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Memoria antifascista
Red Cométe: En tiempos hostiles, canales de resistencia
Luisa Becerra Sanabria / Jueves 9 de junio de 2016
 

La Red Cométe fue una organización de resistencia civil clandestina, creada en Bruselas en 1940. Su misión era rescatar y cuidar a los pilotos aliados que sobrevivían a los bombardeos cuando entraban en el territorio enemigo, y devolverlos a Londres.

Contexto histórico

Esta historia ocurre paralela a la ocupación de la Alemania nazi sobre los estados soberanos e independientes de Europa. Conecta a Bélgica con Gibraltar, y llega al máximo paroxismo en la muga (frontera) vasca de los Pirineos.

En mayo y junio de 1940 caen respectivamente Bélgica y Francia bajo el dominio alemán, mientras que España, oficialmente neutral, simpatiza con Hitler. Los nazis afianzan su campaña de exterminio contra intelectuales y políticos, quienes mantenían opiniones diametralmente opuestas al fanatismo nacional concentrado en la figura de Adolf Hitler. Los miembros del partido nazi culpan a los judíos de todos los problemas de Alemania, como ahora lo hacen los partidos ultraconservadores con los inmigrantes, y diseñan un plan de limpieza étnica.

El nacionalismo, la ambición territorial y la segregación racial son el motor del nacionalsocialismo. Sus organizaciones policiales, las SS y la Gestapo, siempre prestas a castigar a cualquiera que osara desafiar la autoridad del nuevo Estado alemán, no consiguieron su cometido, pues grupos de resistencia se sublevaron en todas las zonas conquistadas.

Resistencia civil

La batalla de Dunkerque, en la frontera franco-belga, es el preludio de esta historia. En el hospital militar de Brujas la enfermera belga Andree de Jongh atendió a los combatientes que entre el 26 de mayo y el 4 de junio de 1940 se enfrentaron al ejército nazi en Dunkerque. A la vanguardia de los hechos, Andree de Jongh “Dedée” advirtió la importancia de crear un plan de evasión para repatriar a militares aliados y evitar su deportación a campos de concentración.

Sin dinero, con un proyecto temerario, vendió sus joyas e inició un recorrido por Bruselas, París, Burdeos, Anglet, Bayona, San Juan De Luz, Cibourne, Urruña, atravesó la frontera de los Pirineos y llegó a Bilbao. Allí se presentó en el consulado británico.

Arthur Dean, vicecónsul de la embajada sajona, recibió con tal desapego la propuesta de la joven de 24 años sobre un plan de evasión para aviadores de la Royal Air Force, que incluía apoyo económico, logístico, hospedaje y alimentación, que le pidió que volviera en dos semanas. Esperando que no regresara. Dean sospechaba de una trampa nazi. Sin embargo, a las dos semanas, igual de resuelta, convenció al inglés.

Superados los problemas de credibilidad, la Red Cométe se hizo oficial. Integrada exclusivamente por población civil, trabajó infatigablemente durante cuatro años. Salvó alrededor de 800 aviadores, contó con unos tres mil miembros y durante su tiempo en función se estima que 700 de ellos fueron capturados y 290 cayeron fusilados o en campos de concentración.

El Bidasoa

Río Bidasoa. Foto: Luisa Becerra.

El río Bidasoa nace en el Pirineo navarro y desemboca en el mar Cantábrico. Tiene una longitud de 60 kilómetros. Antes de verter sus aguas en el mar forma una frontera natural que divide el territorio vasco entre el norte (Francia) y el sur (España).

La muga del Bidasoa era la zona más peligrosa del recorrido de la Red Cométe. ¿Por qué? Porque el recorrido se hacía a pie: 28 Km en seis horas. El riesgo aumentaba puesto que podrían ser capturados por la Gestapo, los gendarmes franceses o la Guardia Civil. Además estaban a merced de las condiciones meteorológicas, las crecidas del río y los curiosos. Si bien era peligroso, la red estableció esta ruta porque los montes eran más bajos y el camino directo.

Río Bidasoa. Foto: Luisa Becerra.

Para esta misión vincularon a mugalaris o contrabandistas, que agregaban a su experiencia la más estricta discreción y generosidad. Después de muchos viajes, en Urruña, a 5 Km de la frontera, en el caserío de Frantxia Usandizaga, fueron traicionados por un trabajador que no fue admitido en red. Su desquite fue la denuncia: señaló a los alemanes la ubicación de resistentes en el caserío de Usandizaga.

Las consecuencias fueron nefastas. Dedée, la casera Frantxia Usandizaga, Juan Larburu -miembro y refugiado vecino de Hernani-, junto con dos pilotos fueron arrestados. Sometidos a severos interrogatorios y trasladados a varias prisiones. Frederich De Jongh, padre de Dedée, cofundador de la red, intentó sacarla de prisión, pero fue burlado por un hombre que a cambio de dinero le prometió ayudarlo. En junio de 1943 cayó en manos de la Gestapo en la Gare du Nord de París y murió fusilado. El destino de Dedée fue el campo de concentración Ravensbrück en Alemania, donde estuvo hasta que el campo fue liberado por el Ejército Rojo el 30 de abril de 1945.

La red cayó, pero el compañero de Dedée Jean-François Nothomb alias Franco y los miembros libres la levantaron de nuevo, buscaron rutas alternativas, restablecieron los contactos y continuaron pasando aviadores por el Bidasoa. Solo hay registro de muerte por ahogo de un piloto estadounidense y un líder de la organización: Jacques Cartier. Los hechos sucedieron cuando un grupo fue descubierto por la Guardia Civil y, después de un tiroteo, los hombres desaparecieron en el río.

Río Bidasoa. Foto: Luisa Becerra.

Entre los mugalaris de la red se destacó Florentino Goicoechea. Florentino, en unos de sus viajes por la frontera, fue emboscado y tiroteado. En el momento de la captura se deshizo audazmente de papeles que comprometían al matrimonio De Greef, miembros de la red. Ante esta muestra lealtad la familia en mención organizó un operativo de rescate en el hospital donde estaba Goicoechea arrestado, haciéndose pasar por miembros de la Gestapo y salvando la vida al mugalari.

Razón versus bondad

La razón humana fue utilizada para industrializar la muerte. Los alemanes tenían una organización burocrática especializada, de esta forma el problema no era asesinar a millones en campos de concentración sino deshacerse de los cuerpos. Auschwitz es el ejemplo supremo de la razón instrumental. En contraste la población civil con el mayor número de víctimas de la Segunda Guerra Mundial, que padeció las retaliaciones de los bandos, en medio de un panorama hostil, se decidió por la indiferencia cortés o la locura, es decir: la resistencia.

La resistencia era el camino más difícil, la opción de quienes no se resignaron a vivir avasallados. La historia ha sido más amable con los líderes del exilio, grandes figuras como Charles de Gaulle, Ignacy Mościcki, Chiang Kai-shek, Franklin D. Roosevelt o Winston Churchill, pero quienes estuvieron en la resistencia activa, los que practicaron la generosidad sin testigos, los que escondieron a los perseguidos a cambio de nada y poniendo en riesgo su vida y la de su familia, a ellos también se debe el milagro de la vida.

Referencias:

Exposición Comète Museo Romano Oiasso Irún
https://www.youtube.com/watch?v=SFaLQsi2cWs
https://www.youtube.com/watch?v=jqC1qDl8kmk