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México: El 90% de los campesinos de la sierra de Guerrero siembra amapola
El ex Secretario Rural Rigoberto Acosta González estima en unos 400 millones de pesos anuales la derrama económica que genera esta práctica. El kilo de goma de opio es vendido a precios que varían entre 27 mil y 30 mil pesos (cerca de 1.500 euros)
Sin Embargo / Sábado 19 de marzo de 2016
 
Policías federales en un sembradío de amapola en la zona zona boscosa de Acapulco.

El ex Secretario de Desarrollo Rural de Guerrero (Seder), Rigoberto Acosta González, considera “sensata y viable” la propuesta del Gobernador Héctor Astudillo Flores para legalizar el cultivo de amapola para fines medicinales, y destacó que en la sierra guerrerense habitan al menos 18 mil familias, de las cuales el 90 por ciento tiene relación directa con la siembra y producción de la planta.

Acosta González, quien es dirigente del Consejo Regional de la Sierra de Guerrero (Cresig) y del Consejo de Productores de Maguey y Mezcal, remarcó que en un cálculo “conservador” la sierra produce alrededor de 105 millones de pesos (más de cinco millones de euros) cada tres o cuatro meses, es decir, al menos 400 millones al año (unos 20 millones de euros).

Consultado vía telefónica, el funcionario del Gobierno interino de Rogelio Ortega destacó que el “comentario” del Gobernador para buscar un mecanismo de legalización del enervante con propósitos medicinales es una opción “sensata y viable”.

Ante la infiltración del crimen organizado en las comunidades productoras del estupefaciente, dijo que la opinión de Astudillo debe aplaudirse, “ya que a grandes problemas, grandes soluciones”.

Aunque añadió que finalmente existen riesgos y reveló que “en más de 25 años no me había atrevido a declarar: no hay que cerrar los ojos, hay una actividad económica importante y es una cuestión riesgosa por los altísimos intereses que se van a trastocar en el momento de tomar una decisión como esta; yo esperaría que el Gobernador matizara, profundizara y diseñara bien su propuesta, porque no es una propuesta de ocurrencia, entiendo que será de fondo y que requiere de un análisis serio para tener la información y la ruta por donde pudiera encauzarse la propuesta y llegar a los fines referidos”.

Subrayó que la dirigencia del Cresig ha analizado el fenómeno desde la llegada de la semilla a principios de los 70, proveniente de Sinaloa, para observar el número de generaciones que se han dedicado al cultivo principalmente en las zonas serranas.

Lamentó que esta actividad haya sido la única opción de los campesinos, ya que es una actividad que afecta, lastima y daña a la sociedad, “pero las familias de la sierra lo ven como la única opción para tener ingreso, algo así como un elemento cultural”.

Manifestó que a la hora de hacer cálculos “verdaderamente conservadores”, en las 1.287 comunidades situadas en la zona serrana se genera una producción de al menos 105 millones de pesos (más de cinco millones de euros) por la venta de droga cada tres o cuatro meses, dependiendo del ciclo de producción anual.

Abundó que el kilo de goma de opio es vendido a precios que varían entre 27 mil y 30 mil pesos (cerca de 1.500 euros), y quienes la adquieren “van y te la compran en el patio de tu casa o en las comunidades, es decir, es dinero en automático”.

Añadió que dependiendo de las condiciones climatológicas a que estén expuestos los cultivos, es como varía el ingreso entre 300 y 400 millones de pesos (unos 20 millones de euros) por la compra de la goma de opio recién extraída, aunque argumentó que al añadirle un proceso constructivo su valor se ubica entre los 750 y 800 millones de pesos (cerca de 40 millones de euros), “y esa es la razón de la violencia de Guerrero y el país, y por tanto si se llegara a legalizar, creo que el primer efecto sería la reducción de la violencia”.

Argumentó que el Gobierno estatal debe generar un plan o una política pública de sustitución de cultivos, para que en lugar de que los serranos siembren amapola se dediquen a la siembra de aguacate, durazno, agave, a la ganadería o al comercio.

Subrayó que en la asociación de mezcaleros en la que es dirigente, muchos agremiados han dejado de cultivar el enervante para establecer viveros y plantaciones de maguey, con el fin de producir mezcal, que resulta una buena opción de ingresos.

Dijo que el planteamiento del Gobernador debería abrirse a una discusión con el Gobierno federal, la Secretaría de Salud, académicos e investigadores y organismos internacionales que coadyuven a encontrar un mecanismo que permita erradicar el cultivo de enervantes y dar la transparencia requerida con el fin de disminuir los índices de violencia que prevalecen en Guerrero.

Planteó que el Congreso local junto con organizaciones campesinas y académicos del país y el extranjero pueden aportar ideas para vislumbrar los beneficios que resultarían de la legalización de la amapola para usos medicinales, “yo lo que sé es que la heroína que se produce en Guerrero y que va a mercados como el norteamericano es utilizada en un 90 por ciento en los laboratorios y apenas un 10 por ciento se va a consumo directo de quienes son adictos”.

–¿Entonces cree usted que todas estas familias serranas estarían dispuestas a regularizar este producto, tomando en cuenta que tal vez se reduciría el precio?

–Mira, no quisiera dudarlo y por el contrario quisiera afirmarlo y te voy a decir por qué razón: como consecuencia del cultivo de ilícitos hay también un número importantísimo de hombres y mujeres en las cárceles, a consecuencia del movimiento de droga, básicamente de heroína, es decir la gente está consciente de que es una actividad de altísimo riesgo frente a la autoridad. Ellos lo que piden es que el Gobierno dé una opción distinta para frenar la producción de la amapola.

El dirigente advirtió que la sierra sigue en el abandono, la miseria y la falta de oportunidades sin apoyo institucional, “si llegan programas de vivienda, productivos y de electrificación, educación y salud, estoy seguro que mucha gente dejaría de sembrar amapola”.

Iniciativa para despenalizar uso médico de la amapola

El pasado 17 de mayo, la bancada del partido Movimiento Ciudadano presentó en el Congreso de Guerrero una iniciativa de decreto que permita la legalización de la amapola para uso medicinal. El partido explicó que esta iniciativa para regular el cultivo de la amapola se propone una modificación gradual al marco normativo modificando en una primera etapa tres instrumentos normativos: la Ley General de Salud, el Código Penal Federal y el código Federal de Procedimientos Penales.

“No se puede mantener un enfoque punitivo cuando además no hay alternativas para los productores, los campesinos o mueren de hambre o mueren de desesperanza”, justificó el legislador local. Quien además señaló que el prohibicionismo extremo de diversas drogas “se volvió en un escenario de muerte y destrucción”, dijo el Diputado local y coordinador de la fracción parlamentaria de Movimiento Ciudadano, Ricardo Mejía Berdeja.

Señaló que como tal y como dan cuenta las cifras de organizaciones “que hoy documentan más de 100 mil personas muertas a consecuencia de la violencia asociada a este delito”.

El legislador guerrerense consideró que “ni todos los decomisos, detenciones de capos y desmantelamientos de organizaciones han podido detener las muertes ni el crecimiento exponencial de esta industria y no han reducido el crecimiento del flujo de narcóticos prohibidos ni la crisis humanitaria que viven los desplazados internos en el marco de la guerra contra el narcotráfico, al menos 281 mil mexicanos se encuentran en esta circunstancia”.

Mejía Berdeja sostuvo que “Guerrero, se ha vuelto el Estado que más ha padecido esta situación, somos la entidad con más desplazados internos, las tasas de homicidio más altas y el mayor número de casos de desaparición forzada”.

El legislador instó a que el “Congreso haga uso de su facultad legítima y presente esta iniciativa directamente a la Cámara de Diputados como cámara de origen para despenalizar el uso de amapola con fines médicos y científicos”.

La posible legalización del cultivo, del que se extrae heroína y también medicamentos contra el dolor como la morfina, es para algunos expertos una opción a explorar mientras que otros aseguran que se trata de una alternativa sin futuro si lo que se pretende es reducir la violencia vinculada al narcotráfico.

Actualmente familias generalmente muy pobres cultivan pequeñas parcelas de una media hectárea y ponen a niños a extraer la goma bajo la atenta mirada del cártel de turno que compra toda la producción al precio que quiere y mantiene el control del territorio.

Los campesinos aceptan porque les supone la única fuente de ingreso de dinero en efectivo, puesto que sus otros cultivos —como maíz— generalmente son para el autoconsumo.

–Con información de Alfonso Marín, El Sur