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Hambre, pandemia mundial
Latinoamérica y el Caribe: regiones con mayor crisis agroalimentaria
«El aumento del hambre, la pobreza y la malnutrición es una paradoja para una región que contribuye de forma significativa al suministro de alimentos del mundo y que produce suficientes alimentos para alimentar a toda su población», declaró Qu Dongyu, director de la FAO.
 

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dio a conocer que América Latina y El Caribe sufrieron los peores estragos de la pandemia al aumentar la pobreza y el hambre.

Si bien ambas regiones son una potencia agrícola, en los últimos años presentaron crisis de hambruna.

Esta contradicción ha hecho que la FAO manifieste la necesidad de encontrar sistemas agroalimentarios inclusivos, sostenibles y resilientes.

«El aumento del hambre, la pobreza y la malnutrición es una paradoja para una región que contribuye de forma significativa al suministro de alimentos del mundo y que produce suficientes alimentos para alimentar a toda su población», declaró Qu Dongyu, director de la FAO.

Durante la pandemia por la COVID 19, Latinoamérica y El Caribe llegaron a un nivel de pobreza que no se veía hace 16 años.

Desde el 2020 el alto número de desempleo hizo que más de 65,6 millones de personas sufrieran hambruna; es decir, un 40 por ciento de la población enfrentó inseguridad alimentaria moderada o severa.

La FAO explica que otros factores externos como la guerra en Ucrania no han ayudado a mejorar la realidad agroalimetaria especialmente en países importadores de trigo, maíz y aceites vegetales, productos sujetos a la crisis económica del último año.

Incluso la exportación de alimentos está en peligro debido a la escasez de fertilizantes, lo que afecta el rendimiento y cantidad de producción.

Qu Dongyu enumeró las cuatro acciones inmediatas que se necesitan para afrontar la actual situación:

Proporcionar apoyo inmediato a las personas vulnerables a través de los sistemas de protección social, especialmente en las zonas rurales y entre los grupos vulnerables.

​Impulsar la producción agrícola garantizando que los agricultores familiares tengan un acceso asequible a semillas y fertilizantes, capital de trabajo y asistencia técnica, y vínculos con los mercados.

Facilitar el comercio de productos e insumos agrícolas para evitar más interrupciones en la producción de alimentos.

Invertir en una agricultura resistente al clima para afrontar y revertir los efectos de la crisis climática.

Desde la FAO propone trabajar con autoridades de la región y fuera de ella para lograr «un desarrollo inclusivo y sostenible a largo plazo».

Publicado en Desinformémonos