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La Revolución Bolivariana desespera al Imperialismo
José Honorio Martínez / Domingo 13 de agosto de 2017
 

“Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero”.
Nuestra América, José Martí.

Luego de una sumatoria de recientes derrotas en Venezuela, el imperialismo, a través de su principal vocero el presidente de los Estados Unidos, re-acomete contra la Revolución Bolivariana. El prepotente anuncio del presidente Trump, el pasado viernes 11 de agosto, en el sentido que no descarta la intervención militar -directa- sobre Venezuela [1], denota dos cosas; de un lado, el escalamiento en el nivel de agresión mostrado por Estados Unidos contra Venezuela, y de otro, el fracaso y agotamiento de los planes conspirativos puestos en marcha desde 2001 e intensificados en el curso del 2017. Podría decirse que el escalamiento así sea en gran medida solamente discursivo es el resultado de las frustraciones acumuladas al no poder derrocar al gobierno del presidente Maduro. Hasta aquí la prepotencia como signo de la impotencia.

Comprendido en toda su dimensión, el anuncio, si bien es una amenaza dirigida contra el gobierno venezolano, va también dirigido a tranquilizar a los accionistas y apostadores del derrumbe del bolivarianismo, los cuales van rumbo a la rotunda quiebra pues el botín petrolero que ambicionan sigue siendo lejano.

Una posible intervención militar norteamericana en Venezuela en efecto no es descartable cuando se observa que la geopolítica contemporánea del imperialismo ha corrido en pos de la apropiación de las fuentes planetarias de energía, sin embargo, la misma introduciría un “corte” no despreciable analíticamente en el despliegue de la geopolítica imperial, “corte” que tendría incalculables costos para la decadente hegemonía estadounidense.

Desde el final de la guerra fría Estados Unidos se orientó al rediseño del mapa global enfatizando en el dominio político de los países de Europa Oriental, en la apropiación de los recursos petroleros de la Cuenca del Golfo Pérsico y en el control de las rutas por las que se transportan recursos naturales. En América Latina, Estados Unidos se ha sentido a sus anchas para no intervenir directamente. La única excepción a ello fue el Plan Colombia (1998-20??) en curso de consolidación con los acuerdos de paz con las Farc-Ep. Es decir, una intervención militar directa por parte de los Estados Unidos en el continente significaría una revisión de la estrategia geopolítica global, revisión que pasaría por reconocer que el “patio trasero” que se consideraba bajo égida, marcha por el camino de la insubordinación. En términos abismales: la historia -con sus negaciones dialécticas- no terminó en 1991.

Los costos políticos de una intervención militar norteamericana en Venezuela serían muy grandes para el imperialismo pues la revolución bolivariana no está sola. En el transcurso de los últimos 17 años el bolivarianismo ha vuelto a florecer como una idea orientadora para los pueblos del continente, guardando las proporciones, una intervención norteamericana catapultaría procesos como los que vivió América Latina después de la derrota propiciada por el pueblo cubano al imperialismo en 1962 en Bahía Cochinos.

Así, en vez de proferir amenazas desesperadas, el imperialismo debería -por fin- corregir su concepción sobre el continente y los pueblos del mundo. Pero no se puede esperar que el imperialismo deje de serlo, de modo que continuará recibiendo golpes y derrotas como han sido -en estos últimos días- la elección e instalación [2] de la Constituyente comunal (soberana y antimperialista), la destitución de la Fiscal Luisa Ortega por parte de la Asamblea Nacional Constituyente, la ratificación del respaldo regional de los países del ALBA al proceso de autodeterminación del pueblo venezolano, la contención de los ataques mediáticos y paramilitares [3] y el más reciente, la división de “los partidos” de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) en torno a la participación en las próximas elecciones regionales.

En la República Bolivariana de Venezuela el imperialismo ha puesto en acción desde 2001 planes que sintetizan lo hecho en Guatemala (1954), Brasil (1964), Bolivia (1964), Chile (1973), Nicaragua (1980) y Cuba (1959 hasta el presente), sin embargo, se ha encontrado con un bravo pueblo dispuesto a luchar por su Independencia.

[1Trump Alarms Venezuela With Talk of a ‘Military Option’, New York Times, Aug. 12 2017.

[2Discurso de Delcy Rodríguez como presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente, Agosto 4 de 2017.
Ver:https://www.youtube.com/watch?v=iJ9jX4wPmCc&list=PLrTjgIgCO7piJimS950lZxbU_BcycfqhU&index=59

[3La acción “militar” del pasado 6 de agosto fue sobretodo una acción inserta en el formato del golpe mediático. Ver: Ataque terrorista con civiles contratados y un show mediático que se vende como rebelión militar, Nora Korn, LaHaine, Agosto 7 de 2017.