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Comunista antes que surrealista
El libro "Los años rojos de Luis Buñuel" bucea en la etapa menos estudiada del cineasta
Jesús Rocamora / Viernes 6 de noviembre de 2009
 

El 6 de mayo de 1932, Luis Buñuel escribió una carta a André Breton, su jefe en el grupo de los surrealistas, para informarle de manera oficial de que abandonaba su militancia en esta corriente artística y revolucionaria. La razón: otra militancia, la del Partido Comunista, al cual el cineasta se había adherido recientemente y que, en aquellos momentos, encontraba incompatible con los ideales surrealistas. "En el estado actual de las cosas no tendría sentido para un comunista dudar un instante entre su partido y cualquier otra actividad y disciplina”, escribe a Breton.

Esta carta, descubierta en la Biblioteca Nacional de Francia en París en el año 2000, fue el punto de partida de Román Gubern y Paul Hammond para "tirar del hilo", según palabras de Gubern, y "reconstruir la vida de Buñuel desde 1930 hasta 1938, tanto en el cine como fuera de él, así como en el mundo de la política". El resultado es un tomo de 400 páginas titulado Los años rojos de Luis Buñuel (Cátedra).

Años rojos por su contenido político, aunque durante un momento, sus autores se plantearon titularlo los años oscuros, ya que se trata de su época menos conocida y estudiada. "Son los años más grises como cineasta. Mientras sus amigos tenían éxito, como Lorca, que triunfaba en el teatro, y Dalí, que estaba ganando mucho dinero en EEUU, él es el que queda agazapado en la sombra, en trabajos menores, anónimos", dice Gubern.

Buñuel debió de ingresar en el PCE (y no el PCF, aunque, debido a sus largas estancias en Francia, se valió cierta "ambigüedad" para "eludir encargos incómodos") en algún momento entre el 26 de octubre de 1931 y el 25 de enero de 1932, "durante su prolongada estancia en Madrid, Zaragoza y Toledo, y cuando muchos amigos o compañeros intelectuales de su generación estaban dando el mismo paso", como Alberti, Eduardo Ugarte o Pedro Garfias.

Denuncia de la República

"El único destello" en la obra de Buñuel estos años fue Las Hurdes, tierra sin pan (1933), una cinta que precisamente nació como crítica a la República. "Hay que tener en cuenta que el PCE, cuando se proclama la Segunda República, se declara contraria a la República burguesa y a favor de una República bolchevique. Esa postura antirrepublicana del PCE, que Buñuel también comparte (y que se mantiene hasta el año 35), hace que Las Hurdes sea una denuncia de la incuria del gobierno republicano, que había mantenido esta miseria atávica sin remediarla, etc, etc", subraya Gubern.

El 1938, tras dos años trabajando en la embajada española en París, Buñuel se ve empujado al exilio en EEUU. "Y nunca admitió haber sido militante comunista: habría sido suicida", reconoce Gubern. Aún así, tras la campaña de una revista que dependía del obispado, la Motion Picture Herald, dimitió de su puesto en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

"Fue la primera víctima del McCarthismo, antes de que éste naciese oficialmente en 1947: él tuvo que dimitir por presiones políticas de la derecha católica americana", concluye Gubern. Poco después, ignorado en Hollywood, en 1946, Buñuel se va a México, donde volvería a rodar.

El espía que fue interrogado dos veces por el FBI

Para escribir ‘Los años rojos de Luis Buñuel’, Gubern y Hammond han investigado, entre otras fuentes, “en los informes del contraespionaje francés, que espiaba a Buñuel en tanto que Buñuel era un agente de espionaje de la República española”, asegura Gubern. Los autores también han podido consultar la ficha de Buñuel en el FBI, “que sí sabía que era un rojo” y que lo “sometió” a dos interrogatorios. Entre otros documentos, se pueden ver la carta mecanografiada que dirigió en 1932 a Breton y otra, a mano, que Dalí le envió desde Nueva York, en 1939, en tono despectivo.