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Editorial de Anncol
JM Santos y su gobierno ya no están solos
La única reacción, bastante inteligente y positiva por lo demás, es por parte de los EEUU tirarle al gobierno venezolano la ramita de olivo de la normalización de sus relaciones diplomáticas bilaterales, con lo que se reduciría la tensión en todo el Caribe.
Agencia de Noticias Nueva Colombia / Miércoles 9 de septiembre de 2015
 
John Kerry, secretario de Estado de los EEUU.

El lamento melancólico de la canciller Holguín (01.09.2015) de que Colombia (mejor: el gobierno del que hace parte) “estaba solo” en la llamada crisis de la frontera colombo-venezolana actual, ha sido respondido prontamente por el dueño de las galletas:

Esta vez ya no es como en octubre del 2009, cuando el gobierno del “Chapo” Uribe y su viril canciller Bermúdez firmaron con el embajador de EEUU en Colombia, míster Brownfield, el oprobioso y antipatriótico contrato (aún vigente) sobre la utilización de las nueve megabases militares que el US Army tiene en Colombia para convertirlo en el Israel de América Latina; que generó una situación prebélica con el gobierno bolivariano de Hugo Chávez y la señora secretaria de Estado de EEUU Hilary Clinton arrogantemente amenazaba a la Venezuela bolivariana con todos los fierros posibles.

Sino que esta vez, descubierta por Julián Assange la combinación imperial exitosa en todo el mundo de “bases militares más libre comercio” con la que ejerce su dominio y hegemonía global, el jefe de la diplomacia estadounidense, secretario de Estado de los EEUU John Kerry, no ha puesto a su embajador en Colombia a hacer declaraciones amenazantes contra Venezuela, sino que ha tenido que llamar por teléfono (09.09.2015) a la canciller del gobierno venezolano Delcy Rodríguez para tratar de “normalizar relaciones diplomáticas bilaterales”: Carambola a tres bandas entre Colombia, Venezuela y EEUU, que afortunadamente mete en el juego al “tercero en discordia”: el decisor.

¿Qué ha pasado? La respuesta es muy sencilla: que esta vez, como dijo en su lenguaje florido la senadora gobiernista colombiana Armando Benedetti, “nos cogieron con los calzones abajo”. Es decir tanto el gobierno colombiano como su inmenso ejército oficial con sus paramilitares y todos sus aparatos de inteligencia juntos, a pesar de las millones de dólares gastados en ese rubro, fueron sorprendidos política, diplomática y militarmente con el plan integral del gobierno venezolano para recuperar sus fronteras, especialmente con Colombia. La verdad detrás de la exclamación lúgubre de la canciller Holguín no es que estuvieran solos, sino que habían perdido la iniciativa política, militar y diplomática. De agresores invencibles tuvieron que disfrazarse como agredidos.

¿Habrá la canciller Holguín explicado al opaco burócrata segundón de la ONU en Suiza por qué Colombia, a pesar de llevar 40 años de “American War Drugs”, o guerra yanqui contra las drogas, sigue siendo el principal exportador de cocaína y paramilitarismo del mundo?

Mientras JM Santos dice que descarta cualquier acción militar reactiva en la frontera, la que ya no es posible, y muy “cachaco”, lleno de dignidad, desdeñoso pero impotente, dice que “no responde a groserías de gente mal hablada”, Maduro pasa a la fase B de su plan y cierra la frontera con La Guajira. La fase C será la frontera en los Llanos, con lo que obtendrá una sonora moñona: pues, como lo han dicho los políticos regionales, las clientelas para las próximas elecciones colombianas ya empezaron a resentirse en los departamentos del Norte de Santander, Santander y Cesar. Viene la caída del emporio electoral del vicepresidente Vargas Lleras en La Guajira, y se esperan las reacciones de las administraciones paramilitares en Arauca y Vichada.

La única reacción entonces, bastante inteligente y positiva por lo demás, es por parte de los EEUU tirarle al gobierno venezolano la ramita de olivo de la normalización de sus relaciones diplomáticas bilaterales, con lo que se reduciría la tensión en todo el Caribe.

Ojalá para el bien de todos los pueblos de la región, esta acción diplomática estadounidense a gran escala fructifique. Es el deseo de Anncol.