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El Tiempo también miente
Miguel Ángel Herrera Zgaib / Lunes 17 de julio de 2017
 

En primera plana, cuando afirma: "Más del 98% de venezolanos rechazan la constituyente". Luego añade (aclara): "Votaron 7.1 millones de personas en 82 países".

En realidad, hasta las 11 pm., el conteo en la denominada "consulta simbólica" - qué consulta no lo es - iba en 7’186.170 personas, quienes depositaron su voto en más de 14 mil puestos establecidos en 82 países, incluida Venezuela.

Convocados por la MUD, que se autodenomina Mesa de Unidad Democrática, cuando en el país lo que hay, hasta la fecha, es una disputa por la democracia.

El diario El Tiempo es también presa de amarillismo porque de acuerdo al contexto de la población apta para votar, según el último ejercicio electoral oficial, es superior a 16 millones.

En segundo lugar, revisadas las tres preguntas, del conjunto de los votantes efectivos, en la consulta del pasado domingo, según lo reportado por el grupo de 5 rectores de universidades nacionales, públicas y privadas, incluida la rectora de la U. Central, alrededor de 6.1 millones rechazaron la convocatoria de la asamblea constituyente hecha por el ejecutivo que preside Nicolás Maduro.

A hoy, ¿la mentira paga?

Ya no solamente el escándalo producido por el descarado mentir del ex presidente y actual senador, Álvaro Uribe Vélez, enemigo declarado del chavismo pasado y presente, cuando afirmó que el periodista Daniel Samper Ospina es un violador de niños, equiparando la violación con la supuesta violación de derechos de los niños colombianos, la multiplica el diario de propiedad de Luis Carlos Sarmiento Angulo.

Porque El Tiempo también miente, en forma abierta y ordinaria, cuando no contextualiza el ejercicio de la MUD. Peor aún, en las páginas interiores titula en la sección "Debes saber", del siguiente modo: "Aplastante rechazo a la constituyente propuesta por Maduro". (p. 4)

Haciendo cuentas

"Interpreten y analicen, y no engañen a su pueblo." Palabras de Maduro, ayer, domingo.

Con una regla de tres simple, la votación obtenida en la convocatoria de la oposición venezolana, tomando por base una población de 16 millones, apta para votar, en efecto es el 37,5 por ciento de los venezolanos el que rechazó la constituyente convocada por Maduro y el PSUV.

Es el ejercicio que llevarán a cabo el próximo 30 de julio, para contarse también públicamente, en lugar de irse a las armas y protagonizar, entonces, una guerra civil, sin duda de devastadoras consecuencias, o acudir, oficialmente, a la fórmula turca, a la Erdogan, cuando se protagonizó un golpe fallido contra él, que llevó a la cárcel, a la censura o al ostracismo a miles de ciudadanos, intelectuales, políticos, militares y gente del común.

Con independencia de cuál sea el resultado futuro, y estamos a menos de 15 días, el chavismo, a través del Consejo nacional electoral, a través de la autoridad de Tibisay Lucena, ensayó en paralelo un simulacro de votación para elegir los miembros de la constituyente. Lo cual hizo en Caracas, en 55 centros de votación, donde se instalaron más de 2.000 máquinas electrónicas. Sin embargo, el presidente Maduro, aunque calificó el ejercicio de "extraordinariamente positivo", hasta el día de hoy no divulgó cifra alguna, pero sí hubo muestra elocuente, según decir de los opositores, de disminuida concurrencia en zonas que éstos califican de "bastiones chavistas", en particular, La Vega, el Valle, Petare, La Candelaria.

Sumas y restas en la disputa hegemónica

"Matemáticamente está revocado hoy Nicolás Maduro": Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional.

Tampoco nadie puede pasar por alto, hacer un conteo simple de sumas, restas y pronósticos, del otro lado. Porque nadie puede olvidar el cálculo con el deseo, de Henrique Capriles que hablaba antes de la consulta de una votación superior a los 10 millones y las encuestadoras que hablaron de cifras parecidas.

La periodista Valentina Lares Martiz, corresponsal de El Tiempo en Caracas, volvió a recordar hoy que "las estimaciones de participación en la consulta impulsada por la oposición rondaban entre 8,8 y los 11 millones". Pero nada dice al respecto, al confrontar las estimaciones con los guarismos efectivos. De ese modo, la posverdad inunda también este escrito con pretensiones de informar y analizar a la vez.

Más aún, mirando el récord de votaciones, en particular, la obtenida en diciembre de 2015, en las elecciones para la Asamblea que ganó sobrada la MUD, esta obtuvo, en realidad, un total de 7.7 millones de votos.

Es decir, con una simple resta, queda claro, que esta vez, después de más de 100 días de agitada desobediencia civil, que contabiliza además, de su parte, 97 víctimas de violencia oficial en las calles, o por parte de los colectivos chavistas. La última de ellas, una enfermera, quien votaba en la zona de Catia.

¿Y los expresidentes, qué? ¡Más posverdad!

Por último, el elenco de los expresidentes Andrés Pastrana, Vicente Fox y Jorge Quiroga, quienes oficiaron de veedores voluntarios del proceso, nada dicen en relación con los resultados obtenidos.

Por el contrario, ellos señalan, haciéndose parte del coro de Uribe Vélez, de manera contra-fáctica que el ejercicio cumplido prueba que hay un rechazo a la convocatoria oficial de la constituyente por el gobierno legítimamente instituido, porque se parte, en la democracia liberal, de la creencia en los resultados y las reglas pactadas en la constitución vigente, que oficialismo y oposición dicen respetar.

Una tercera posición

Frente a los acontecimientos del pasado domingo, hay una tercera posición política, menos conocida y publicitada, de un grupo de intelectuales y políticos de prosapia chavistas, entre los que se destacan el exministro Navarro y el analista Edgardo Lander, quien escribe para un think tank holándes.

Ellos habían escrito, y presentado ante el Consejo Nacional Electoral una solicitud para realizar un referendo derogatorio, contra las dos acciones con pretensiones jurídico-constitucionales, la del gobierno, y la de la oposición. Pero su actuación fue simplemente ignorada.

Este grupo de intelectuales y políticos considera que las dos fuerzas en conflicto adversarial, por lo pronto, desconocen la Constitución de 1999, en los hechos. Ellos pretenden ser un fiel de la balanza política.

Frente a los primeros resultados, esta tercera vía adquiere fuerza ética, aunque no tenga un caudal electoral conocido que los respalde. Ética, porque ellos anticipan que un resultado desfavorable en estos comicios de hecho, para unos y otros, podría desencadenar una guerra civil que ninguno quiere.

¿Adversarios o enemigos? El fantasma del juego de tronos

Ellos insisten en precaver que la contienda adversarial, como lo sostuvo teóricamente la pareja Laclau-Mouffe, no se transforma en una fórmula antagónica, del tipo schmittiano, amigo-enemigo, que convierta a la contestación política en guerra abierta.

Arruinando los procesos de democracia radical, que parecía se abrían camino en América Latina, en los regímenes posdictaduras militares que se extendieron desde los años 60 hasta los 80, con la complacencia y participación directa del gobierno estadounidense, que no saca sus manos de estos territorios.

Así las cosas, el nuevo capítulo de la serie Juego de tronos puede ser indicativo de la otra cara del sentido común neoliberal, y en qué medida éste sobrevive o no en el patio trasero del imperio, que encabeza el gobierno de otro mentiroso consuetudinario, Donald Trump con todo y familia. O sí, por el contrario, estos primeros conteos muestran que hay una transformación en el sentido común, y los subalternos, en Venezuela, pondrán, al fin, los puntos sobre las íes, a las dos representaciones enfrentadas, la MUD y el PSUV.

Entonces sí, la tercera posición, será garante de esta reforma intelectual y moral, sin lo cual Venezuela seguirá dando tumbos, en medio de la riqueza petrolera, manipulada por el capital financiero global, que opera entre bambalinas o abiertamente.

Esto se hizo explícito en las reuniones de las tres cabezas del ejecutivo imperial, Angela Merkel, Donald Trump y el recién electo Emmanuel Macron, antiguo funcionario de la banca Rotschild, quien equiparó con descaro, antisionismo con antisemitismo. Así están las cuentas en el tinglado global, y Suramérica es, de nuevo, un peón de brega.