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Las balas no podrán callar la construcción de paz
Agencia Prensa Rural / Jueves 3 de noviembre de 2016
 

“Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos” Alí Primera

Desde su fundación, en 2012, han sido asesinados 120 integrantes del Movimiento Político y Social Marcha Patriótica. Pero no se trata sólo de una cifra más, es una muestra de la intolerancia y la persecución política contra una expresión política que sueña con construir justicia social en Colombia y trabaja desde las comunidades para lograrlo; oponiéndose así a las viejas maquinarias políticas.

Si bien este movimiento es muy joven, ha pagado un alto precio por jugársela en favor de la construcción de la paz, el diálogo y las nuevas formas de participación. Muchos de sus miembros han sido perseguidos por el Estado, las fuerzas militares y los paramilitares. Asimismo varios miembros de Marcha Patriótica han debido enfrentar montajes y hostigamientos judiciales. Tal es el caso de Huber Ballesteros, dirigente social, quien aún sigue en una cárcel por cuenta de la persecución política, a pesar de que en sus declaraciones afirma que “las pruebas utilizadas fueron plantadas por la Policía y la Fiscalía, además utilizando testigos pagados por ellos”. Se trata de un hecho que no puede pasar desapercibido ya que los movimientos sociales siguen exigiendo su libertad y la de miles de presos políticos que se encuentran en diferentes cárceles del país.

Por otro lado la situación en el departamento de Cauca es preocupante. Según las cifras proporcionadas por la oficina de DDHH de Marcha Patriótica, en este departamento han sido ultimadas 24 personas, cuatro de ellas este año. El último caso se registró el pasado 1° de noviembre en el caserío El Palo, municipio de Caloto, donde fue encontrando sin vida Jhon Jairo Rodríguez quien recibió tres impactos de bala y fue hallado junto a su motocicleta.

Jairo era miembro de la Junta de Acción Comunal de su corregimiento y participó activamente como miembro de Marcha patriótica. Al respecto el gobierno colombiano no se ha pronunciado, como tampoco han avanzado las investigaciones en los casos de las anteriores víctimas. Además de los asesinatos, también se han presentado constantes amenazas por parte de grupos paramilitares, quienes no quieren que se logre la reconciliación en el país.

Es preocupante este hecho puesto que Colombia cuenta en su historia con el genocidio del partido político Unión Patriótica. Algunos datos hablan de alrededor de 4000 militantes asesinados en menos de una década, ante el silencio cómplice del Estado y los diferentes gobiernos de turno. Si bien el panorama ha cambiado y han pasado alrededor de 30 años desde aquellas masacres, son los mismos señores de la guerra los que quieren emprenderla de nuevo contra las organizaciones sociales -entre éstas Marcha Patriótica- arruinando así el ambiente de búsqueda de paz y reconciliación que exigen los colombianos.

Desde estas líneas, la Agencia Prensa Rural se solidariza con la familia de Jhon Jairo, con la comunidad de Caloto y con el Movimiento Político y Social Marcha Patriótica. Qué las balas no callen nunca el clamor de paz y justicia social.