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A pesar de la represión, el pueblo nortesantandereano continúa resistiendo
 

Capítulo Norte de Santander.

Del movimiento hacemos parte mujeres y hombres, comunidades de diverso origen étnico, cultural y generacional, organizaciones sociales, sindicales y políticas que hemos vivido el impacto de la violencia generada por el estado colombiano, a través de violaciones masivas y sistemáticas de nuestros derechos individuales y colectivos, políticos, económicos, sociales, culturales.

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El departamento de Norte de Santander ha sido uno de los territorios más golpeados por la barbarie paramilitar, la cual, lejos de disminuir bajo la supuesta “desmovilización” de sus estructuras, ha seguido incrementándose a través de distintas modalidades criminales como el aumento de las desapariciones forzadas y las muertes selectivas. En consecuencia, ya no se presentan hechos tan horrorosos como las masacres de La Gabarra o Filogringo (perpetradas en la región del Catatumbo) o las múltiples matanzas que se dieron en los barrios populares de la ciudadela Juan Atalaya o en el barrio Cecilia Castro, pero cada día es más frecuente la aparición de cuerpos asesinados con arma blanca en la ciudad de Cúcuta o las muertes de campesinos a manos de las Águilas Negras y las fuerzas militares en el Catatumbo, donde la fuerza pública, para garantizar la impunidad de sus crímenes, hace pasar a los campesinos asesinados como “guerrilleros dados de baja en combate”.

Lo que no se entiende, además de este falso argumento sobre la muerte de los campesinos de la región es que sus cuerpos sean encontrados con innumerables muestras de tortura, lo cual pone de manifiesto la sevicia con la que las fuerzas militares están violando los derechos del pueblo nortesantandereano. Tampoco es admisible que se presenten este tipo de hechos en uno de los departamentos con mayor presencia de fuerza pública en el país. Actualmente operan en el territorio nortesantandereano hombres de las Brigadas XXX, Móvil No. XV y el Plan Especial Energético y Vial No. 10. Los campesinos dan cuenta a su vez de las operaciones esporádicas por parte de los hombres del Batallón contraterrorista No. 45 “Héroes de Majagual”, correspondiente a la V Brigada, implicada en numerosos casos de violaciones a los derechos humanos.

Un ejemplo de los elevados índices de militarización en el departamento se evidencia también en la región del Catatumbo, donde hay aproximadamente 7000 hombres de la Brigada XXX y 3000 que operan bajo la jurisdicción de la Brigada Móvil XV. Además, el gobernador de Norte de Santander, Luís Morelli, informó a finales del mes de julio de este año “que en el mes de noviembre una nueva brigada del Ejército será instalada en la zona oriental del Catatumbo, fronteriza con Venezuela, para garantizar la seguridad a proyectos petroleros y agrícolas promovidos por el gobierno”. [1] Mientras los organismos de control del gobierno protegen sus intereses por medio de la militarización, los paramilitares de “las Águilas Negras” siguen sembrando el terror entre la población civil sin que los agentes estatales hagan nada por evitarlo o contando con su connivencia en muchos de los casos.

Por otra parte, el interés geoestratégico y económico del Estado colombiano y las grandes trasnacionales en el departamento nortesantandereano se pone de manifiesto en las palabras del gobernador del departamento: “El área es muy estratégica… venimos promoviendo la explotación de carbón a cielo abierto, para lo cual es fundamental que tengamos seguridad e infraestructura (…) además la zona tiene un gran futuro y potencial en la producción de carbón y petróleo (...) para lo cual están en marcha procesos de exploración, pero también se han sembrado 8500 hectáreas de palma africana, uno de los cultivos promocionados por el gobierno para la generación de biocombustibles”. [2]

A pesar de todo, el pueblo nortesantandereano resiste

Ante este panorama, las organizaciones campesinas, obreras, populares y defensoras de los derechos humanos del departamento han decidido seguir adelante con sus luchas y fortalecer sus procesos organizativos, contraponiéndose al miedo y al terror que pretenden infundirles las estructuras paraestatales.

Un ejemplo de ello es la constitución del capitulo departamental del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado de Norte de Santander, el cual se ha venido constituyendo desde hace más de un año y hoy cuenta con la participación de varias organizaciones sociales. También es importante resaltar el éxito del proceso organizativo logrado a través de la Mesa de Fortalecimiento Organizativo de la Población Desplazada en Norte de Santander, en la que participan también diversas organizaciones que apoyan y se solidarizan con la población desplazada, emprendiendo iniciativas tan importantes como “La gran marcha de la población desplazada”, que tuvo como fin principal denunciar los diez años de incumplimiento de la ley 387 de 1997. En este espacio participaron más de 1000 personas de todo el departamento, lo cual evidencia cómo la población nortesantanderana ha comenzado a luchar de frente contra el miedo y el terror impuestos por la estrategia paraestatal.

Otro esfuerzo organizativo de vital importancia es el de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), cuyos miembros han reanudado su lucha por el territorio y la reivindicación integral de sus derechos ante el Estado, a pesar de la dura represión que tienen que enfrentar cotidianamente a causa de los operativos del Ejército y las incursiones de los grupos paramilitares.

La escuela de formación de líderes “David Jaime” es una muestra de la fortaleza organizativa que día a día construyen los campesinos de Ascamcat, al igual que varías organizaciones del departamento que, aunando esfuerzos, han constituido el capitulo departamental del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, confluyendo en esta propuesta de orden local y nacional con la que buscamos que la verdad, la justicia y la reparación integral para las víctimas de los crímenes de lesa humanidad, sean derechos respetados y garantizados; propendiendo además porque la estructura paraestatal sea desmontada definitivamente y nunca más vuelva a presentarse la persecución y el exterminio sistemático de la población civil a manos de las fuerzas estatales y paraestatales.

Por esta razón afirmamos que: a pesar de la represión, el pueblo nortesantandereano continúa resistiendo, y persistimos en que lo siga haciendo. En este sentido, las voces del pueblo nortesantandereano se suman a nuestro lema , lo fortalecen y vivifican, porque: somos semillas, somos memoria, somos el sol que renace ante la impunidad.

Notas:

[1Agencia EFE y Associated Press. “Colombia movilizará más militares cerca de frontera con Venezuela”. 23 de julio de 2007.

[2Ídem.