Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra
:: Magdalena Medio, Colombia ::
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Ponencia presentada al preencuentro de tierras y territorios. Bogotá, 25 de julio de 2009
Resistencia en el territorio. La experiencia de la Zona de Reserva Campesina del Valle del río Cimitarra
 

Siendo un área de colonización, el Valle del río Cimitarra recoge gran cantidad de campesinos desplazados de otras regiones quienes ven en ella el espacio para desarrollar sus proyectos de vida. Por tal razón, la defensa y permanencia en el territorio se ha convertido en una lucha constante y cotidiana, la cual ha implicado la movilización y organización como único mecanismo para garantizar tales factores.

En este contexto surge la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra (ACVC) y la Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño (Cahucopana), organizaciones que se configuran como escenarios organizativos y de resistencia ante el abandono estatal y la falta de soluciones estructurales para las problemáticas de la zona.

La ACVC es una organización regional que integra los propósitos de la comunidad a través de las juntas de acción comunal, cooperativas, comités pesqueros y otras agrupaciones de trabajadores del campo, en el marco de la defensa integral de los derechos humanos y la lucha por la tierra. Nace en el marco de las marchas y el éxodo campesino a Barrancabermeja de 1996 y 1998 para exigirle al gobierno nacional inversión social y respeto por los derechos humanos.

Cahucopana es una organización campesina que nace en el año 2004 con el objetivo de luchar por resolver la crisis humanitaria y de derechos humanos que agobia a las comunidades de las zonas rurales del municipio de Remedios. Cahucopana despliega un trabajo integral por la defensa y el respeto de los derechos humanos, la convivencia y la vida digna de las comunidades campesinas del Nordeste Antioqueño.

La ACVC, Cahucopana y las comunidades de la región han promovido la defensa del territorio campesino ante la ofensiva de empresas multinacionales, latifundistas y ganaderos que se han valido de la militarización, el paramilitarismo y las violaciones a los derechos humanos para desplazar a la población y despojarla de sus tierras.

La Zona de Reserva Campesina del Valle del río Cimitarra

Desde 1998, la ACVC promueve la creación de una Zona de Reserva Campesina (ZRC) en cuatro municipios de la región del Magdalena Medio: Remedios y Yondó (Antioquia) y San Pablo y Cantagallo (Bolívar) como mecanismo de resistencia en el territorio.

Las ZRC están reconocidas en la ley 160 de 1994 como un instrumento para regular los procesos de colonización, garantizar el acceso a los campesinos a la tierra, prevenir la concentración de la propiedad, proteger la economía campesina, impulsar la soberanía alimentaria y promover la aplicación de los derechos económicos, sociales y culturales del campesinado.

La ACVC cumplió todos los procedimientos que exige la ley colombiana para que se declarara la ZRC, dentro de los que se destaca la construcción participativa de un plan de desarrollo sostenible, luego de lo cual, el 10 de diciembre de 2002, el antiguo Instituto Colombiano para la Reforma Agraria (Incora), -reemplazado por el actual Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder)- mediante resolución 028 de 2002, declaró la ZRC del Valle del Río Cimitarra.

Inmediatamente, sectores políticos y económicos regionales, con estrechos vínculos con el paramilitarismo, promovieron una comunicación a la junta directiva del Incoder atacando la ZRC y a la ACVC como la organización campesina impulsora, señalándola de guerrillera. En abril de 2003, a raíz de estas presiones, la ZRC fue suspendida arbitrariamente.

Desde entonces, en su labor de defensa de los derechos de los campesinos, la ACVC ha exigido el levantamiento de la suspensión de la ZRC, y ha implementado numerosos proyectos comunitarios que le dan vida y legitimidad. Entre ellos se destacan: proyectos productivos de seguridad alimentaria, formación de promotorías de salud, capacitación en derechos humanos, asesoría a las juntas de acción comunal, jornadas culturales, entre otros.

Formación en defensa y promoción de los derechos humanos en el territorio

Desde tiempo atrás, las comunidades campesinas del Nordeste Antioqueño han sido víctimas de sistemáticas violaciones a los derechos humanos por parte del Estado a través de las fuerzas militares y su estrategia paramilitar. Producto de ello gran cantidad de campesinos se han visto en la necesidad de desplazarse de la zona para salvaguardar sus vidas y las de sus seres queridos. Sin embargo, muchas de estas víctimas han resistido y permanecido en el territorio, encontrando en la organización y la denuncia un camino para permanecer en sus tierras y allí poder gozar de unas condiciones de vida dignas.

Una de las expresiones de esto fue la creación de la Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño en el año 2004, la cual tuvo su génesis en un contexto de militarización, paramilitarización y persecución a toda forma de organización y resistencia. Los bloqueos económicos, sanitarios y de libre locomoción generaban un ambiente de zozobra y temor dentro de las comunidades, así como vulneraban cualquier tipo de derecho. Por tal razón, en diciembre de 2004 alrededor de 400 campesinos de la zona conformaron dicha organización desde la que buscan defender y promover los derechos humanos, entre ellos el derecho a la tierra y el territorio.

Parte de la estrategia organizativa de Cahucopana se encuentra orientada hacia la formación y sensibilización en la defensa y promoción de los derechos humanos. En vista de las precarias condiciones en las que se encuentran las comunidades de la región, en la que impera el abandono estatal, la falta de acceso a la educación, a la atención medica, a infraestructura, entre otros, y donde existe un alto grado de militarización, Cahucopana ha planteado la realización de jornadas formativas que posibiliten a los campesinos conocer sus derechos y los mecanismos legales para defenderlos, esto sin dejar de lado que estas luchas deben estar acompañadas de la movilización y la acción conjunta entre las comunidades, líderes y las organizaciones que acompañan dichos procesos. En esta lógica, se han realizado dos procesos formativos en diferentes veredas de la región, los cuales han buscado sensibilizar sobre los derechos económicos, sociales y culturales, derechos civiles y políticos, así como la necesidad de crear un escenario donde estos puedan materializarse. Para este caso proponemos y defendemos la Zona de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra.

Asimismo, estos espacios posibilitan el análisis y discusión de las problemáticas regionales desde la experiencia y vivencia de los campesinos, generando que sean ellos quienes construyan soluciones y planes de trabajo desde y para sus comunidades. En este sentido, se ha hecho una apuesta por romper con el manejo tradicional que se le ha dado a las disyuntivas de la zona, en las que son agentes externos los que plantean los planes de desarrollo. Lo anterior se ha acompañado con la organización de pequeños equipos de trabajo veredales conformados por campesinos de la zona, conocidos como equipos de acción humanitaria, en los que se discuten y analizan las problemáticas locales y se intenta construir soluciones para las mismas.

La defensa del territorio del Nordeste Antioqueño resulta significativa ya que sobre las áreas rurales de los municipios del Bajo Nordeste: Segovia y Remedios, existen grandes intereses para la exploración y explotación del oro por parte de las empresas Kedahda S.A., Mineros de Antioquia y San Nicolás. Esta situación ha traído consigo una fuerte militarización y violaciones a los derechos humanos. Allí hace presencia el Batallón Calibío de la XIV Brigada, el cual ha sido el autor de varias ejecuciones extrajudiciales y todo tipo de crímenes contra los campesinos de la zona, hechos que aún permanecen en la impunidad y que han lesionado el tejido social de las comunidades, buscando desplazarlas y dejar el territorio libre para megaproyectos y la economía extractiva.

Los refugios humanitarios como estrategia de resistencia

Desde el año 2004 se adelanta en el Magdalena Medio un operativo militar permanente que ha causado una grave crisis humanitaria, violaciones a los derechos humanos, y al menos 16 ejecuciones extrajudiciales de campesinos. Por esta razón, en cuatro oportunidades, centenares de campesinos del Valle del Río Cimitarra han recurrido a conformar campamentos de refugio humanitario, abandonando sus parcelas temporalmente, para proteger la vida y la integridad y exigir soluciones al Estado.

Estos han posibilitado un mayor nivel de participación y sensibilización frente a la defensa de los derechos humanos y la permanencia en el territorio. Es de resaltar que la continua movilización y denuncia ha generado el retiro de las bases militares de las veredas Ojos Claros y Puerto Nuevo Ité, hecho que representa un avance significativo en materia de seguridad y tranquilidad para las comunidades. Sin embargo, no se pude perder de vista que esta no es la solución requerida por las comunidades.

Los refugios humanitarios permiten evitar el desplazamiento masivo de las comunidades ante las violaciones a los derechos humanos, así como denunciar este tipo de hechos y fortalecer a las comunidades en su organización.