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Cinco años abriendo Brecha
Freddy Ordóñez / Lunes 9 de noviembre de 2009
 

Hace cinco años, nos reunimos en la ciudad de Bogotá, algunos -en ese entonces- estudiantes de Derecho y Ciencias Sociales, cuestionados por la características del conflicto armado interno y por las violaciones a los derechos humanos, en el marco de ese conflicto. Al hacer un análisis sobre el tema de los derechos humanos en las universidades y evidenciar la falta de propuestas estudiantiles que superaran los esquemas y enfoques tradicionales de éstos y del conflicto, se gestó la conformación de un colectivo estudiantil de derechos humanos, Brecha.

El colectivo no partía de cero, ni centraba su accionar en el estudio del conflicto y los derechos humanos por azar. Varios de los integrantes y de nuestros más cercanos colaboradores, habíamos vivido en carne propia y éramos víctimas de la violencia que ha sumergido a nuestro país: Gerson y Edwin, amigos y colegas de la revista Museo, habían sido desaparecidos y asesinados por los paramilitares de las AUC con la connivencia de agentes estatales, en Norte de Santander; líderes y activistas estudiantiles fueron desplazados forzadamente de la ciudad de Cúcuta; y amenazas e intimidaciones se profirieron contra algunos de los ahora integrantes de Brecha. Era urgente y necesario el conocimiento y accionar en defensa de los derechos humanos.

Tras largas discusiones y tomando en cuenta diversas miradas de las ciencias sociales, el colectivo definió seis objetivos: (i) realizar una publicación que aporte al enriquecimiento y recoja el debate que sobre el conflicto social armado, el Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos se da al interior de la Universidad; (ii) trabajar por la superación de los esquemas y enfoques tradicionales del conflicto social armado colombiano y de los Derechos Humanos; (iii) generar espacios y herramientas académicas que permitan el análisis, discusión, y reflexión en torno al conflicto y los derechos humanos en Colombia; (iv) prestar asesoría técnica y profesional, y acompañar a las comunidades y organizaciones sociales que se encuentren en situación de vulnerabilidad o que sean víctimas del conflicto interno; (v) investigar, denunciar y difundir las violaciones a los Derechos Humanos presentadas en el marco de la confrontación armada; y (vi) investigar en torno a la evolución, desarrollo y dinámicas que presenta el Conflicto Interno Colombiano.

En el 2004, la Asociación Minga y organizaciones comunitarias de la región del Catatumbo, convocaron a la Misión Humanitaria por la Vida del Catatumbo, evento en el que participamos dos integrantes del Colectivo -lo que agradecemos a Minga y al CSPP-, y del que no sólo quedaron hermosos recuerdos y bellas amistades, sino también reflexiones y apuestas que nos llevaron al hermanamiento con esta región y sus pobladores.

Posteriormente, iguales hermanamientos surgieron con otras regiones y proyectos organizativos, como en el Nordeste Antioqueño, el Valle del Río Cimitarra, la población desplazada de Norte de Santander, entre otros, de igual forma con proyectos como la Agencia Prensa Rural -espacio que nos ha abierto las puertas no sólo para la difusión e información, sino también para la formación, la organización y el debate-, IPO y las revistas Tercer piso y Antígona. De estos apoyos, de las diferentes actividades realizadas por el Colectivo en estos cinco años y de discusiones académicas suscitadas, dan cuenta las revistas Brecha. Conflicto y derechos humanos, en sus cuatro números, única revista estudiantil universitaria de derechos humanos en la ciudad de Bogotá.

Muchas personas han pasado por el Colectivo, algunas esporádica y fugazmente; otras con la intención de “contar” a Brecha dentro de sus procesos organizativos y cooptarlo para las corrientes gremiales universitarias; otras con el ánimo de acercarse a realidades que les son ajenas dentro de las aulas universitarias y encontrar un escenario desde el cual aportar un grano de arena a una sociedad mejor como parte de un proceso de formación profesional integral; y otras con la convicción académica y política del entendimiento de la exigibilidad de los derechos humanos como praxis emancipatoria, es decir, como parte de un proceso encaminado a la transformación de las estructuras políticas, institucionales, culturales y sociales que tiene como principal referente la dignidad humana.

Hoy se presentan en Brecha, la exigencia de abordar nuevos temas y de profundizar en otros como son: (i) Los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición de las víctimas de crímenes de Estado y de los paramilitares (AUC) en el país; (ii) Las tierras y bienes despojados o abandonados forzadamente por las personas internamente desplazadas y su relación con el modelo de desarrollo y específicamente el modelo agrario que se plantea desde el gobierno nacional; (iii) El Estado de Cosas Inconstitucional en la situación de las personas desplazadas forzosamente; (iv) El estudio sociológico de los fenómenos jurídicos, el uso alternativo del derecho y los servicios legales populares; (v) El pensamiento jurídico crítico y el rompimiento con los paradigmas dominantes en la dogmática jurídica tradicional que se instauran desde las aulas universitarias; (vi) El derecho penal internacional y su aplicabilidad en Colombia; (vii) las resistencias y las alternativas emanadas de los movimientos sociales colombianos y latinoamericanos; (viii) la profundización y prolongación del conflicto armado y su “regionalización”; y (ix) La solución política y negociada al conflicto social y armado. Estos temas y las formas de desarrollar el trabajo han sido planteados al interior del Colectivo, lo que llevará a la diversificación del trabajo y a su renovación a partir de nuevos integrantes, nuevas expectativas e intereses y de otras experiencias.

Hace cuatro años, la página 3 del número 1 de la revista “Brecha. Conflicto y derechos humanos en Colombia”, abría la editorial con la frase: “nuestro país tiende en estos tiempos a la amnesia total”, al leer hoy el texto completo de la editorial, se ve la necesidad de continuar dándole vida a este proyecto, pues esa amnesia provocada, tiende a prolongarse en el poder político, en la cultura dominante, en los medios masivos de comunicación, en la academia y en la sociedad urbana del país, por lo cual se debe seguir “abriendo Brecha”.