Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra
:: Magdalena Medio, Colombia ::
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Relatoría de la ruta ecológica Oso de Anteojos, Sur de Bolívar
Pablo Alejandro García Pérez / Martes 2 de febrero de 2010
 

La ruta que nos correspondió –Oso de Anteojos- tuvo lugar en el sur de Bolívar, iniciando desde Barrancabermeja, primer lugar al que llegamos, trasladándonos en chalupa al municipio de San Pablo (Sur de Bolívar), lugar desde el cual nos trasladamos en vehículo a nuestro primer punto ecológico ubicado en el corregimiento de Villa Nueva, en el cual nos quedamos dos días. Paso seguido nos trasladamos a pie en caminata de aproximadamente siete horas (quizás más) al corregimiento de Alto Cañabraval, lugar en el que también nos quedamos dos días. Posteriormente debimos bajar en caminata menos dura que la anterior -pero igualmente exigente- al corregimiento de La Unión, tercer punto ecológico donde también estuvimos dos días.

Después caminamos en la jornada más fácil del recorrido a Vallecito, cuarto punto ecológico de la ruta. Luego afrontamos la jornada más dura, fueron más de diez horas de caminata para llegar al Paraíso, quinto punto ecológico en el cual debimos quedarnos solo un día –el de llegada-, dar los talleres al siguiente y salir ese mismo día por la premura del tiempo, ya que faltaba el último punto ecológico en Pozo Azul y debíamos estar en Yondó en cuatro días. El último punto, como ya se dijo, fue Pozo Azul, lugar en el que finalizamos con el recorrido del Segundo Campamento Ecológico del Valle del Río Cimitarra, para finalmente trasladarnos al municipio de Yondó.

Como parte de lo vivido en esta enriquecedora y valiosa experiencia, pudimos compartir algo de los pocos conocimientos que de la academia hemos recibido a los campesinos que con agrado y entusiasmo recibieron lo que con todo el cariño les pudimos compartir en los talleres. Somos personas que vivimos en una burbuja mediática que a través de los medios de alienación se ciernen sobre las grandes urbes distorsionando la realidad del campo colombiano, no sólo azotado por la violencia, sino también por el abandono estatal y la miseria de sus gentes empobrecidas por políticas tan mezquinas y criminales como el Plan Colombia y la “seguridad democrática”, y por el terror estatal y paramilitar que asoló y sigue asolando esta tierra rica en recursos naturales, pero que irónicamente ve a su gente sin salud, educación, trabajo digno, etc.

En realidad fuimos quienes aprendimos de esa realidad que nos quieren esconder los ricos que manejan este país en su beneficio y en beneficio de los gringos o de cualquier otro postor que les dé más plata, gracias a las experiencias de vida que nos compartieron estos dignos campesinos que han sufrido del terrorismo estatal y paraestatal con mayor intensidad desde el año 96, cuando decidieron unirse a las marchas cocaleras que exigían al gobierno de turno –Samper- salidas verdaderas al problema de los cultivos de uso ilícito exigiendo al Gobierno Nacional alternativas verdaderas para sustituir estos cultivos, exigencias que fueron respondidas con el tronar de fusiles y motosierras de las FFMM y los paracos de las AUC.

Después, en 1998, con el éxodo campesino del Magdalena Medio, la ACVC y los campesinos en general vieron el recrudecimiento de este accionar verdaderamente terrorista del Estado, sus FFMM y sus paracos, que azotaron la región masacrando, quemando casas, violando, desplazando, etc. Del mismo modo, los campesinos de Villa Nueva y Alto Cañabraval nos contaron que los paracos avanzaban en número aproximado de mil hombres, custodiados a lado y lado de su camino por miembros del Ejército con apoyo aéreo incluido.

Se presentaron cruentos enfrentamientos con la insurgencia de hasta 15 días, quedando los poblaciones en medio del fuego cruzado, pero lo cierto es que cada vez llegaban más paracos y más apoyo aéreo y la guerrilla se quedo sin munición y tuvo que retirarse, quedando los paracos a su voluntad en las poblaciones asentando bases y durando durante meses haciendo de cada día una pesadilla para los campesinos que tuvieron que ver morir a sus vecinos y familiares de la forma más atroz, viendo como única esperanza de vida desplazarse a sitios desconocidos e igualmente hostiles para campesinos tildados de terroristas y criminales por haberse visto arrastrados a cultivar coca como única manera de subsistir en el campo que esconde riquezas que el Gobierno y los gringos quieren explotar sin importar a qué costo.

Para completar, después de firmado el Plan Colombia entre el gobierno apátrida de Pastrana y los gringos en el 2000, los campesinos vieron ahora sus tierras arrasadas no sólo por el terror ya mencionado, sino también por la lluvia de veneno llamado glifosato, que trajo más muerte y desolación a estas bellas tierras de contrastes difíciles de digerir sin sentir rabia, tristeza y odio contra quienes le causaron tanto mal a este digno pueblo que sigue resistiendo (perdonarán tanta sinceridad pero me es imposible omitirla), pero a la vez llena el alma de alegría y orgullo ver cómo estos campesinos de la mano con la ACVC no se echaron a llorar y siguen reclamando de manera digna los derechos y las tierras que a punta de bala les han querido quitar.

Evaluación de cada punto ecológico

Villa Nueva:

Este hermoso lugar de gente muy querida y amable, que fue uno de los puntos más afectados por el terror de los paracos y el Ejército, fue uno de los puntos donde mejor acogida tuvieron los talleres de parte de los estudiantes y los campesinos miembros de la ACVC se mostraron muy participativos en el desarrollo de los talleres, aportando sus vivencias para enriquecimiento de los mismos y se ve una población bien politizada, consciente de la lucha que por la tierra se tiene que hacer y están muy unidos. Como en toda la región y cada uno de los puntos ecológicos, faltan escuelas de mejor infraestructura, maestros, puesto de salud y alternativas reales de sustitución de cultivos de uso ilícito para que los campesinos vuelvan a hacer lo que saben, trabajar la tierra.

En este lugar nos sentimos muy cómodos, los campesinos nos trataron de la mejor manera y hubo gran compenetración.

Alto Cañabrabal:

Este lugar, que también vivió la pesadilla paramilitar, cuenta con gentes amables y prestas a escuchar lo que pudimos compartir con ellos. Están politizados también, compartieron sus experiencias y también son consientes de la lucha que por el territorio es necesario dar ante la avalancha de multinacionales que se pretende dar en el Magdalena Medio para explotar el oro que allí se encuentra escondido bajo tierra. Los campesinos fueron muy amables y se mostraron felices por la razón de nuestra visita, cosa que es de gran valor para nosotros.

La Unión:

Resulta similar a los dos puntos anteriores la acogida de los talleres en La Unión. Esto quizás por lo proximidad de los lugares, y también quizás por haber vivido lo mismo y encontrarse unidos en la defensa del territorio. En este lugar la gente también fue muy participativa en los talleres, amable y se vieron felices por la visita de la comisión que partió al igual que en los puntos anteriores con mucha moral que esta gente nos imprimió.

Paraíso:

En este punto estuvimos menor tiempo en comparación de los otros puntos, pero fue también un buen lugar para dar los talleres gracias al interés y entusiasmo de la gente, sumando la amabilidad con que fuimos recibidos y tratados por los campesinos que se alegraron por la visita a este lugar donde los paracos también hicieron de las suyas.

Pozo Azul:

En el último punto estuvimos muy poco tiempo, el día de llegada y el día de dar los talleres y salir a las dos de la tarde, por lo que se tuvieron que dar tan solo tres talleres. Sin embargo, a pesar de lo grande del lugar, hubo buen personal en los talleres y al parecer fue de su agrado y los campesinos presentes estaban interesados por conocer el trabajo de la Asociación para trabajar.

Clausura del campamento ecológico en Yondó:

Si bien el evento de clausura estuvo concurrido en la mañana y se pudieron dar los balances de todas las rutas y las propuestas que de cada una salieron, hubo mucho desorden y poca atención, tal vez por el calor, pero es claro que las personas invitadas de Familias En Acción poco o nada estaban interesadas en lo que se estaba haciendo, no sé si la Asociación haya invitado a estas personas o el alcalde de Yondó (yo pensaría que fue el alcalde). El caso es que hacían mucha bulla y mucho desorden.

En la tarde se bajó la concurrencia de personas y se dio paso al evento de clausura, en el cual se decía había paracos rondando –cosa ya normal en el país-, y se presentó un momento de histeria por parte de algunos participantes del campamento y algunos miembros de IPO que me parece debió ser manejado con menos alharaca y más prudencia, pero ese miedo es entendible para quienes no han vivido de cerca o de una manera velada el conflicto. También se debe tener en cuenta que la seguridad en el colegio donde nos hospedamos no fue la mejor, pienso que debió haber una especie de guardia que fuera tan efectiva y punzante como la guardia indígena, ya que se presentaron robos y entraban y salían personas ajenas al evento, como los policías que estaban “cuidando” el evento y que estaban pendientes de tomar fotos y ver qué se hacia adentro del colegio.

Como lo exprese en Yondó, y en vista de que se proponían cosas de difícil consecución dadas las condiciones materiales reales de la Asociación, de parte de la CEAR estaremos dispuestos a acompañar a la Asociación en lo que se nos solicite y seguiremos visibilizando las condiciones en que viven los campesinos como lo hemos hecho y seguiremos realizando eventos de solidaridad con la Asociación para recolectar alimentos, medicinas y fondos en la medida de lo posible, y también realizando foros sobre el agro y el campo y esperamos nos acompañen en los mismos.


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