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Número 174
El caso RCTV y la supuesta dictadura de Chávez
Periódico El Turbión / Miércoles 6 de junio de 2007
 

El fin de la concesión y la no reanudación de la misma al canal privado venezolano Radio Caracas Televisión (RCTV), por parte del gobierno de Hugo Chávez, ha generado desconcierto entre la mayoría de los medios monopólicos de Latinoamérica; marchas en contra, por parte de la oposición y la oligarquía venezolana, y en pro, por parte de los seguidores de Chávez. La última transmisión hecha por RCTV pudo verse en la noche del pasado domingo, 27 de mayo a las 11:59pm, dando así inicio a la transmisión del nuevo canal del estado Televisora Venezolana Social (TVes).

Esta decisión del gobierno venezolano ha traído críticas de varios gobiernos y de algunas personalidades de diferentes países. Adicionalmente, el tratamiento que la mayoría de los grandes medios le han otorgado a este caso demuestra cómo el pensamiento dominante sigue sometiendo firmemente al mundo. Desde su particular visión de los sucesos se nota que valoran la comunicación y la expresión desde parámetros poco positivos para el crecimiento, el desarrollo y el pensamiento de las personas, los pueblos y las naciones, pues uno de los mayores argumentos que se ha dado en contra de la decisión tomada por el presidente es que RCTV llevaba 53 años realizando una labor realmente social y comunicativa para los ciudadanos venezolanos. Pero, debemos hacernos la pregunta, ¿basados en qué? Naturalmente, en comportamientos desde los cuales se agredía y, de una u otra forma, se atropellaba la educación, la moral nacional, el pensamiento y la verdadera comunicación.

Muchos de estos medios llaman a esto ’el cierre de RCTV, impuesto por la dictadura del gobierno venezolano’ o, también, lo han asumido como un atropello contra la libertad de expresión. En realidad, la histórica decisión implica el fin de la concesión del espectro electromagnético del Estado vevezolano a un canal privado de carácter monopólico que será reemplazado por un nuevo modelo de comunicación social, como lo es TVes, donde el pueblo, aquellos millones cuya voz nunca tiene acceso a este tipo de comunicación, asuman este proyecto comunicativo nacional, elaborado como un medio desde el cual se pueda ver la construcción del país a través de la variedad de su programación educativa, informativa y plural.

Otro de los argumentos que dio la oposición al gobierno venezolano para enfrentar la decisió de terminar con las transmisiones de RCTV fue que, aproximadamente, 3.000 trabajadores se quedarían sin su trabajo, como lo hemos sabido por los grandes medios de comunicación. Sin embargo, no se ha dicho que el presidente Chávez hizo manifiesta la oferta de empleo a esos 3.000 trabajadores en la nueva televisora estatal, pues la comunicación es un campo amplio y cada quien tendrá un nuevo puesto o lugar para desarrollarla, ya que no se pretende empobrecer a los ciudadanos sino generar nuevas propuestas comunicativas para el país.

Y entonces, ¿cuál es la supuesta dictadura de Chávez?

De acuerdo a las declaraciones que, el pasado 28 de mayo, ofreciera a la cadena Telesur el ex vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, “dentro del nuevo formato de TVes deben tener cabida los sectores democráticos de la oposición, no debe ser una televisión blindada, que solamente refleje un matiz del pensamiento político venezolano”, añadiendo que nunca se ha pretendido oprimir y negar la libertad de expresión, sino reformar y transformar los espacios de comunicación que hacen parte de la construcción ciudadana. Así, se demuestra que, realmente, el caso de RCTV y el fin de su concesión debe reconocerse como el paso de una comunicación fingida y oportunista, ejercida desde una gran empresa con un gran poder económico y político, al encuentro con la expresión popular y social, no sólo de los venezolanos sino de Latinoamérica.

El efecto de las telenovelas

Uno de los mayores campos de producción de los medios televisivos y, por tanto, de comunicación y expresión en Latinoamérica está basado en las telenovelas. Elaboradas a la medida para jóvenes, adultos, amas de casa, entre otros, éstas resultan ser un motivo de entretenimiento incomparable y, así mismo, eran las más producidas por el canal RCTV y, en el caso colombiano, las más importantes fuentes de ingresos para los canales privados nacionales. No obstante, lo que no se ha analizado de las mismas es el efecto que traen sobre el pensamiento de la población, y en este caso de la población latinoamericana, cuando han llenado nuestras sociedades de relaciones consumistas, basadas en odios y rencores ajenos a la vida real y a las necesidades de nuestros pueblos, a aquellos llamados del Tercer Mundo, a los cuales se sigue sumiendo en un estancamiento cultural aberrante y apropiado para los intereses que los gobiernan.

Así mismo, la situación vivida en Venezuela, aunque un poco distante, nos atañe a todos. Al igual que el caso RCTV, los canales privados y las grandes cadenas de noticias de nuestro continente se encuentran en manos de unas pocas familias con grandes capitales y, por lo mismo, con gran poder, que, usando sus gigantescas maquinarias mediáticas, pretenden mantener en la ignorancia y en el desconocimiento de la verdad a la gente del común con productos comunicativos que, sea en forma de telenovela, noticiero o programas de opinión, retuercen los hechos en su discursopara que sus propietarios no sólo se apoderen, aún más, de la riqueza de cada país, sino de la mente y el pensamiento de cada ciudadano.

Así, es necesario rechazar que esa ignorancia, que día a día daña más al ser humano latinoamericano, siga siendo impulsada por estas empresas. El cierre de ransmisiones de RCTV y el nacimiento de un nuevo modelo de televisión estatal con TVes define un escenario nuevo del que, fraternalmente, cabe esperar que sea una nueva opción para quebrantar la manipulación, donde la calidad de sus productos culturales, culinarios, turísticos, musicales, deportivos, etc., y del tratamiento de la información de sus productos informativos proporcionen otras visiones de mundo a su público.

Sólo queda augurarle un buen futuro a este desafío y a la responsabilidad de este nuevo modelo de comunicación social, de cultura e información, demostrando que esta nueva forma de expresión representa un gran logro y, en sí, el triunfo de aquellos que luchan por una verdadera comunicación libre, por aquella que ofrezca, directamente, un espacio de expresión a todos los ciudadanos en Latinoamérica.