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Denuncia
Aumenta presencia paramilitar-militar en el Cesar
Ganaderos y comandantes del Ejército Nacional se reúnen para definir estrategias represivas contra campesinos
Equipo Jurídico Pueblos / Jueves 25 de enero de 2018
 

Aumenta la presencia paramilitar-militar en extensas regiones del país, que ha producido un ostensible aumento de violaciones a los derechos humanos, terror e inseguridad en la población, continuando con el patrón de realizar operaciones encubiertas y psicológicas por parte de la Fuerza Pública, lo que origina un ascenso en graves hechos que constituyen violaciones a los derechos humanos. Lo que ocurre hoy en el Cesar es sólo un ejemplo:

La presencia paramilitar se incrementó en el centro y sur del departamento del Cesar, y es cada vez más notoria. Cada 15 días ingresan al municipio de Chiriguaná tres camionetas Toyota Hilux 4×4 negras de platón y cuatro motocicletas de alto cilindraje con alrededor de 15 personas portando armas largas y cortas, quienes se distribuyen por todo el pueblo. Cada moto acompaña una de las camionetas y recorren las calles del municipio a la vista de todos, incluida la Fuerza Pública.

Al temor que se causa a la población en general, se suman las amenazas dirigidas contra quienes forman parte de organizaciones populares. Voceros del Movimiento de Trabajadores, Campesinos y Comunidades del Cesar (MTCC) han sido intimidados de manera directa. El 4 de enero de 2018, el campesino Yamit Díaz recibió una llamada de quien se presentó como alias Camilo del Clan del Golfo, indicándole que actuaba por orden del comandante Otoniel y que lo esperaba en una reunión que se llevaría a cabo en el municipio de Pailitas (Cesar), a lo que el poblador respondió que no podía asistir, siendo requerido a depositar la suma de diez millones de pesos a nombre de Deisy Cervante Anaya en Necoclí (Antioquia).

Los hechos fueron denunciados ante la Personería y el Gaula de la Policía del municipio de Pelaya, quienes procedieron a interceptar el teléfono personal de Yamit. Poco después el campesino recibió una nueva llamada de alias Camilo, quien le dijo: “Me sapió, no se preocupe en vender sus bienes, preocúpese por cuidar a su mujer y sus hijos, ya sabe que estamos haciendo presencia en Pelaya, Pailitas, Curumaní y Aguachica”, cortando inmediatamente la comunicación. Esta situación ha generado temor y zozobra en Yamit y su familia, por cuanto sus vidas corren peligro.

Similar situación vive el campesino Esaú Sepúlveda. El 4 de enero de 2018 le fue entregada una boleta de citación por la supuesta perturbación a la posesión del predio La Morrocoya por parte de Oliver, administrador de la finca que se ubica en la vereda Carrizal del municipio de Pelaya (Cesar), a quien Esaú reclama por cumplir este tipo de labores, diciéndole que él no era trabajador de la Alcaldía ni de la Policía para hacerlo. Tres horas más tarde, llegaron dos mensajes de texto a su teléfono personal en los cuales le realizaron falsos señalamientos y lo amenazaron de muerte. Estos hechos también fueron denunciados ante la Policía y la Fiscalía.

El 17 de enero de 2018 en el casco urbano del municipio de Pelaya (Cesar), dos sujetos desconocidos que se desplazaban en un Daewoo negro detuvieron el vehículo en el que se movilizaba Neftalí (hermano de Esaú), indicándole que tenía orden de captura, le pidieron la cédula y procedieron a revisarla, al observar el documento y ver que no era Esaú procedieron a retirarse sin mediar palabra. Los hombres no portaban distintivos de Policía Judicial ni CTI, lo que por sí solo es motivo de preocupación, a la que se suma una posible judicialización o riesgo contra la vida. Se pudo constatar ante la Fiscalía General de la Nación que no existe requerimiento ni anotación judicial contra Esaú Sepúlveda.

De otra parte, se tiene conocimiento que el 10 de enero de 2018, miembros del Ejército (en cabeza del coronel Martínez) sostuvieron una reunión con el Comité de Ganaderos del Municipio de Pelaya (Cesar), en desarrollo de la cual se realizaron señalamientos contra el personero municipal Ener Hernández Vergel y contra las comunidades campesinas que se encuentran en el proceso de recuperación de tierras, calificándolos de ser miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN). De manera concreta, se acordó denunciar al funcionario y se le cuestionó por ser supuestamente permisivo frente a procesos de defensa del territorio.

Este hecho, es también motivo de intranquilidad si se tiene en cuenta el fortalecimiento paramilitar en la zona, así como del incremento del pie de fuerza militar que hace presencia, entre otras unidades, a través del Batallón Energético y Vial (BAEV) 3, involucrado en múltiples denuncias por los montajes judiciales contra pobladores de la región que se han atrevido a denunciar y resistir contra el despojo.

El 22 de enero de 2018 fueron repartidos panfletos en el corregimiento de San Roque del Municipio de Curumaní (Cesar), en los cuales el grupo denominado “Comando Democrático Armado” en cabeza de alias José amenaza a la comunidad con realizar las denominadas “limpiezas sociales” y declaran objetivo militar a varios sectores de la población.

Como es de conocimiento de los entes de control, Fiscalía y Fuerza Pública, este no es el único pasquín que ha aparecido en la región. En otros tantos que circulan con libertad y a la vista de todos, los paramilitares autodenominados “Autodefensas Gaitanistas” han amenazado a defensores de derechos humanos y líderes sociales.

El anhelo de paz de la sociedad ha sido convertido en una cortina de humo que nos ha encaminado por una senda de retrocesos graves en muchos aspectos, entre ellos el de la comprensión misma de la realidad del país. El paramilitarismo pareciera comprenderse hoy como una estrategia en la que el Estado no juega o en la que sólo participa con su permisividad, o porque no lo previene. Lo mismo pasa frente a prácticas genocidas como el asesinato, persecución, exclusión y amenazas permanentes contra el movimiento social. Pero la realidad es distinta, quienes ostentan poder político, económico y militar en Colombia avanzan en sus proyectos sin consideración alguna del costo para el resto de la humanidad.