Asociación Campesina del Catatumbo
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Campesinos del Catatumbo se solidarizan con el Pueblo Barí tras ataques del ELN
Asociación Campesina del Catatumbo - Ascamcat / Viernes 9 de febrero de 2018
 

Ante los recientes comunicados del pueblo Barí en los que se denunciaron ataques por parte del ELN en contra de miembros de la comunidad Bokshí, en el que como respuesta a dicho ataque se requirió la salida de todas las personas no Barí, las comunidades campesinas del Catatumbo organizadas en ASCAMCAT manifestamos al Ejército de Liberación Nacional (ELN) nuestro rechazo por los actos violentos cometidos contra del pueblo Barí, reiteramos que ese modo de proceder es incorrecto e inaceptable.

En ese sentido, hacemos un llamado humanitario a la dirigencia y las bases guerrilleras de esa organización para que respeten la vida e integridad tanto del pueblo Barí como de los campesinos y campesinas del Catatumbo. Este tipo de hechos nos llevan a insistirle a los delegados de paz de dicha organización revolucionaria y al Gobierno Nacional ante la Mesa de Conversaciones de Quito, que estimen la pertinencia de un cese bilateral al fuego de carácter urgente, que minimice las afectaciones a las comunidades indígenas y campesinas que deja el conflicto armado, a su vez se reactive el quinto ciclo de negociaciones.

Al pueblo Barí le manifestamos que las agresiones que han sufrido no fueron causadas por el campesinado y que nuestro interés es mantener un diálogo constructivo que permita gestionar de manera pacífica la diversidad cultural y política que hay en el Catatumbo. Esas acciones violentas cometidas contra su pueblo no solamente nos duelen sino que no nos representan. No todos los Lavadó (blancos) somos hostiles al pueblo Barí, muchos de los campesinos y campesinas del Catatumbo estamos dispuestos a aprender de ustedes cómo conocer y cuidar a Ishta o Ishtana (madre tierra). Para oponerse a quienes quieren apropiarse de las riquezas del Catatumbo, necesitaremos trabajar juntos como hijos de esta misma tierra. Una pelea entre indígenas y campesinos solo beneficia a los señores de la guerra y a las multinacionales que estos defienden. Les hacemos una llamado para que de manera urgente y extraordinaria celebremos una sesión de la Mesa Consultiva ordenada por la sentencia T-052/17, en dicha sesión discutiríamos específicamente la situación de la comunidad campesina que convive en la Cooperativa Saphadana y la zona de Rio de Oro. Seguramente esta situación se puede resolver si insistimos en la aplicación de los principios de Samainayú y respeto mutuo de derechos, pues recordemos que estos son los principios generales que acordamos como orientadores del relacionamiento entre indígenas y campesinos.

A las autoridades civiles, a los órganos de control, a los medios de comunicación y a las entidades defensoras de derechos humanos a nivel nacional e internacional, les informamos que nos declaramos en asamblea permanente, pues nuestro interés es defender los territorios campesinos y el tejido social de nuestras comunidades. De materializarse los anuncios del pueblo Barí, estaremos frente a una emergencia humanitaria por desplazamiento forzado masivo de comunidades campesinas, que solo es comparable con las emergencias humanitarias producidas por el desarrollo del conflicto armado en nuestra región. Se hace un llamado urgente a las organizaciones defensoras de derechos humanos para que organicemos comisiones de verificación que permitan documentar y visibilizar la situación que está ocurriendo en el territorio, en este momento requerimos de toda la ayuda posible para evitar que las tensiones territoriales escalen a un nivel de conflictividad mayor.

A las comunidades campesinas del sector de Río de Oro, a las Juntas de Acción Comunal, los Comités Veredales y a la Guardia Campesina, les hacemos un llamado para actuar de manera pacífica y organizada en defensa de nuestras comunidades; de ser necesario debemos buscar refugio en nuestro territorio antes de someternos nuevamente al desplazamiento forzado. El Estado colombiano tiene la obligación de resolver esta situación con el respeto de nuestros derechos, no podemos permitir que se rompa el tejido social de nuestras comunidades. No solamente está en juego nuestro patrimonio familiar (casas, animales y cultivos) está en juego nuestra existencia como comunidad; no podemos permitir el exterminio de La Cooperativa y las veredas aledañas a Río de Oro.

Como comunidades organizadas la discusión sobre una reubicación de la comunidad tiene que pasar previamente por las garantías que brinde el Estado para que nuestra comunidad perviva de manera digna. Para terminar reiteramos que el acuerdo de paz de La Habana en los puntos 1 y 4 obliga al estado a cumplir con una reforma Rural Integral (RRI) que nos brinde acceso a Tierras y cierre la frontera agrícola. El cumplimiento del acuerdo de paz evitará, sin duda, el agravamiento de la conflictividad territorial entre indígenas y campesinos, no solo en el Catatumbo sino en varias regiones del país.