Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra
:: Magdalena Medio, Colombia ::
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Columna de opinión
La esperanza de la paz en medio del conflicto
Yurany Cuellar Pérez / Miércoles 30 de septiembre de 2015
 

La paz no sólo pasa por la firma de un acuerdo sino por la solución a los problemas estructurales que generaron el conflicto.

Hoy en medio del conflicto y del miedo se tiene la esperanza de que la paz se puede lograr, que se puede tener un país nuevo con visiones nuevas, con iniciativas que permitan reconstruir este tejido social porque la dignidad la tienen los seres humanos y se puede tratar a los demás con respeto y solidaridad para poder tener una cultura donde se pueda identificar los valores y que los derechos sean reconocidos.

La pregunta es:¿Cuál es el compromiso para construir la paz? Es muy importante hacer un alto en la vida y pensar un poco en cual es y debe ser el aporte para construir la paz, pensar en las generaciones venideras ya que no se les está dejando nada porque el individualismo está primando en los corazones de todos los colombianos y colombianas y eso no deja avanzar en la construcción de la paz.

Hay que resaltar el trabajo que hacen las mujeres del Valle del río Cimitarra ya que han juntado las fuerzas necesarias para aportar a la construcción de la paz que siempre se ha anhelado, soñando con una paz con justicia social e incluyente donde los derechos de las mujeres sean garantizados y se reconozca la participación y los diferentes aportes que como mujeres campesinas han dado en la construcción de un país para todos y todas.

Se aplaude además los avances del proceso de paz entre la insurgencia de las FARC-EP y el Gobierno Nacional y la comisión de género, porque abre nuevas posibilidades para la construcción de ese tejido social que se ha roto por las políticas patriarcales implementadas por los gobiernos de turno. Hoy las mujeres del Valle del río Cimitarra son partidarias de la lucha por la paz con justicia social para que nuevas generaciones disfruten de un nuevo país, donde el poder sea de las madres cabeza de hogar, las mujeres, los jóvenes, los niños, los trabajadores, los campesinos y campesinas: todos y todas aquellas personas que creen que la paz sí es posible y que se puede tener una vida digna.