Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra
:: Magdalena Medio, Colombia ::
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Irene Ramírez, presidente de la ACVC: ejemplo de nobleza y coraje
Jorge Orjuela Cubides / Sábado 24 de octubre de 2015
 

“Yo digo que la necesidad de organizarnos como mujeres es urgente porque es la única manera de empezar a creer en que las mujeres somos capaces”.

Irene Ramírez en 2014 se convirtió en la primera Presidenta de la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra. Junto con otros líderes, dirigió la organización con dignidad durante el periodo de mayor persecución contra la organización (2007–2009), cuando varios compañeros estaban detenidos injustamente, mientras otros más huían de un escabroso sistema judicial. Aquella noble y cálida mujer que conocí en mi visita a la región cuando recopilaba información para reconstruir la historia de la organización y que con enorme generosidad me recibió, con quien no pude quedar más complacido por su amabilidad y por la bella labor que cumple como mujer y campesina. Y que además me brindó la presente entrevista, en donde se evidencia la perseverante lucha por darle voz a aquellas que en gran parte de la historia han sido excluidas.

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Nosotras las mujeres campesinas, desde que nació la organización, siempre hemos estado organizadas alrededor de la Zona de Reserva Campesina, hemos estado acompañando las marchas, día a día hemos ganado espacios en las juntas de acción comunales, en todo lo que tiene que ver con lo organizativo, y nuestra meta como mujeres campesinas es cada día irnos empoderando del trabajo organizativo, político y comunitario, donde podamos estar también aportando nuestras experiencias, nuestros conocimientos, y de esa manera también la organización ha respetado ese espacio y hemos entendido que es un espacio amplio donde hombres y mujeres que han construido esta Zona de Reserva Campesina son los mismos que debemos estar aquí, desempeñando el papel que podamos, mirando las capacidades de todo el que quiera estar en este espacio, ayudando a que todo el mundo empecemos a tener esas mismas capacidades.
Trabajamos en comités de mujeres, en todo lo organizativo, con talleres, espacios donde cada día hemos ido aprendiendo mucho más, el trabajo que debemos de llevar, la necesidad de organizarnos, porque nace como una necesidad. Cada día estamos llamando a toda compañera y compañero de que nos organicemos, de que ayudemos a formar a nuestros hijos que son el futuro de nuestra Zona de Reserva Campesina.
El abril 6 –de 2015– cumplí un año de ser presidenta, antes fui la tesorera de la Asociación por dos periodos, estuve del 2008 al 2014 siendo la tesorera, y ahorita se tomó la decisión en el 2014, el 6 de abril, que yo fuera la presidenta.
Siempre habían sido compañeros, pero también en el espacio estaban mujeres acompañando el proceso; como mujeres campesinas siempre hemos sido mujeres tímidas, mujeres que consideran que no somos capaces de llevar un trabajo organizativo, entonces es lo que queremos empezar a hacer, de que empecemos a aprender en esos espacios y que somos capaces, porque en la región hay muchas mujeres en todas las edades que son capaces. Lo importante en esos espacios que estamos haciendo con talleres es darnos a entender de que no es estar en un trabajo de una cocina, de estar pendiente de sus hijos, sino que el trabajo tiene que ser mucho más compartido, que somos mujeres capaces de estar en otros espacios ayudando a transformar, trabajando también en el tema de la paz.
Las mujeres campesinas somos las que estamos sufriendo más el problema de la guerra porque son nuestros hijos los que van allá, por el hecho de ser mujer no hay un reconocimiento como mujer y mucho menos un reconocimiento como mujer campesina, ya que a nosotras las mujeres campesinas estamos más sumisas a hacer muchas más cosas por el bien de nuestros hijos, por el bien de todos, y siempre creemos que la carga de la mujer es hacer todo. Entonces eso es lo que hemos llevado a todos los espacios de esta Zona de Reserva Campesina, a que empecemos a entender de que podemos estar en otros espacios, que el trabajo tiene que ser mutuamente compartido entre hombres y mujeres, y que nuestra niñez tiene que crecer en otro entorno, en un entorno de paz, cambiando algunos sistemas de machismos que son los que nos han criado.
Uno como mujer campesina de pronto no está preparada para estos espacios, pero es darle a entender a todas aquellas compañeras que como pude yo, hay muchas que tienen una capacidad muchísimo más de la que podría tener yo. Es lo que estamos tratando de decir, estas mujeres tienen que pasar a otros espacios, sin decir que tienen que abandonar sus hijos, sin decir que tienen que dejar su esposo a un lado, sino que esposos y compañeras deben de entender de que la compañera que tienen al lado es mucho más interesante e importante para solamente quedarse cuidando a sus hijos y a su compañero. Que sea un trabajo compartido. Que seamos escuchadas en todos los espacios. Poco a poco nos hemos ido ganando eso. El trabajo organizativo en la región como mujeres es más lento, pero creemos que en todas nuestra Zona de Reserva Campesina hay mujeres con mucha claridad de lo que es nuestro trabajo organizativo, esas mismas compañeras están replicando el trabajo a todas aquellas que de pronto, de una manera u otra, no han entendido todavía la necesidad de organizarnos, la necesidad de explorar mucho más nuestros conocimientos, entonces lo hemos hecho por medio de talleres en todas las tres seccionales.
Yo conozco la organización desde que nació porque mi compañero fue fundador de la organización, ya en el 2008 cuando ven una mujer aquí encargada de la oficina, nunca había pasado eso, la gente empezó a creer en uno, a creer las mujeres que sí éramos capaces de estar en estos espacios, y yo también empecé a sentir que era capaz, porque para mí el primer año fue muy difícil, salir de la vereda, yo vivía en Puerto Matilde, allá tengo la casita, allá críe mis hijos. Mis padres siempre me sacaban era por enfermedad, ni por pasear, porque a uno en la región no lo sacan por salir a pasear, por los costos.
Yo digo que la necesidad de organizarnos como mujer es urgente porque es la única manera de empezar a creer en que las mujeres somos capaces. En la organización nos queremos, nos respetamos, nos decimos las cosas cuando hay que decirlas, porque esa es la organización, superar cada día los problemas que tengamos. Siempre hay el respeto del hombre por la mujer, del que sabe más por el que no sabe, eso es lo importante de esta organización. Este trabajo es muy bonito y muy encantador, se enamora uno de él. Cada día decimos que es un derecho y un deber seguir luchando porque esto día a día crezca.