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Opinión
El paramilitarismo sí existe
Tony López Rodríguez / Sábado 20 de mayo de 2017
 

El parlamentario colombiano Alirio Uribe denunció en su cuenta de Twiter que el “Paramilitarismo sí existe, sino es el Ejército” este trino se hizo en respuesta a las declaraciones de altos funcionarios del gobierno de Juan Manuel Santos, que niegan la existencia del paramilitarismo; especialmente las del Ministro de Defensa, Luis Carlos Villega, encargado de ordenar a las Fuerzas Militares y combatir a estas bandas criminales. Con este trino el legislador colombiano dejó claro que sino existe el paramilitarismo, entonces las violaciones, asesinatos y desapariciones de personas, son acciones que ejecuta el Ejército.

Las declaraciones del congresista del Polo Democrático están basadas en la alarmante cifra de más de 2,600 casos de violaciones a los derechos humanos en el año 2016, denunciados por el prestigioso Centro de Investigaciones y Educación Popular (Cinep).

El diario colombiano El Espectador, el pasado 3 de mayo dio a conocer el informe del Cinep y del Programa por la Paz en el artículo titulado: “El paramilitarismo SÍ existe”. Fue una clara respuesta al discurso del Gobierno y de la Fuerza Pública que, ante las denuncias por asesinatos, amenazas y ataques a líderes políticos y defensores de derechos humanos, ha sostenido que no se trata de casos sistemáticos sino de hechos aislados, y que el paramilitarismo no existe. Según los datos consignados en la investigación, durante 2016 grupos paramilitares amenazaron a 395 personas, ejecutaron extrajudicialmente a 83, hirieron a 44, desaparecieron a nueve y torturaron a 12.

La guerra sucia y la utilización del paramilitarismo por el establichment para el exterminio de sectores políticos progresistas, democráticos, de izquierda, líderes sociales y defensores de derechos humanos, no se han extinguido; muy por el contrario hoy tienen tanta fuerza como cuando en su más amplio esplendor lograron controlar más de 20 de los 32 departamentos que integran la geografía colombiana.

El paramilitarismo cobró fuerza en Colombia luego de que el ex presidente, y hoy senador Álvaro Uribe Vélez, durante su mandato como gobernador del departamento de Antioquia, con el apoyo del entonces Ministro de Defensa Fernando Botero Zea, en el segundo semestre de 1994, promovieron una ley para legitimar las llamada Convivir (Cooperativas de Vigilancia Privadas). Fue con estas cooperativas, utilizadas por los terratenientes y narcotraficante, que se aplicó la política contrainsurgente de “tierra arrasada” en numerosas zonas campesinas.

Con las Convivir los paramilitares lograron su despliegue nacional, se consolidaron en Antioquia, establecieron su Estado Mayor en el Nudo de Paramillo y se extendieron por todos los departamentos de la zona atlántica y pacífica, precisamente por donde están las salidas y rutas del narcotráfico.

Es innegable que continúa la guerra sucia, en 2016 se les atribuyen a los paramilitares 550 hechos victimizantes y a actores no identificados otros 833, según la base de datos del Cinep, todos ellos eran líderes populares, dirigentes sociales, políticos de izquierda y defensores de derechos humanos. En lo que ha transcurrido de este año varias decenas de estos líderes han sido asesinados o desparecidos por los paramilitares, los que utilizan diversos nombres como “Aguilas Negras”, “Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC)”, “Los Rastrojos” y “Los Urabeños”, entre otros.

Con la dejación de armas por parte de la insurgencia de las FARC-EP, el paramilitarismo ha ido ocupando el territorio dejado por éstos y lo más preocupante para la población campesina es que el Gobierno no toma medidas y niega las graves violaciones de derechos humanos y los crímenes que estas bandas continúan cometiendo.