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El fantasma de las multinacionales y transnacionales en el Tolima (IV)
“Los impactos de la megaminería duran una eternidad y la eternidad dura mucho tiempo”
Nelson Lombana Silva / Miércoles 29 de abril de 2015
 
Camarada Lily Ipuz Medina contempla indignada la forma como las transnacionales acaban con la naturaleza. Foto Nelosi

Las ambiciones de la transnacional Anglogold Ashanti resultan colosales, sobre todo cuando se trata de referirse a la mina de oro La Colosa en el municipio de Cajamarca (Tolima), a 30 kilómetros de la ciudad musical de Colombia, Ibagué, sobre zona exuberante y de páramo, que tradicionalmente se ha dedicado a la agricultura y a la ganadería, al extremo de tener este municipio el apelativo de ser considerado “la despensa agrícola de Colombia”.

Cuando el ministro de Minas y Energía abrió la boca para dar el anuncio sobre la potencialidad de La Colosa dijo que sería una de las diez minas más grandes del mundo, estimada en 12,9 millones de onzas (Moz), equivalente a casi 22 mil millones de dólares. Sin embargo, los cálculos iniciales han variado sustantivamente, han ido en aumento.

Dice el ensayo de la Universidad del Tolima: “En el informe de reserva de Anglogold Ashanti (Aga) del 2011, se reporta un incremento a 16,27 Moz. En febrero de 2012, la empresa anuncia reservas de 26,85 Moz. De acuerdo con los informes a los inversionistas, la reserva podría llegar a los 35 Moz (equivalente a casi 60 mil millones de dólares). Para tener idea de la magnitud de esta cifra, se puede comparar con el valor de la deuda externa colombiana que es de 80.231 millones de dólares” [1]

De acuerdo a los expertos en la minería y de los intereses económicos que se juegan en estas lides, la mina de oro La Colosa resulta proyecto clave, estratégico para esta transnacional. Eso tiene sus implicaciones y preocupaciones entre los ambientalistas, por cuanto la pelea por la defensa del ambiente será dura, compleja y desigual. Hay preocupaciones serias sobre el particular. Si Anglogold Ashanti ya fue denunciada por financiar paramilitarismo en África, no resultaría raro que ante la resistencia ambiental y popular hiciera lo mismo en el Tolima.

La preocupación de los avaros inversionistas de la transnacional no es su viabilidad, es la magnitud, el tamaño que encarna este megaproyecto. En la conferencia de minería realizada en Latinoamérica del Scotiabank, el representante de Anglogold Ashanti dijo: “La Colosa es una gran reserva de oro de escala mundial y sigue creciendo (…) y es solo la punta del iceberg ante la gran cantidad de objetivos en Colombia” [2].

Así las cosas, no es gratuito que en los últimos años hayan pasado por Cajamarca toda clase de personajes de la oligarquía, empezando por ministros, viceministros y presidentes de Colombia, todos en solidaridad de clase con la transnacional africana Anglogold Ashanti.

Esta transnacional –que se mueve en Colombia como Pedro por su casa– no solamente tiene en su mente devorar las montañas del Tolima, también mira con suma avaricia la imponente llanura. El 5 de diciembre de 2012 llegó al corregimiento de Doima, municipio de Piedras (Tolima) y a punta de mentiras intentó instalarse allí, pero la combatividad de la comunidad los sacó, después de un largo paro, donde el criminal Esmad aporreó a centenares de campesinos y posteriormente un consulta popular donde el 99% de los consultados se opuso categóricamente a la barbarie que encarna el capitalismo altamente transnacionalizado.

Resulta relevante el concepto que sobre minería tiene el doctor Robert Goodland, ex director del departamento ambiental del Banco Mundial: “Los impactos de la megaminería duran una eternidad y la eternidad dura mucho tiempo” [3].

Continuará…

[1La Colosa: Una muerte anunciada. Informe alternativo acerca del proyecto de minería de oro de Anglogold Ashanti en Cajamarca, Tolima, Colombia. Universidad del Tolima. Página consultada 72.

[2Ibíd. Página consultada 73.

[3Revista Bios & Ecos. Año 3 No. 8 de 2013. Publicación Ecotierra. Página consultada 2.