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Venezuela
Apuntes para una valoración de los resultados electorales del 15- O
Maria Fernanda Barreto / Miércoles 18 de octubre de 2017
 

Con más de un 60 por ciento de participación se realizaron este 15 de octubre las elecciones regionales en Venezuela. A pesar de la distancia neta que aún existe entre estos resultados y los del 30 de julio del año en curso, el triunfo obtenido con un aproximado del 54 por ciento de votación a favor de los candidatos y candidatas del Gran Polo Patriótico, reafirma la victoria obtenida por la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente.

Sin duda digna de celebración, es la recuperación de los estados Miranda y Lara, bastiones tradicionales de la derecha, porque se encuentran entre los primeros estados en población electoral, pero también porque con el triunfo de la Almiranta Meléndez en Lara, Henry Falcón pierde una plataforma fundamental para la candidatura presidencial que hace muchos años procura. Esta situación puede convocar a Henry Ramos Allup como candidato presidencial de la MUD, así que quizás AD no haya recibido con tanto desánimo su derrota en este estado.

Pero la mala noticia de estas elecciones es haber perdido casi la totalidad de la cuenca del Lago de Maracaibo, con la sola excepción del Puerto de La Ceiba perteneciente al estado Trujillo, donde sin embargo, el poder del crimen organizado quedó evidenciado con el asesinato del Alcalde del PSUV Marcos Tulio Carrillo hace aproximadamente un año y medio. [1]

La importancia geoestratégica del Lago de Maracaibo y los estados que lo albergan es tanta que Zulia, Táchira y Mérida, junto a otros tres estados, entre los que se encuentra el estado Bolívar, cuya gobernación aún se encuentra en disputa, se mencionan como objetivos en el célebre Plan Balboa. [2]

Las vinculaciones de los nuevos gobernadores y en particular, la nueva gobernadora con los sectores más violentos de la derecha nacional y con el paramilitarismo colombiano deben ser investigadas. Si estos nuevos ejecutivos regionales se colocan a las órdenes de los intereses intervencionistas, pueden facilitar el avance paramilitar sobre el territorio venezolano. Esto podría implicar que se concretara la instalación de bases paramilitares para cubrir rutas de tráfico de drogas desde Colombia hacia el Sur del Lago y el contrabando de extracción, así como un aumento del desplazamiento forzado en Táchira y Zulia para dirigirlo hacia Colombia y favorecer las matrices de opinión relacionadas con la presunta crisis que generarían refugiados venezolanos, [3] y en suma un avance de los planes estadounidenses en la región.

Ante esta nueva situación, el poder popular debe fortalecer su control territorial en estos estados profundizando la organización política real, el trabajo productivo con cadenas completas que garanticen su viabilidad económica y preparándose para la defensa del territorio. Al mismo tiempo, el gobierno venezolano debe prepararse para enfrentar un posible proyecto secesionista que podría estarse fraguando desde la derecha con el apoyo de gobiernos hostiles como el de Colombia, Perú, Panamá, Argentina, Brasil y por supuesto EEUU y la OEA.

Es también urgente que el Ministerio de Interior, Justicia y Paz tome el control de las tres policías regionales antes de que los nuevos poderes ejecutivos asuman los estados en los próximos días y las coloquen al servicio de intereses apátridas.

Finalmente es fundamental no abandonar escenarios, recoger los vidrios rotos. Conocer las variables que se mueven en las situaciones adversas para valorar las condiciones objetivas en las que se debe continuar luchando. Entender que donde se pierde poder constituido se abre una oportunidad al poder constituyente. Administrar políticamente la gran victoria obtenida en este proceso electoral pero también, la derrota sufrida en estos estados, implica visibilizar las variables y evitar que derrotas tácticas se conviertan en obstáculos para los objetivos estratégicos del proceso bolivariano.

A pesar de todo esto la MUD ha anunciado en rueda de prensa su desconocimiento total a los resultados de las elecciones regionales y esta opción de caída y mesa limpia, solo puede significar dos cosas: o no tienen elementos objetivos de análisis de la realidad para comprender con sobriedad lo sucedido lo que les llevaría a repetir antiguos errores que terminaron con su autoexclusión del poder y divisiones internas que podrían ser impulsadas por quienes sí lograron alcanzarlo – en este caso los 5 gobiernos estadales- y que significaría que definitivamente han perdido todo sentido del ridículo ante su propia militancia o, nuevamente actuaron solo siguiendo el guión de un show internacional que reiniciará con nuevos pronunciamientos de organismos multilaterales y países del llamado primer mundo contra Venezuela para ser el aval de nuevas sanciones y posibles acciones militares contra el país. Es decir, la “mesa de la unidad democrática” de Venezuela se debate entre la idiotez o la canallada y en ese movimiento pendular la acompañan sus acólitos y acólitas y se debaten sus patrocinantes.