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El día en que el terror se paseó por Chengue
Hace 10 años, 80 ’paras’, bajo el mando de ’Cadena’, asesinaron a 28 habitantes de Chengue (Sucre)
El Tiempo / Lunes 17 de enero de 2011
 

El paso siguiente fue prenderle fuego a las casas. Luego, salieron sin inmutarse y en su recorrido hasta San Onofre, donde tenían su campamento central y donde estuvieron asentados 20 días luego de la masacre, sin que la Fuerza Pública hiciera algo, saquearon casas y abusaron de las mujeres que encontraron a su paso.

"Cuando vi los brazaletes de las Auc yo sabía que nada bueno nos esperaba". La mujer que suelta la frase en medio de un suspiro es una de las sobrevivientes de la masacre de Chengue, perpetrada por los paramilitares del bloque ’Héroes de los Montes de María’, hoy hace 10 años.

La madrugada del 17 de enero del 2001, por lo menos 80 paramilitares comandados por Rodrigo Pelufo Méndez, alias ’Cadena’, llegaron al pequeño corregimiento de Ovejas (Sucre) y con ’monas’ (mazos para romper piedra) masacraron uno a uno a 28 campesinos, por ser supuestos auxiliadores de las Farc.

"No se midieron. Golpearon a ’monazos’ las cabezas de nuestros esposos y hermanos hasta que se dieron cuenta de que ya no respiraban", recuerda otra sobreviviente.

Chengue era un pueblito agradable, con una economía basada en la siembra de maíz y aguacate y con el paso ocasional de los guerrilleros del frente 37 por sus dos calles. Y eso fue, precisamente, lo que les cobraron los bárbaros que llegaron esa madrugada arrasando con todo.

"Oí un ruido en el corral y pensé que era uno de mis hermanos que había salido a ordeñar las vacas. Cuando vi a dos metros a los paramilitares, ya tenían rodeada toda la casa", agrega la mujer.

Ella, sus hermanos, sus hijos y los otros vecinos fueron sacados a la fuerza de las casas. Los paramilitares los llevaron hasta la plaza principal luego de cortar el fluido eléctrico y obligaron a las víctimas a pasar a un lado, argumentando que iban a comprobar datos en un computador.

En verdad era el paso, literalmente, al matadero. Una mujer, que años después fue identificada como Nisia Esther Velilla, alias ’Beatriz’, y quien estaba en avanzado estado de embarazo, fue quien señaló a varias personas.

Cada hombre fue golpeado en la cabeza hasta morir y otros ahorcados. Sobre las 7:00 de la mañana, cuando ya habían masacrado a sus víctimas, los paramilitares se dirigieron a los sobrevivientes y los notificaron que ese día el pueblo se acababa. "Si volvemos después y todavía están aquí, seguimos con ustedes", les dijo uno de ellos.

El paso siguiente fue prenderle fuego a las casas. Luego, salieron sin inmutarse y en su recorrido hasta San Onofre, donde tenían su campamento central y donde estuvieron asentados 20 días luego de la masacre, sin que la Fuerza Pública hiciera algo, saquearon casas y abusaron de las mujeres que encontraron a su paso.


Desesperanza

Cada habitante de Chengue tomó lo que pudo y salió huyendo. Muchos nunca regresaron. Otros, han intentado volver pero aún tienen viva la imagen de la ’carnicería’ que los paramilitares hicieron con sus familiares.

Lo peor de todo es que la fiscal Yolanda Paternina Negrete, que buscaba a los responsables, fue asesinada el 29 de agosto de 2001 en Sincelejo. Lo mismo ocurrió con dos de los investigadores, y al ’para’ conocido como ’Cadena’, se lo tragó la tierra. De cerca de 60 paramilitares vinculados al crimen han sido condenados tres, entre ellos Uber Bánquez, alias ’Juancho Dique’. La justicia, diez años después de que el terror se paseó por Chengue, sigue sin llegar.

Militares fueron absueltos

Diez años después de la masacre de Chengue, un fiscal de derechos humanos pedirá que se revisen varios de los casos de uniformados que fueron absueltos por su presunta participación en el hecho.

Entre esos están los de los sargentos de infantería de Marina Euclides Bossa y Rubén D. Bolívar, quienes han sido mencionados por ’paras’ desmovilizados en las audiencias de Justicia y Paz. Aunque la Fiscalía considera que es evidente que la masacre fue perpetrada con ayuda de integrantes de la Fuerza Pública, hasta el momento ningún uniformado ha sido condenado.

De hecho, en casos como el del contralmirante Rodrigo Quiñónez, quien para la época era el comandante de la Primera Brigada de Infantería de Marina, mientras que la Procuraduría lo sancionó por no haber adoptado medidas para proteger a la población civil, la Fiscalía lo absolvió en julio del 2005. Las investigaciones contra el coronel (r.) Norman León Arango, jefe de la Sipol, y cuatro uniformados, siguen abiertas.