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¿Cómo va la guerra en el país?...
El balance de militares e insurgentes
Carlos Medina Gallego / Sábado 30 de abril de 2011
 

A finales de marzo y comienzos de abril del 2011 aparecieron en circulación entrevistas a dos de los responsables de la guerra en el país. La primera, al general Alejandro Navas Ramos, comandante del Ejército Nacional, publicada por el periódico El Nuevo Siglo y, la segunda, a Rodrigo Londoño Echeverry, conocido con el alias de Timochenko, miembro del Secretariado y segundo al mando de las FARC, pública en Anncol. La particularidad que tienen las dos entrevistas es que permiten cruzar los puntos de vista de los mandos en la percepción que le corresponde a cada uno de la guerra, sobre la evolución y el estado actual de la misma.

Para el general Navas, la trasformación de la confrontación y los logros alcanzados por el Estado y la fuerza pública obedece a la decisión del gobierno de la seguridad democrática de colocar toda la voluntad política en alcanzar la victoria militar sobre la insurgencia y el terrorismo y haber convocado todos los campos del poder(político, económico, social, militar) a acompañar y desarrollar la confrontación superando el error estratégico e histórico de emplear el poder militar solamente para sofocar la violencia. Según el general la guerra se la había dejado a los militares, siendo que las guerras no las ganan los ejércitos sino los pueblos. Para él un papel importante han jugado en la guerra las marchas de la población contra las FARC, los impuestos para fortalecer las fuerzas militares, las redes de cooperantes y la creación del servicio militar de soldados campesinos.

Los logros alcanzados por la fuerza pública en la confrontación a la insurgencia hacen que el general se incline hacia una salida en la que la presión militar, combine de manera coherente y complementaria el Plan de Seguridad y Defensa del Ministerio, el Plan de Guerra de las Fuerzas Militares, los planes de campaña de la Armada Nacional y la Fuerza Aérea y el Plan estratégico de la Policía Nacional dejando un pequeño espacio político a la negociación con unas reglas de juego favorables al gobierno nacional en el que se pueda aplicar la pax romana, como aquella que se le da al vencido. Para el general Navas, el proceso de negociación debe producirse cuando la insurgencia este vencida y su moral de combate haya sido quebrantada. Según la percepción del general, en el momento actual, el gobierno ha neutralizado el plan estratégico de la Farc, ha frenado el avance de la organización a través del Bloque Oriental sobre la capital de la República y han sido obligados a retornar a la guerra de guerrillas, al uso de explosivos -la colocación de minas y bombas- y a la utilización de francotiradores para enfrentar la ofensiva de la Fuerza Pública. Considera el general que las bases están desmotivadas, que los golpes dados a los mandos y a los comandantes han sido fuertes para la organización porque eran jefes experimentados difíciles de reemplazar.

No obstante lo anterior, el general reconoce que las Farc persisten en su plan estratégico de la toma del poder, que no están derrotadas y que el tramo que queda por recorrer a la fuerza pública es el más difícil, que el fin del fin fue un slogan, un grito de combate, que les dio buenos resultados en su momento, pero que el esfuerzo que queda por hacer es el más fuerte y difícil, por ser el más cruento. Para el general la guerra está entrando en un nuevo momento y el mismo requiere de reentrenar la tropa, sobre todo la oficialidad operativa colocando al frente de los entrenamientos su fe en la causa como sustento de su moral de combate.

Para el General la particularidad de Cauca y Nariño, como polos de intensa confrontación, se corresponde con una situación en la que se combinan las prácticas de terrorismo, la implementación de las acciones milicianas, la defensa de la actividad del narcotráfico, el involucramiento de la población como escudos de guerra y las adversidades del sistema atmosférico que no deja desarrollar como en otras partes los apoyos aéreos de inteligencia y operativos. Pero, su balance general señala que las FARC perdieron su capacidad para tomarse pueblos, montar bloqueos de la vía por largas horas, hacer pescas milagrosas, reunir columnas de doscientos y trescientos hombres para tomarse un pueblo, una base militar o una estación de policía y que, con la fuerza conservan solo pueden hacer terrorismo. Gran parte de la estrategia de confrontación a la guerrilla de las FARC se centró sobre el logro de objetivos de gran impacto, entendidos estos como los principales responsables de la organización, comandantes y miembros del Secretariado, no obstante, el General Navas Ramos termina señalando que el centro de gravedad de las FARC no es Alfonso Cano porque al tener la organización un cuerpo de mando colegiado al morir uno de los miembros es reemplazado inmediatamente.

La postura y percepción del Comandante del Ejército es insolutamente clara, van ganado la guerra, pero la victoria aun esta por alcanzarse y el tramo que les queda es el más duro de todos; el dialogo debe producirse en el espacio que deja la derrota militar a la manera de una pax romana que es la que se le otorga a los vencidos.

La segunda entrevista, otorgada por Timochenko, este parte de aceptar que las FARC ha recibido duros golpes, sobre todo las bajas en el Secretariado, el Estado Mayor, los comandantes de Frente y numerosos guerrilleros, la mayoría de ellas propinadas por bombardeos que la guerrilla no está en condiciones de enfrentar y que no constituyen muertes en combate. Señala igualmente que los golpes que ha tenido la organización obedecen a los procesos de infiltración de los organismos de inteligencia que han logrado llegar muy cerca de los miembros del Secretariado como en los casos de Reyes, Rios, jojoy, Rincón y Fabián Ramírez que logra sobrevivir a la presencia de los GPS que se colocan cerca de ellos. A esta situación le suma el papel de los desertores, que se venden por algunos millones, entre los que se encuentran mandos superiores, como los que posibilitaron el éxito de la Operación Jaque. Sin embargo, señala Timochenko, todos esos elementos son parte de la guerra, son sus imponderables, así lo entienden y así los asimilan por fuertes que sean.

Según el entrevistado se ha recompuesto el Secretariado y El Estado Mayor Central, los mandos están completos, los muertos han sido reemplazados. La organización se encuentra preparando la fuerza para la lucha política y militar, incorporando nuevo guerrilleros y militantes a las FARC, el PCCC y el Movimiento Bolivariano para realizar trabajo de masas en las regiones y en las ciudades, se consideran una fuerza real con base social, que no se siente ni derrotada, ni reducida a la profundidad de la selva.

Timochenko no se hace ilusiones con que el gobierno de Santos va a ser distinto al de Uribe, señala que durante el tiempo que fue su Ministro de Defensa fue agresivo en la aplicación militarista de la política de seguridad democrática; que el presidente representa al sector más tradicional de la oligarquía y que hasta ahora no ha presentado una política de Paz. Señala que la ley de Victimas y tierras es importante pero no lo suficientemente fuerte para que tenga impacto en la paz. Considera que el gobierno exige pero no hace gestos de paz, que no existe la menor posibilidad de claudicación y entrega y que están orientados hacia el dialogo, pero en igualdad de condiciones. Que están dispuestos a pactar una paz si es con democracia y justicia social y en ese caso a dejar las armas. Están a la búsqueda de una paz para hacer la política sin armas, pero no en condición de rendición o derrota. Que han dado a conocer cinco temas sobre los que están dispuestos a dialogar: tierras y víctimas, soberanía nacional, modelo económico, reformas políticas y apertura democrática.

No obstante su insistencia sobre la paz, Timochenko, señala que las FARC hará la guerra mientras exista el conflicto y se insista en acabarlos por la vía militar. Para él las formas de lucha cambian cuando se accede a la democracia y a los cambios que requiere el país y dieron origen al conflicto armado. Para las FARC, en la voz de Timochenko, resulta difícil transitar un camino de paz si en él no existe contrapartida y las soluciones se dan a medias: se propone una ley de tierras pero no una reforma agraria; se habla de reparar a las víctimas pero se sigue matando sindicalistas y gente de izquierda; la violación de derechos humanos es una realidad. No han cambiado las razones que dieron origen a la lucha armada.

El segundo al mando de las FARC asegura que están dispuestos a pactar acuerdos humanitarios: a ponerle fin a las retenciones si el gobierno acaba con los falsos positivos y la desaparición forzada; ponerle fin al minado, si el gobierno suspende los bombardeos…ponerle fin a la guerra y si se le abre paso a la paz. Acabar la guerra demanda de estar dispuestos a un dialogo constructivo. Si se abre el proceso de dialogo y paz, lo prioritario es lo político. Asegura Timochenko.

Las dos entrevistas nos ubican en espacios distintos; uno, el del general Navas, hace énfasis en la necesidad de la victoria militar y la paz romana, el otro, el de Timochenko, reconoce los golpes recibidos, señala la disposición para la paz, pero no la acepta como resultado de la redición o la derrota.

Después de más de medio siglo de conflicto armado en Colombia, las posibilidades de dar por terminadas las hostilidades entre el Gobierno y la insurgencia, parecen estar muy lejanas, a pesar de los esfuerzos que desde distintos lugares de la sociedad civil y la comunidad internacional se realizan. El gobierno optó por la solución militar en el contexto de la implementación de la política de seguridad democrática y ha desplazado a un segundo plano la salida política negociada, resulta absolutamente claro los pronunciamientos coincidentes entre el general y el presidente Santos en el sentido que para ganar la guerra falta poco. ¿Qué tanto…? Lo que dure la terquedad de uno y otro para decidirse a andar el camino de la solución política negociada.

No obstante, es necesario reconocer e insistir que ninguna de las partes se niega a considerar la posibilidad de un dialogo de paz para encontrar solución al conflicto armado; los intentos y experiencias acumuladas en épocas anteriores durante las administraciones Betancur y Pastrana, se constituyen a pesar de los resultados en una importante escuela de aprendizajes de cuyas lecciones se pueden corregir procesos y precisar objetivos y metas alcanzables para pactar una salida política y negociada a la guerra con Las FARC y el ELN.

Por ahora, sería pertinente crear una comisión ilustrada de diplomáticos de la paz, con suficiente capacidad para moverse de manera discreta entre los actores, explorando posibilidades, escuchando inquietudes, generado acercamientos y en general, construyendo sólidas bases para que un proceso futuro pueda tener éxito, porque lo que se ve acá en la voz de los entrevistados es que si se les deja a los militares la tarea de construir la paz, los civiles y demócratas de este país nunca la vamos a ver.

Nota final uno: ¡qué ironía!... hace poco se hizo públicas las inconformidades al interior de los mandos militares de la fuerza pública por la conducción de las distintas fuerzas en cabeza de un alto oficial de la Armada…; simultáneamente, se escucharon los cuestionamientos de Alfonso Cano, a algunos de los miembros del Secretariado, por aburguesamiento…Parece que esas cosas de los poderes internos, de los celos y las envidias…no es un problema solamente del Vaticano...; si las cosas siguen así, pronto habemus nuevo Comandante General de las Fuerzas Armadas…

Nota final dos: Bogotá. 19 de Abril de 2011: en qué lugar del mundo se nos fue refundiendo los sueños de los que un día le apostaron a la paz, dejaron las armas y se hundieron en el lodo de la política… ¿Quién fue el que dijo: la revolución es una fiesta?... ¿y el que dijo: entre todos cambiaremos la historia de nuestro país… palabra que si!!?... Pues hay que hacer de la revolucion una fiesta de la democracia y entre todos... cambiar el país.