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Hasta siempre a Gonzalo, el pionero del ambientalismo en Colombia
José Ledesman Díaz / Jueves 19 de abril de 2018
 

Comunicamos con dolor que en la madrugada del miércoles 18 de abril en la ciudad de Ibagué, Tolima, falleció por causas naturales Gonzalo Palomino Ortiz, profesor pensionado de la U del Tolima, agrónomo consciente, ecólogo consecuente, militante de la vida, amante de la naturaleza, defensor del agua, combatiente antiminero y uno de los pioneros en las justas luchas ecológicas de Colombia y América Latina.

A Gonzalo Palomino le debemos la formación ambiental de varias generaciones de jóvenes de la Universidad del Tolima. A comienzos de la década del setenta, su gesta ecológica tuvo epicentro en los escenarios académicos de la UT, pero también sembró semillas de resistencia ciudadana en contra de la revolución verde y la minería del oro en la zona de Ataco en el departamento del Tolima y, en general, en contra del nocivo "desarrollo" que señalaba el proceso por el cual un país debía transitar por los senderos universales de la modernización capitalista.

A él le debemos la gestación del primer grupo ecológico de Colombia, colectivo que en los años setenta articulaba a amplios sectores universitarios y diversas expresiones ambientales, sociales y políticas. El objetivo del grupo ecológico era luchar por un planeta alejado del desastre consumista y sensibilizar a la ciudadanía para que un día y noche cualquiera asumiera la necesidad de parir un nuevo estilo de vida, un estilo de vida de militante. De ahí surge otro gran espacio de articulación social y ambiental, la publicación S.O.S. Ecológico, una hoja amarilla de circulación mensual que también buscaba sintonizar al lector con los ritmos de la madre tierra.

A Gonzalo Palomino le debemos la promoción del pensamiento crítico entre los jóvenes universitarios y activistas del punk que a mediados del año 2003 autogestionaron la Primera Jornada Libertaria en la Universidad del Tolima. En esta ocasión Gonzalo participó en conversatorios ecológicos para la naciente generación de “crestudos”, sus enseñanzas se centraban en el conocimiento de la tierra y sus misterios, en los ritmos de la vida y la sintonía con la naturaleza. Su pedagogía crítica partía del hecho de que la juventud, en su práctica cotidiana y en la observación directa de los fenómenos, era parte y arte en la salida a los conflictos ambientales. Gracias a Palomino, los jóvenes aprendieron una lección de vida: transitar del conversatorio ambiental diurno al concierto punk nocturno y seguir haciendo “ruido” pero con alta sensibilidad social y ambiental.

El profesor Palomino además lideró las reflexiones ambientales que dieron origen a los cascarones organizativos del movimiento ambiental del Tolima. A mediados del año 2008, jóvenes universitarios y activistas culturales, cada semana se encontraban en cercanías del Parque Ducuara para luego ir al viejo salón del bloque 15 y tomar notas de las enseñanzas del ecologista militante. En estos encuentros temáticos, surge la idea de crear un espacio llamado “La reversa”, en honor a las célebres sentencias de Palomino, quien afirmaba que la única opción para frenar el cambio climático era la gran retirada, es decir, "cambiar el estilo de vida del crecimiento económico acelerado".

Justamente La Reversa se configuró como el primer escenario de articulación social para liderar la resistencia a cielo abierto en contra de la explotación minera en el municipio de Cajamarca Tolima; tiempo después, La Reversa se transforma en espacios organizativos como el Comité Ambiental en Defensa de la Vida y la Red de Comités Ambientales del Tolima y campañas ciudadanas como las movilizaciones denominadas Marchas Carnavales, cuerpos, corazones y mentes que en últimas terminaron configurando un poderoso movimiento ambiental que fue determinante para detener a la multinacional Anglo Gold Ashanti y frenar los proyectos mineros en el departamento del Tolima.

Es por ello que hoy despedimos al gran campeón, al ecologista militante, como amante de la vida y defensor de la naturaleza, pero sobre todas las cosas, como Gonzalo Semillas no sólo por su tendencia a liderar la siembra de árboles cada 5 de junio, sino también porque sembró las semillas de resistencia en las generaciones de ayer, de hoy y de siempre, semillas que jamás podrán ser arrancadas por la soberbia del capitalismo, semillas que dieron sus mejores frutos en las movilizaciones ciudadanas y consultas populares que hicieron del Tolima el departamento antiminero de Colombia.

Hasta siempre, campeón, a vos te debemos los primeros escarceos ecologistas en el Tolima y Colombia. A vos te debemos el amor a la vida y la enemistad con la muerte.