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Habrá muchos Ibes y Luis Eduardos sembrando el camino de la dignidad
 

Con la moral en alto y decididos a continuar, rechazamos nuevamente ante la opinión pública el asesinato sistemático de nuestros compañeros, Luis Eduardo Dagua Conta e Ibes Trujillo Contreras, valerosos compañeros reconocidos en sus comunidades campesinas y afro descendientes, respectivamente, por ser líderes, defensores de derechos humanos y de víctimas, quienes han forjado una historia de lucha en defensa del territorio y contra el desarraigo.

Estamos cansados de contar nuestros muertos, porque cada asesinato significa un duro golpe a la defensa del agua, la vida y el territorio, a nuestra identidad cultural, a la autonomía de las comunidades, a la semilla propia, a los sueños que hemos tejido por una Colombia nueva.

Este Estado sigue siendo cómplice de la horrible noche, desde el mes de mayo, generando la necesidad que la comunidad internacional coloque sus ojos sobre estos hechos, ante lo cual instamos a organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), para analizar la persecución y los asesinatos contra integrantes de este proceso, quien consideró necesario pedir al Estado colombiano se otorguen medidas cautelares a 389 miembros de nuestra Coordinación Social y Política -Marcha Patriótica-, no obstante dichas medidas no se han implementado ni acatado por la institucionalidad.

Ibes Trujillo

Ante las circunstancias que se viven hoy por hoy, se hace necesario un llamado al pueblo colombiano y en especial al movimiento social y popular, para lograr el fortalecimiento de los mecanismos de autoprotección, a luchar por la implementación del acuerdo de paz y lograr avances en el proceso de negociación con el ELN. Asimismo exigimos de forma inmediata al Gobierno Nacional una ruta de ejecución e implementación de las medidas cautelares, otorgadas a nuestra organización política y social, de igual forma, se solicita se adopten las medidas necesarias para la protección de la vida de todos los líderes y defensores de Derechos Humanos en nuestro país. Por tanto debemos juntar nuestras luchas y rebeldías en los campos y en las ciudades, elevando cada vez más las voces y las banderas por la justicia social, seguir los pasos de quienes derraman su sangre, por ver algún día un mundo mejor.

Entender que no hemos perdido amigos en vano, ya que mueren por una patria que solo los corazones especiales soñamos, sigamos pintando un país con los colores de la diversidad y bajo la fresca sombra de la justicia social.