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El gobierno no da pie con bola
Johnson Bastidas / Sábado 2 de junio de 2007
 

El principio que guía toda guerra es el conocimiento del otro. A pesar del origen –supuestamente en la izquierda- de muchos de los asesores presidenciales, éstos que le hablan al oído al presidente, parecen que hablan en el vacío. El presidente parece no escuchar sino a su conciencia paramilitar y a su mentalidad de hacendado. En todas las propuestas que nacen del Palacio de Nariño se denota claramente una ignorancia estructural hacia la insurgencia colombiana y hacia los problemas del país.

Si no, cómo explicamos la última perla presidencial, de desmovilizar insurgentes sin pasar por el intercambio humanitario. Muchos afirman que es una cortina de humo, otros que en Palacio preparan la impunidad de sus cómplices. Esto tiene mucho de cierto, si nos atenemos a los hechos de esta semana. El ministro Holguín visitó a los parapolíticos en la cárcel, desconocemos qué hablaron y qué acordaron. Así como desconocemos los verdaderos acuerdos de Ralito, es decir lo que se acordó bajo la mesa, entre el ministro Sabas Pretel, el consejero de paz Restrepo y la comandancia paramilitar. Este es un país de grandes acuerdos cuyos contenidos –secretos- se nos escapan siempre.

Pero la ignorancia, a la que me refiero, se basa en la persistencia del gobierno a legitimar lo ilegitimable; toda la violencia paramilitar. Sobre todo a legitimarla a costillas de las FARC-EP.

Cómo pretender que insurgentes se acojan a una ley como la de "Justicia y Paz" que ha sido construida coma a coma para garantizar la impunidad paramilitar. Uno no puede pretender juzgar con la misma vara, a quienes han sido la continuación de la política estatal versus la insurgencia que se ha levantado en armas contra el régimen. El gobierno debe entender que esta ley no sirve para iniciar seriamente un proceso de paz con la insurgencia.

Las FARC-EP frente al tema del intercambio han mostrado una coherencia que le ha faltado al gobierno, este último va de improvisación en improvisación, como en un tanteo de la opinión publica nacional e internacional, -haber que resulta- y entre más ensaya más se enreda en sus propias improvisaciones. El gobierno le ha apostado a la salida militar, -en esto sí ha sido coherente-, pues cómo explicar la falta de coherencia frente a la salida política y qué no decir frente al intercambio humanitario. La insurgencia por su parte ha sido clara en su propuesta: despeje de dos municipios, y para tal fin nombró desde hace tiempo a sus voceros ante una eventual apertura de diálogos. También han dicho todos los prisioneros políticos, incluso los dos extraditados. El gobierno pretende ahora nombrarle voceros a la guerrilla en las personas de los insurgentes en las cárceles, y pasar por encima de las estructuras de mando, nombrando a los prisioneros de la guerrilla en voceros de la paz. Delirio puro.

Las contradicciones del gobierno no tienen nombre. Cómo explicar que con una guerrilla (el ELN) el gobierno reconoce la existencia de un conflicto social y político, y con la otra (las FARC-EP) la lectura es de "lucha contra el terrorismo". Esto no tiene precedente en la historia reciente de Colombia.

La premisa del gobierno parece ser que al proceder a una liberación unilateral de prisioneros, esta le permitirá presentarse ante el mundo como un gobierno que busca la paz y la libertad de todos los prisioneros de guerra. Paralelamente a esto presentará a la guerrilla como enemiga de la paz y del intercambio humanitario. El gobierno le apuesta a la idea de desprestigiar la guerrilla internacionalmente – con Ingrid Betancourt- para legitimar la salida militar y el rescate de los prisioneros en manos de la insurgencia.

Esta idea no le funcionará al gobierno como cortina de humo, pues el escándalo que pretende tapar escapa a cualquier intento. Internacionalmente el gobierno tiene dificultades para hacer cambiar de opinión sobre las bases que sustentan la paramilitarización del Estado y sus instituciones. Esto es un hecho inocultable. El tema sindical pesa mucho cuando somos el país más peligroso para ejercer la actividad, según la OIT. La violación sistemática de los derechos humanos es la carta de presentación del gobierno en el extranjero.

Para completar el cuadro, el gobierno ni en lo económico pasó el examen: el dólar sigue cayendo contradiciendo el dogma neoliberal de que más privatización atrae más capitales y más capitales más generación de empleo. Muchos dólares, cero empleo. Contrario a eso, ya se anunció subsidio para los ricos –léase los empresarios- para resarcir las pérdidas de la tasa cambiaria, mientras a los pobres se les socializa más la pobreza.

Muchos se preguntan en Colombia y en el extranjero cuándo empezará el segundo mandato de Uribe, otros se preguntan cuándo renunciará por el cuestionamiento ético a su gestión frente al tema paramilitar. El desgobierno es total, la economía marcha mal, la insurgencia sigue intacta frente a la seguridad democrática y todos los planes de guerra, sin mencionar lo desmoralizada que está la policía con la descabezada a varios generales por las intercepciones telefónicas. No podemos mencionar los problemas de vértigo que le generan al presidente las pujas internas entre los primos Santos y otros grupos de poder, lo cual lo lleva a desmentir en la noche lo que éstos y sus otros ministros han dicho en la mañana. Alguien diría la soledad del poder, o la jaula de las locas dirían otros ante tanto desgobierno que va y viene.

Las manifestaciones se propagan como una bola de nieve que crece proporcionalmente a la crisis, los estudiantes se enfrentaron a la bestialidad de la policía, los maestros siguen luchando a pesar de las amenazas ministeriales, los campesinos se toman las calles, y vuelve y juega, las calles se vuelven un escenario que refuta las encuestas. Por su lado la insurgencia sigue golpeando a la fuerza publica, lo cual nos muestra que la solución es política, para no encontrarnos como decía alguien en Bogotá: "nos encontraremos dentro de diez mil muertos".

La voluntad política parece ser que solo existe en el régimen frente a los paramilitares y su Ralito. Delinquiendo desde la cárcel, los paras demuestran que la estructura paramilitar está muy lejos de ser desmantelada, los asesinatos selectivos continúan, la seguridad democrática se lleva al último rincón de Colombia donde suena el descontento y ni las cárceles se salvaron de la represión, salvo la cárcel de Itaguí (sede paramilitar).

- En Arauca, el día 9 de mayo de 2007, fueron retenidos ilegal y arbitrariamente, desaparecidos de manera forzada y torturada física y sicológicamente por miembros de la Policía Nacional, los jóvenes Saúl Gualdrón Sierra, Alexi Raúl Sierra Jáuregui, su hermana Sandra Yamile Sierra Jáuregui y su pequeña hija Camila Alexandra Sierra, de tan sólo cinco años de edad.

- El día jueves 17 de mayo de 2007, mas de 1600 reclusos en el Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Cómbita Boyacá se declararon en desobediencia civil de carácter indefinida, argumentando el incumplimiento de la Dirección General del INPEC a sus peticiones relacionadas con los siguientes temas: 1. Mesa de trabajo. 2. Régimen de visitas. 3. Alimentación. 4. Tarifas telefónicas. 5. Mediana seguridad. 6. Traslados. 7. Salud. 8. Brigada Jurídica. 9. Dotación. (Colchonetas, sábanas, mínimo vital, entre otros) y 10. Cubierta tejado patio de visitas.

- Luego de realizada la jornada de protesta en contra del Plan Nacional de Desarrollo y las Políticas de Gobierno de Álvaro Uribe Vélez el miércoles 16 de mayo por parte de estudiantes de la Universidad Industrial de Santander, el saldo es demasiado preocupante. Más de 45 estudiantes heridos como consecuencia de las armas utilizadas por agentes del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), armas constituidas por granadas de mano que arrojaban perdigones, tornillos, balines y canicas que al estallar causaron laceraciones muy serias a los estudiantes. Aunado a esto se encuentra la utilización de este material desde el interior de las tanquetas (tanqueta No. 506) las cuales se ubicaban en frente de los estudiantes y le disparaban directamente a los cuerpos a menos de cinco metros de distancia. Como consecuencia de ello, varios estudiantes tuvieron que ser atendidos puesto que se les incrustaron varios perdigones en su cabeza llegando al punto de arrojarse algunos en su cavidad cerebral.

- al Chocó también llegó la seguridad democrática: Indígenas del departamento de Chocó, al oeste del país denunciaron, el 28 de mayo, que tres menores fallecieron cuando la fuerza pública disgregó un bloqueo que realizaban en demanda de mejores condiciones de vida. El presidente de la Organización Indígena de Chocó, César Quirágama, dijo que tres niños de cinco, seis y ocho años, cayeron a un río cuando miembros de la policía antimotines (Esmad) deshizo la manifestación con gases lacrimógenos. Los agentes policiales golpeaban a los indígenas, que exigían servicios de salud y educación con el apoyo de los Embera Katíos de Pereira (centroeste del país). "Tres niños murieron al caer al río San Juan en la estampida que se produjo cuando la policía atacó con las tanquetas del Esmad", aseguró el líder.

Cuando estamos a punto de terminar esta nota, el gobierno anuncia la promulgación del decreto que dejará libre a más o menos 300 guerrilleros, -el número exacto está por conocerse- mientras insurgentes en Santander y varios puntos del país afirman que sólo saldrán en el contexto del intercambio humanitario. Me parece que nos alistamos a vivir el acto más mediático de los últimos días, con el cual el gobierno pretende que olvidemos la parapolítica.