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Opinión
Las Brujas de la Segunda Guerra Mundial
Invocarlas nos reta a divulgar y atesorar el que no hay lugar vedado para ningún género humano, sino aquel que se cierra desde los esquemas mentales y sociales
Sofía De La Hoz Terán / Martes 14 de mayo de 2019
 

Fueron el terror del ejército Nazi, al cual atacaban de manera directa en las noches, volaban sobre ellos y con determinación los bombardeaban, realizaron alrededor de 24.000 misiones. Ellas, junto a un millón más de mujeres, hicieron parte del Ejército Rojo, durante la segunda guerra mundial y fueron aceptadas en principio como una forma de “motivar a las tropas masculinas” en cuanto a que, sí se podía asumir y ganar la guerra en la que estaban sufriendo derrotas agobiantes. Los olemanes las llamaban ‘Brujas de la Noche’, constituían el Regimiento 588 de Bombardeo Nocturno de la Unión Soviética, y eran uno de los tres contingentes aéreos conformados por mujeres, 24 de sus integrantes recibieron la distinción como heroínas de la Patria y la conformación de este se debió a la acertada iniciativa de la piloto Marina Raskova, experimentada piloto e instructora de vuelo; la idea fue acogida por su gobierno y esta decisión les otorgó victorias contundentes.

Los alemanes decían de ellas: “nos era simplemente incomprensible que los pilotos soviéticos que nos daban tantos problemas eran, de hecho… mujeres, que venían noche tras noche a combatirnos”.

Otros ejércitos como el británico, el francés o el estadounidense tuvieron entre sus filas mujeres mayormente como enfermeras e incluso espías como Virginia Hall, quien, según la propia Gestapo, fue la más peligrosa de las espías aliadas, trabajó para el SOE (Special Operations Executive) británico, o como Augusta Chiwy , enfermera belgo-congoleña quien durante la Batalla de las Ardenas, recogía los heridos, salvando así cientos de vidas o Margot Duhalde, chilena, aviadora, única mujer de Latinoamérica que logró pilotear aviones durante la Segunda Guerra Mundial, en la que hizo parte desde las Fuerzas Francesas Libres de Charles de Gaulle, pero solo en el ejército ruso las mujeres estuvieron en el campo de batalla de manera directa y con gran éxito.

Si bien las guerras son crudas, duras y dolorosas y esta la segunda guerra mundial, continúa marcando un tiempo oscuro de la historia reciente de la humanidad, el visibilizar la determinación y tesón de miles de mujeres que estuvieron inmersas en ella, se convierte en necesario. El aporte decidido de las rusas entre las que se cuentan la comandante del regimiento 46º de la guardia Evdokía Bershanskaia, galardonada con la orden de Suvórov, Marina Raskova, Nadezhda Vasilene Popova, Natalia Meklim, Mascha Dolina, Lilia Litvyak llamada ‘el lirio blanco de Stalingrado’ y Ekaterina Budánov, todas condecoradas como heroínas, permitieron la liberación de Crimea, Bielorrusia, Prusia Oriental y Polonia, aportando no sólo a confrontar el expansionismo de Hitler y detener la muerte de millones de inocentes, sino a desenmascarar convencionalismos sociales y culturales frente al papel de las mujeres en las sociedades; por esto, invocarlas nos reta a divulgar y atesorar el que no hay lugar vedado para ningún género humano, sino aquel que se cierra desde los esquemas mentales y sociales; al cumplirse 74 años del fin de la guerra contra el nazismo, entre sus enseñanzas nos queda el llamado a mirarnos como iguales y reconocer que no hay “raza pura” ni “género superior”.