historiador Gonzalo Sánchez relata: “En noviembre de 1950, las chozas de los indígenas del antiguo resguardo de Ortega y Natagaima son incendiadas y sus habitantes brutalmente expulsados de la región; a comienzos de 1953, en Villarrica (Tolima), 140 campesinos son puestos en fila india y luego fusilados; caseríos como el de San José de las Hermosas, en el sur del Tolima, fueron incinerados hasta dos veces durante el período de la Violencia” [1].

“En una operación de ‘pacificación’ a lo Morillo –agrega– el Ejército dejó, según registros del médico conservador Parra y del líder social liberal Luis Eduardo Gómez, reafirmados por el historiador norteamericano James D. Henderson, un número estimado de 1.500 cadáveres en la región rural de Las Rocas, jurisdicción de El Líbano (Tolima), en el curso de la más sangrienta semana de la Violencia, a comienzos de abril de 1952” [2].

No es exagerado decir que si se levantara una cruz por cada cristiano asesinado en el Tolima, este departamento habría que ser declarado camposanto (cementerio). Todo por obra y gracia de la oligarquía que a diario posa de humanista y cristiana. La misma que ahora se dispone a entregar nuestro territorio con todas sus riquezas a las multinacionales y transnacionales, la misma que se sostiene en el poder con nuestros votos, con nuestra abstención y con nuestra indiferencia.

Son varias las multinacionales y transnacionales que hacen presencia en el Tolima. Analizaremos una de las más importantes: Anglogold Ashanti y su megaproyecto de convertir el frondoso municipio de Cajamarca en distrito minero.

Vale recordar que Cajamarca se encuentra ubicado en una estribación de la Cordillera Central de los Andes, a 30 kilómetros de la ciudad de Ibagué; su altitud promedio es 1.814 metros sobre el nivel del mar y la población es de 20 mil habitantes, aproximadamente. Tiene un área aproximada de 51.528 hectáreas, de las cuales el 79% hace parte de la reserva forestal central. Se cultiva la agricultura en gran escala siendo considerada “la despensa agrícola de Colombia”, hoy desafortunadamente en vía de extinción por el fantasma de la multinacional Anglogold Ashanti. En su territorio está el volcán Machín, al parecer uno de los más peligrosos a nivel mundial.

Continuará…

[1Sánchez, Gonzalo y Pardo, Jorge Eliécer. Textos históricos colección de pensamiento tolimense. La violencia en Colombia. Academia de Historia del Tolima. Primera edición 2011. Página consultada 28.

[2Ibíd. Página consultada 28.