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Visita de Antonio Guterres a Colombia
Secretario general de la ONU exhortó al Gobierno a cumplir el acuerdo de paz
“con frecuencia mujeres y poblaciones indígenas, el desplazamiento y confinamiento, la violencia contra las mujeres y la violencia sexual, el reclutamiento de niños, todo ello contraviene la paz y cada muerte es en sí misma una tragedia. Cada muerte envía un mensaje devastador a estas comunidades que aún esperan las promesas del Acuerdo. Pero no es tarde para revertir esta tendencia centrando todos los esfuerzos. (…) La solución central a largo plazo radica en una expansión integral del Estado que traiga consigo gobernanza y oportunidades de desarrollo a todo el territorio”.
Juan Carlos Hurtado Fonseca / Jueves 2 de diciembre de 2021
 

“El Acuerdo Final de Paz no solo buscaba silenciar las armas, también establecía una hoja de ruta destinada a transformar las causas profundas del conflicto y comenzar a curar las heridas, para que las atrocidades cometidas por todas las partes no vuelvan a ocurrir”. Así lo manifestó el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, en el evento de conmemoración de los cinco años del Acuerdo Final de Paz entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo, FARC-EP, el 24 de noviembre, en la sede de la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, en Bogotá.

Al acto también asistieron ex negociadores de paz de las dos partes; el presidente Iván Duque; el expresidente Juan Manuel Santos; representantes de organizaciones de víctimas, quienes son el centro del Acuerdo; el presidente de la JEP, Eduardo Cifuentes; Luz Marina Monzón, directora de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, UBPD; y el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad.

Invitación al cumplimiento

En su intervención, enviada en video, Miguel Díaz Canel, presidente de Cuba, país sede de las negociaciones de paz, catalogó el Acuerdo como un hecho de gran trascendencia para Colombia y para la comunidad internacional, particularmente en América Latina y el Caribe, por su impacto en la disminución de la violencia y como nuevo ejemplo de que la paz por la vía del diálogo es posible.

No obstante, anotó: “Al cumplirse cinco años de este acuerdo reiteramos nuestra exhortación al cumplimiento integral de lo pactado y a tomar medidas más efectivas para garantizar la protección de la vida de los exguerrilleros, líderes sociales y defensores de los derechos humanos”.

De la misma manera, Jonas Gahr Støre, primer ministro de Noruega, país garante en el proceso de paz, también vía video sobre el Acuerdo expresó: “A nivel mundial estableció un nuevo estándar para los acuerdos de paz. El Acuerdo colombiano fue el resultado del firme compromiso de las dos partes, respaldado por la sociedad civil colombiana y apoyado incondicionalmente por la comunidad internacional. El conflicto es complejo. Su implementación integral sigue siendo una prioridad para la comunidad internacional, con el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a la cabeza”.

Sin embargo, llamó la atención e invitó a reflexionar sobre lo que denominó como la crítica situación de seguridad. “El número de excombatientes firmantes del Acuerdo asesinados durante estos cinco años es alarmante. La situación de las defensoras y defensores de derechos humanos, y la situación de líderes y lideresas de las comunidades indígenas y afrocolombianas también son un motivo de preocupación”.

La justicia transicional

En su intervención, Eduardo Cifuentes, presidente de la JEP, aseguró que no hay duda de la validez del Acuerdo y su obligatoriedad de cumplimiento. “En este momento lo que cuenta es el cumplimiento integral, pleno, real y efectivo del Acuerdo de Paz. La presencia del secretario de las Naciones Unidas no la podemos entender, sino ligada a ese imperativo categórico de cumplimiento de lo pactado, conforme a las exigencias superiores del derecho interno y del Derecho Internacional Humanitario”.

Sobre el tribunal a su cargo, manifestó que en este las víctimas son centrales. “En los procedimientos participan activamente. En los primeros siete macrocasos la participación asciende a 835 mil víctimas pese a la complejidad, el ritmo de resultados es notorio y sin parangón en la justicia internacional”.

Hizo énfasis en que para cumplir el Acuerdo hay que asegurar la vida de los excombatientes de las FARC, así como de las víctimas y de quienes concurren a la JEP.

Aseguró que el cumplimiento real del Acuerdo de Paz es hacer realidad el Estado Social de Derecho para los grupos más vulnerables de la población colombiana, “no hay razón para no cumplirlo de manera integral y no hacerlo en una escala cada vez más ambiciosa, tanto en el campo como en la ciudad, en todos los municipios sin excepción”.

También evidenció la necesidad de reconstruir el país desde sus propias entrañas. “Será necesario rendir cuentas con ese pasado tenebroso aquí y ahora, dentro de este navío, sin detener su marcha, y al mismo tiempo apelando al instinto de supervivencia y a una conciencia esclarecida de equidad, se impone introducir sin demora los cambios y reformas necesarios para que la travesía existencial de la mayoría de los ciudadanos no sea tan brutal, sórdida y desamparada como lo ha sido hasta ahora”.

Ahora, inversión social

A su turno, y de manera presencial, António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, destacó el Acuerdo por su importancia en un mundo de divisiones geopolíticas, guerras interminables y multiplicación de conflictos. “La firma del Acuerdo Final de Paz, hoy hace cinco años, generó esperanza e inspiración en Colombia y en toda la comunidad internacional. En un mundo marcado por conflictos, muchos de ellos sin final a la vista, un acuerdo de paz negociado para poner fin a un conflicto que muchos creían sin solución, es algo único y sumamente valioso (…)

“El Acuerdo Final de Paz no solo buscaba silenciar las armas, también establecía una hoja de ruta destinada a transformar las causas profundas del conflicto y comenzar a curar las heridas para que las atrocidades cometidas por todas las partes no vuelvan a ocurrir”.

Reconoció el progreso de la justicia transicional porque -explicó- han visto imputaciones históricas por crímenes de guerra y reconocimientos de responsabilidad sin precedentes, encuentros emotivos que unen a víctimas y responsables, y cómo familias salen de la incertidumbre sobre la suerte de sus seres queridos desaparecidos. Por eso, expresó admiración por el trabajo y los resultados del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, integrado por la JEP, la UBPD y la Comisión de la Verdad: “Las tres entidades son indispensables para que haya verdad, justicia, reparación y no repetición, con las víctimas siempre en el centro de todo el proceso”.

Acerca de los riesgos para la paz, Guterres aseguró que la violencia de los grupos armados en conexión con el narcotráfico, con las amenazas y asesinatos de excombatientes, líderes sociales y defensores de derechos humanos, “con frecuencia mujeres y poblaciones indígenas, el desplazamiento y confinamiento, la violencia contra las mujeres y la violencia sexual, el reclutamiento de niños, todo ello contraviene la paz y cada muerte es en sí misma una tragedia. Cada muerte envía un mensaje devastador a estas comunidades que aún esperan las promesas del Acuerdo. Pero no es tarde para revertir esta tendencia centrando todos los esfuerzos. (…) La solución central a largo plazo radica en una expansión integral del Estado que traiga consigo gobernanza y oportunidades de desarrollo a todo el territorio”.

Publicado en Semanario Voz