Recientes publicaciones en redes sociales, como Facebook, muestran a un grupo de personas que se hacen llamar “La Columna”, proclamando en su perfil el siguiente mensaje: “El pasado domingo 19 de julio en la ciudad de Bogotá (Colombia), la Columna realizó un acto en reparación a los ultrajes cometidos por hordas vandálicas de colectivos indigenistas, pro aborto, LGBTIXYZ y demás ralea marxista contra el monumento de Isabel la Católica madre de América y el almirante Cristóbal Colón de quien nuestra patria Colombia se enorgullece en llevar su nombre”, en donde se denuncia el “irrespeto” o el acto iconoclasta de manifestarse en contra de símbolos colonialistas o de tradición hispánica plasmados en bustos o estatuas ubicados en diferentes sectores de la ciudad.

Grupo ultracatólico neonazi con la cruz de Borgoña

Lo particular de este grupo y su aparente denuncia es su cargado lenguaje fascista, en donde recurren la utilización de términos propios de esos sectores que se hacen llamar “restauradores del orden y la moral”, los cuales se declaran enemigos de todo tipo de expresión colectiva que intente manifestar su inconformismo social frente a la actual crisis del modelo económico imperante y sus sistemas políticos. Algunos justifican sus acciones, ya que ven en ellos solo una colectividad que exalta los valores de la hispanidad, el pensamiento eurocéntrico y el ultracatolicismo. Algo que a los ojos de cualquier ciudadano seria irrelevante, algo así como una secta más que intenta vender un mensaje sobre la fe.

Pero, ¿qué es lo que realmente se esconde tras estas aparentes consignas? En un nuevo acto esta “Columna”, se manifestó junto a un CAI de la Policía Nacional (no es de extrañar que las “autoridades” permitan estas acciones, pues siempre han respaldado a la extrema derecha), rindiendo un aparente “homenaje” a sus tradiciones hispánicas.

Lo curioso del asunto es que en cada acto, la utilización de banderas o lemas como “defiende Colombia” permite evidenciar que su aclamado catolicismo hispánico no es más que una fachada que esconde otros intereses, como el reposicionamiento político de los reducidos grupos neonazis de la ciudad de Bogotá.

La bandera que se esgrime en estos mítines, la cual en términos históricos se conoce como la cruz de Borgoña, aspa de Borgoña o cruz de San Andrés, es el mismo símbolo que utilizan grupos neofascistas y clanes de supremacismo alrededor del mundo. Es en este punto donde su discurso religioso hispánico historicista queda totalmente reducido a un acto de provocación contra la multiculturalidad que habita en un lugar tan transitado y diverso como lo es el Park Way en la localidad de Teusaquillo. Que, de hecho, durante los distintos paros ciudadanos y manifestaciones sociales fue el territorio con mayor número de actividades que respaldaron la agenda de movilización de la sociedad civil.

No es de extrañar que estas agrupaciones intenten llegar a perturbar territorios donde la mayoría de sus habitantes promulgan la sana convivencia, la libertad de expresión, el multiculturalismo y la resistencia civil, como parte de la dinámica cotidiana de su barriada, en este sentido, hay que denunciar y dejar en evidencia que esas manifestaciones con tintes restaurativos y de religiosidad son la apertura a una nueva oleada de grupos de extrema derecha urbano, que intentan justificar sus acciones por medio de la utilización de aquellas personas que desconocen sus verdaderos intereses.