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Opinión
¿De cuánto sería el aumento salarial para el 2020 en Colombia?
Fernando Alexis Jiménez / Viernes 6 de diciembre de 2019
 

En medio de un ambiente enrarecido, comienza la negociación de cara a un ajuste salarial para toda la clase trabajadora en Colombia. Pero de acuerdo con la radicalización del gobierno nacional secundado por los empresarios, no irá más allá de un 0,5 o en el mejor de los casos, de un 1% sumado a la inflación que cerraría en un poco más del 4%, por encima de lo que estiman el Banco de la República y Fedesarrollo. El panorama luce ensombrecido.

Ese ha sido el comportamiento histórico y con el presidente Duque, en su segundo año, no será la excepción. Basta recordar que en los últimos once años, tomando como base la inflación que es a la que se supeditan los negociadores para tratar de desvirtuar los argumentos de las centrales obreras, el aumento ha sido de tan solo $281.455.

Las negociaciones que podrían ponderarse, se produjeron en los años 2006 y 2007, respectivamente. A partir de entonces, hemos ido en declive, es decir, desde hace doce años.

Una vista a la variación que ha tenido esa movilidad, explica por qué de un lado la capacidad adquisitiva es cada día menor, y de otro lado, el nivel de precarización al que hemos llegado en Colombia es más alto. Si no es así, pregúntese cómo sobrevive una familia con un mínimo de $828 mil que es el actual.

Trate de hacer cuentas. Puedo asegurarle que apenas sume los costos de alquiler de vivienda y servicios públicos, comprobará que ya se agotó el presupuesto disponible. ¿Imposible? Por supuesto que sí. De ahí que le sorprenderá saber que, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), nueve millones de colombianos sobreviven con esos ingresos. Son en su mayoría independientes, es decir, informales. ¿Lo quiere más sencillo? Sobreviven del “rebusque”.

Así las cosas, no espere que el año entrante en su incremento salarial le lleguen más allá de $30 mil pesos. Y si es profesional, lo más probable es que le sigan ofreciendo más allá de un mínimo sin importar que usted o sus padres hayan invertido una millonada en el financiamiento de la carrera.

Un circo en el que todos participan

El economista, Álvaro Ruíz Erazo, suele repetir que la negociación anual del salario mínimo es como un circo, justo en diciembre cuando estos espectáculos abundan en todo el país.

Se lo dije a doña Nubia, la señora que vende arepas a media cuadra del edificio de la Gobernación del Valle del Cauca. Se quedó pensando unos segundos y me preguntó:

— ¿Y quiénes son los que negocian?

— El gobierno nacional, los empresarios y las centrales obreras. Dos contra uno—, le expliqué.

— Ahh… (un breve silencio). Y si es así, ¿qué hacen los trabajadores?

— Ellos llegan con muchas expectativas y sólidos argumentos, pero se convierten en los espectadores porque los otros negociadores se empecinan en no escuchar razones sino en imponer sus tesis y si no hay acuerdo, pues decretan el aumento.

— Umm… (otro breve silencio) Y si los trabajadores son los espectadores, ¿quiénes son los payasos?

— Doña Nubia, no me le eche más mantequilla, por favor. Recuerde que me hice el propósito de bajar de peso—, le respondí al percatarme que alrededor y como clientes, había varios uribistas que comenzaban a hacer mala cara.

De regreso a la oficina razonaba: Los payasos son los que, sin pintarse la cara, salen con saco y corbata a anunciar que fue uno de los mejores aumentos de los últimos tiempos, gracias a la disposición gubernamental y a la generosidad de los gremios. Se le ríen en la cara a todos los colombianos al tiempo que los representantes de los obreros salen, como siempre, desilusionados y esperando: “Quizá el año entrante nos irá mejor…”

Tome pa’ que lleve

Comprendo que muchos colombianos están cansados de las jornadas que han seguido al paro del 21 de noviembre. Se quejan. Incluso algunos, azuzados por sus patrones, han salido a decir alegremente: “Déjennos trabajar”.

Pues bien, le anuncio: Usted que hoy se lamenta por las manifestaciones y cacerolazos, será uno de los que en enero estará quejándose de que los 30 mil pesos de aumento no alcanzan para nada, y preguntándose por qué los demás no hacen nada para remediarlo. Pretende que trabajadores, indígenas y estudiantes—entre otros—, hagan algo en lo que usted debe ser partícipe: expresar su inconformidad.

Al igual que doña Nubia que no tiene un magister en economía, pero que vendiendo arepas aprendió que un salario mínimo es un ingreso miserable, haga algo más que simplemente quedarse quieto en esta coyuntura que vive Colombia… De lo contrario, tendrá que escuchar al gobierno nacional cuando le diga: “Tome pa´ que lleve”, y usted como colombiano sabe a qué me refiero. Cuando esté comiendo natilla, buñuelos, rumbeando y preparándose para el año nuevo, el presidente Duque le impondrá su paquetazo de reformas y ya no habrá tiempo de llorar…