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Valle del Cauca
Organizaciones sociales respaldan a Monseñor Darío de Jesús Monsalve
Los ataques frecuentes por parte de los sectores políticos, sociales, empresariales, religiosos situados a la extrema derecha, contra todo lo que signifique paz y reconciliación, tal como los recurrentes a la Comisión de la Verdad y la JEP, aunado a los asesinatos que hemos indicado, son una prueba de la ferocidad y maldad de estas fuerzas.
Red de Derechos humanos del Suroccidente / Martes 14 de julio de 2020
 

Los crímenes contra líderes, lideresas sociales y desmovilizados de las FARC, por dónde se le mire son una “venganza genocida”, como lo dice el arzobispo de Cali Monseñor Darío de Jesús Monsalve y son de las mismas proporciones que los crímenes como resultado de las guerras mundiales del siglo XX, de los sucedidos en la antigua Yugoeslavia o de las masacres del Cuerno de África y más recientemente los asesinatos y desapariciones perpetradas por Boko Haram en Chibok, noreste de Nigeria, o los asesinatos y desapariciones durante las dictaduras del cono sur en nuestro continente, solo por nombrar algunos.

Los asesinatos diarios de centenares de líderes y lideresas sociales y de desmovilizados de las FARC por parte de fuerzas organizadas y en contubernio con algunos agentes de organismos del Estado, son además crímenes de estado y una afrenta a todo lo que signifique la posibilidad de construir una paz estable y duradera en nuestro país.

Los ataques frecuentes por parte de los sectores políticos, sociales, empresariales, religiosos situados a la extrema derecha, contra todo lo que signifique paz y reconciliación, tal como los recurrentes a la Comisión de la Verdad y la JEP, aunado a los asesinatos que hemos indicado, son una prueba de la ferocidad y maldad de estas fuerzas, para quienes su continuidad y supervivencia política y judicial está en la violencia, la barbarie, el terror y disolución del tejido social.

Una muestra clara de estas expresiones, lo constituye las declaraciones engañosas del Nuncio Apostólico, cuando señala que el término “genocidio” no debe ser utilizado a la ligera, pues su definición es precisa en el derecho internacional. Esta declaración del Nuncio, no refleja otra cosa que la justificación a la barbarie por parte de los sectores más retardatarios de la jerarquía de la iglesia católica, quienes se han opuesto por décadas a la paz y a la realización de los cambios que necesita Colombia.

Por fortuna, existen en la iglesia católica y aun en las iglesias evangélicas cristianas, voces como la de monseñor Darío de Jesús Monsalve, que aunque minoritarios, tienen el valor de oponerse a las injusticias, las desigualdades y las arbitrariedades que se asumen desde el Estado y sectores sociales proclives a la guerra, la violencia, el autoritarismo y el pensamiento totalitario.

Como vallecaucanos, las organizaciones de nuestra comarca, agrupados en la Red de Derechos Humanos de Escuela Ciudadana en construcción, nos solidarizamos con monseñor Monsalve y nos oponemos que sea silenciado y trasladado a otro lugar.