Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra
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La situación de la mujer campesina en el sur de Bolívar
Lucy Córdoba y Sammy Andrea Sánchez / Martes 14 de diciembre de 2010
 

La situación del campesinado en Colombia es cada vez más precaria debido a un sistema económico y político que profundiza las relaciones de desigualdad entre hombres y mujeres. En el contexto rural es necesario ahondar el tema de la mujer de una manera particular, pues son espacios diferentes en relación a lo urbano, ya que está entrelazado con todo un tejido social, cultural, político, económico que afecta de manera más significativa la vida de mujeres y hombres, pues estas regiones han sido históricamente escenarios del conflicto socio-político, económico y armado que afecta nuestro país, de igual manera ha constituido una afección grave en el desarrollo personal de las mujeres, pues a diferencia de las mujeres de las zonas urbanas, la mujer campesina ha sentido más de cerca el rigor del patriarcalismo y la violencia generada por su pareja o los diferentes grupos armados que controlan las regiones, esto entendido en el marco de un análisis de la pobreza estructural y desigualdad que viven las personas de la sociedad rural.

La violación de derechos humanos a las mujeres se constituye por el no reconocimiento de la diversidad y la negación de diferentes tendencias que surgen a partir de la riqueza misma del ser humano por experimentar y conocer su realidad, su rol en la sociedad y no seguir las normas tradicionales impuestas culturalmente sino ir más allá de lo conocido y liberarse de lo cotidiano. Así mismo la falta de oportunidades de las mujeres para participar en la vida política, la negación de la autonomía sobre su cuerpo, el poco acceso a la educación, la vida laboral y la violencia de género han sido una constante en la vida de las mujeres de los sectores urbanos y las zonas rurales de la geografía nacional.

La ACVC ha mostrado gran preocupación sobre este tema debido a la invisibilización de la situación de las mujeres y la escasa participación en los procesos organizativos y de toma de decisiones en la colectividad del campo. A raíz de ello la Asociación realizó un análisis de la situación de la mujer a partir de la metodología de diagnostico participativo junto con las mujeres campesinas de las veredas Virgencitas, Aguas Lindas y La Unión. Este ejercicio tuvo como ejes centrales la educación, participación, salud, violencia, trabajo y economía. En la vereda de Aguas Lindas un sexto eje, la recreación.

El diagnóstico realizado acerca de la situación de la mujer campesina evidencio en el aspecto de salud, que la mujer tiene un limitado acceso a la salud representado en la ausencia de un puesto de salud y personal de salud calificado para las necesidades básicas sanitarias, sumado a esto las precarias vías de acceso para el desplazamiento al casco urbano para la atención adecuada, crean un mayor riesgo para la vida e integridad física, como consecuencia algunas mujeres manifestaron la no realización de exámenes indispensables como la citología esta situación aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino, otro factor que afecta la salud de las mujeres son las constantes fumigaciones con glifosato que realiza el ejército en los cultivos de hoja de coca, es uno de los pocos medios que tienen las familias de este sector rural para sobrevivir económicamente.

Esta economía le abre una “posibilidad económica“ en la medida que esta se convierte en una triple jornada que debe desempeñar, al interior de su hogar, en la atención a las huertas y animales y el trabajo desarrollado en los raspaderos de cultivos de hoja de coca, como es el lavar ropa y cocinar para las personas que trabajan allí. Esta triple jornada limita las posibilidades de participación en espacios de decisión como las juntas de acción comunal, asociaciones y comités, en consecuencia allí no se tiene en cuenta la percepción y necesidades de las mujeres, además esta jornada de trabajo que realizan las mujeres, en su gran mayoría no facilita el acceso y participación a espacios educativos, quedando sin terminar sus estudios, además el mal estado vial y la falta de compromiso por parte de los entes gubernamentales debido al mal salario dado a los profesores que realizan sus labores cada ocho o quince días no permite una educación de calidad para las pobladoras.

La Violencia es uno de los aspectos que menos reconocen las mujeres, ya que los patrones culturales legitiman la violencia (sexual, verbal y física) al interior del hogar y en otros espacios comunitarios.

Finalmente para el análisis de la situación sobre género, es necesario profundizar en estas relaciones de poder y sus consecuencias estructurales en la mujer y el hombre, pues ha habido un impacto negativo en la participación política de las mujeres y en el proceso de sus labores cotidianas, ya que no ha existido una participación activa en los espacios políticos, comunitarios y organizativos de ellas como sujetas políticas.

Desde una perspectiva de construcción de paz, debe plantearse una equidad de género donde la labor del Estado es el ser garante de los derechos humanos de todos y todas, en el marco de esa igualdad es necesario hacer visible y llevar a la práctica cotidiana el reconocimiento de la diferencia y la diversidad existente entre los sexos y la satisfacción de necesidades fundamentales particulares.