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El Bronx de Medellín
Hablar del Bronx en Colombia significa para muchos referirse a la calle más peligrosa de Bogotá. Sin embargo, esta referencia no es del todo cierta ya que hay sitios iguales o más peligrosos en esta ciudad. Los hechos acaecidos en las últimas semanas a partir de la retoma de esta zona por parte de la Alcaldía, han dado lugar a que la ciudadanía y los medios de comunicación empiecen a buscar en las principales ciudades del país si en ellas hay algo parecido o peor a lo que tiene Bogotá. La pregunta no se hace esperar: ¿En Medellín hay Calle del Bronx o algo similar?
Luis Fernando Quijano Moreno / Martes 21 de junio de 2016
 
Foto: El Colombiano

Para resolver la incógnita quise conocer un poco más del tema de seguridad en la capital de Colombia y así fundamentar la respuesta sobre Medellín. Advierto que ya se me adelantó la institucionalidad local al decir que en la ciudad innovadora no hay una calle del Bronx.

En diálogo con Claudia Quintero Rolón, directora de la Organización No Gubernamental -ONG- Anne Frank, quien con rigurosidad viene trabajando el tema de tráfico de drogas, explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, trata de personas y criminalidad, le preguntaba si esta calle era realmente el sitio más peligroso de Bogotá. Su respuesta fue un contundente no y afirmó que hay otros iguales o peores, por ejemplo, el barrio Santa Fe, situado en la carrera 17 con calle 23, en pleno centro de la capital, que se encuentra en las mismas condiciones que el Bronx. Algo similar estaría ocurriendo en el barrio San Bernardo, conocido como ‘Samber’, que queda cerca de la Casa de Nariño.

Me resulta paradójico que el presidente Juan Manuel Santos le haya exigido a la Policía Nacional acciones contundentes contra el tráfico de drogas, las ollas y las plazas de vicio en las principales ciudades de Colombia pero que, ni él ni los organismos de seguridad, aparentemente no conozcan lo que la criminalidad mueve cerca del Palacio de Gobierno. Eso sería una colombianada más, de esas a las que nos tiene acostumbrado el poder oficial en el país.

Además, me decía Claudia Quintero que la ONG Anna Frank está adelantando una investigación que pronto publicarán y que, al igual que lo denunciado por ellos frente a la calle del Bronx, generará alboroto en el crimen, la negación en la institucionalidad y posteriormente la intervención en la zona de abastos en la localidad de Kennedy, lugar donde el tráfico de drogas y la trata de personas están al orden del día.

Conociendo esta información de primera mano, me surgen varias preguntas, ¿será que el Bronx, al igual que el antiguo Cartucho, ha sido perseguido asiduamente? ¿Por qué la pululación de habitantes de calle es precisamente todo lo que la institucionalidad, y una parte de la sociedad capitalina, no quieren?

Teniendo en cuenta lo anterior y ahora que están en primera plana de los medios los horrores de la calle del Bronx, se puede responder la pregunta: ¿Hay en Medellín un lugar así o algo parecido? Sí. A pesar de la tajante negación oficial, Medellín no solo tiene uno sino varios lugares que se asemejan al Bronx bogotano. En ellos no solo se consume droga, también matan y descuartizan seres humanos, al igual que se explota sexualmente a niños, niñas y adolescentes y se ocultan los llamados patrones del tráfico de droga.

Unos lo hacen en lugares como el barrio Antioquia (la megaplaza de la droga de la ciudad), La Bayadera, Corazón de Jesús (conocido como Barrio Triste), la calle Cúcuta con la carrera Zea en inmediaciones del Museo de Antioquia y en la avenida De Greiff, donde se puede observar la mayor cantidad de habitantes de calle. En este último sitio hay un ‘patrón criminal’ que maneja el 30 % del tráfico de droga y es conocido como ‘don Ómar’, exsargento de la Policía Nacional que ha utilizado a su antojo a los habitantes de calle y casi se ha convertido en el amo y señor de estos, en semejanza con Bogotá donde jefes criminales conocidos como los Ganchos, controlan a esta población.

También hay hoteles y casas en el centro de la ciudad que están organizados de tal manera que parecen pequeños Bronx. En estos se presentan vivencias y horrores como los registrados en la intervención de la calle de la Bronx. Allá hay Sayayines, aquí varias Convivir y miembros de bandas apostadas en las comunas de Medellín quienes ejercen la vigilancia, el control, el homicidio y el desmembramiento de los enemigos, deudores o informantes de los llamados patrones del tráfico de droga.

En el gobierno del sí y donde la premisa es reconocer la realidad de criminalidad y violencia que vive Medellín, el alcalde Federico Gutiérrez debería orientar el desmantelamiento de estos sitios y antros del crimen que, aunque no se reconozcan, son iguales o peores que el Bronx. Por eso es claro que aquí también los hay, muchos de ellos cerca a La Alpujarra y a las principales estaciones de la Policía Metropolitana del Valle del Aburrá -Meval-.